
Cuando un libro es especial para ti recuerdas mucho más cosas que solamente el contenido. Te viene a la cabeza aquel momento delicado en que lo leíste, o el lugar en el que te encontrabas mientras pasabas las páginas. Puede incluso que hasta ciertos aromas familiares estén impregnando el ambiente a la hora de pensar en el tomo.
Mira, a mi me pasa con el libro de Neil Strauss, «The Game». Cayó en mis manos poco después de que mi ex-novia me dejara. Estaba en Mojácar, en la otra punta de España, cuando recibí aquella llamada por teléfono que cambiaría el débil universo que había construido.
Si te soy sincero, en su lugar yo hubiera hecho lo mismo, también me hubiera ido con otro. Por aquel entonces era un auténtico pringado. Cuando miro ahora atrás me doy cuenta de la lástima que daba.
Pasé varios días llorando día y noche, me convertí en un cadáver andante. Ni comía, ni bebía, ni dormía. Todo me recordaba a ella, pensaba que la vida se me escapaba entre las manos si no estábamos juntos.
Estaba consumido por la confusión, no entendía por qué aquella chica no quería estar conmigo si se suponía que era el novio perfecto.
Nada tenía explicación, y eso era lo que más me dolía. Había hecho todo lo que se suponía tenía que hacer y a cambio la vida me había dado una bofetada con las dos manos abiertas.
Al noveno día de penurias me planté y me hice una promesa: «esto no me volverá a suceder jamás».
Sólo me faltaba encontrar la manera para hacerlo. Fue cuando cayó en mis manos el libro de Strauss. Todas las preguntas que me atormentaban tenían respuestas y en aquella obra empecé a encontrarlas.
Aquel conocimiento me dio tranquilidad. Empecé a sentir una paz mental como nunca antes había disfrutado. El puzzle que tenía entre las manos lo había estado mirando al revés y al fin las piezas encajaban.
Empecé a poner en práctica sus enseñanzas y los resultados fueron impresionantes. En los siguientes meses disfruté de una abundancia que jamás había podido siquiera imaginar.
Entendí las reglas de la partida y jugaba con ellas a mi antojo. Ahora era yo quien decía no a nuevas relaciones. Elegía, en lugar de luchar por ser elegido.
Lo que sucedió después es que me pasé de rosca, pasé de un extremo al otro. Me olvidé de que era un don nadie y que lo seguiré siendo toda la vida (como todos), y como las cosas me salían bien, pensé que era el rey del mambo y que podía hacer lo que se me viniera en gana. Entonces hice daño a personas que no se lo merecían, pero esas historias serán contadas en otros momentos.
Con el libro de Paramés me sucedió algo parecido: de repente varias piezas del puzle encajaron
La fiebre del Análisis Value había llegado a España, era el tema de moda en los círculos económico-financieros. La gente había dejado de fiarse de las recomendaciones del director de la sucursal, teníamos muy recientes escándalos bancarios como el caso de las preferentes. Los inversores necesitaban nuevas fuentes de conocimiento, necesitaban aprender ellos mismos estrategias de inversión.
Comenzaron a circular libros clásicos como «El Inversor Inteligente» de Benjamin Graham o «Un paso por delante de Wall STreet», de Peter Lynch. Después de leer a estos autores americanos me dio curiosidad por saber qué había sucedido en España. ¿Había algún referente a quien seguir?
Así fue como llegué a este escrito que no tardé en leer más de una semana. Fue tal el impacto que me causaron las ideas principales que no paraba de darle el coñazo a la gente de mi entorno con lo que más me había llamado la atención. Te las cuento en los siguientes apartados.
Quién es Francisco García Paramés, el autor
Desde que tenemos registros auditados, es el mejor inversor español. En los 25 años que estuvo llevando las riendas de Bestinver, la compañía de inversión de la familia Entrecanales, propietarios del grupo Acciona, obtuvo una rentabilidad media anualizada impresionante: un 15% de media.
Estamos hablando de un gestor cuyos resultados están a la altura de Warren Buffet, el hombre más rico del planeta.
Pero todas las buenas épocas llegan a su fin y, tras diferencias con los dueños, se vio obligado a abandonar el puesto en 2014. Una de las cláusulas que le impusieron fue la de no poder hacer la competencia durante 2 años, periodo que debía respetar antes de incorporarse a otra gestora. En este descanso obligado es cuando se dedica a escribir el libro del que te voy a hablar.
Remontémonos a los inicios: su aterrizaje en Bestinver fue fruto de la casualidad, y de una noche de borrachera
Paramés no fue un gran estudiante y ni siquiera le llamaba la atención el mundo de las inversiones al terminar la carrera. Después se fue a Barcelona a hacer un máster en una escuela de negocios y, al terminar, comenzó una ronda de entrevistas por las empresas. Una de ellas era Bestinver, a la que estaban convocados varios de sus compañeros.
Él sabía que no estaban en disposición de acudir, ya que les habían dado las tantas la noche anterior estando de juerga. Se presentó para mantener un mínimo la imagen de la escuela, para no hacerles quedar como unos niñatos informales.
A Paramés no le sucedió como a los jugadores del Madrid, que el día de la presentación siempre dicen que soñaban desde pequeños con jugar en el club. No. Él acabó en Bestinver porque otros estaban durmiendo la mona después de haber bebido varias copas de más.
A pesar de que su destino parecía marcado para incorporarse a una consultora o auditora, este brusco giro de timón sacará a relucir el genio que llevaba dentro.
Quién iba a decir que un alumno normalito de la complutense que ni siquiera había sido capaz de aprobar la selectividad en junio sería multimillonario pocos años después.
Paramés también es un superviviente
Y no me estoy refiriendo a haber superado las crisis .com y la burbuja Subprime. Me refiero a que es de las pocas personas que ha salido con vida después de un accidente aéreo.
Cuenta en la biografía que regresaban en avión privado – la única vez que lo habían utilizado con ese propósito – después de una conferencia de inversores en Pamplona. En la aeronave había 6 tripulantes: 4 miembros de Bestinver y dos pilotos. Uno de los pilotos y el director financiero no regresaron con vida.
No sé cuál es la probabilidad de sobrevivir a un accidente de avión, pero debe ser ínfima. Supongo que cerca del 1%. Pues Paramés está en ese selecto grupo de gente que lo puede contar.
¿Por qué me hablas de un inversor de largo plazo si tu sistema es de corto plazo?
Si estoy haciendo esta reseña no es porque haya decidido enfocar la Academia a operaciones a 5, 10 o 15 años vista. No, no es eso. Lo hago porque no hay tantas diferencias entre cómo piensan los inversores de largo plazo y cómo piensan los swing-traders.
Es cierto que el método cambia entre unos y otros. Pero detrás del método está la base que lo sustenta: la mentalidad de cazador. Aunque se trabajen horizontes temporales totalmente opuestos, como la noche y el día, los fundamentos son los mismos.
La filosofía que sigue Paramés o el mismo Warren Buffet es igual de válida para un trader intradía. Es un tema del que ya hablé en este otro artículo:
Nos metemos de lleno en los aspectos que puedes sacar de utilidad para tu trading
Más allá de la parte autobiográfica, hay otros puntos curiosos, como cuando admite que tiene una parte ludópata. Lo hace con toda la naturalidad del mundo porque todos la tenemos. ¿O a ti no te sucede sentir el latido del corazón más rápido cuando llevas una operación abierta?
Admite que la compra de las acciones es el refugio para acallar esa parte. Así mata dos pájaros de un tiro: quema la adrenalina y desarrolla su trabajo. Gestionando tal cantidad de millones de euros tiene cubierto ese cupo.
Me veo reflejado en lo que dice Paramés cuando voy con mis amigos al casino, de tarde en tarde el plan es ir allí a quemar euros. Se ponen como locos con la ruleta y yo, en cambio, apenas juego. Voy allí y miro tranquilamente. Quizás apuesto 10 o 20 euritos, pero tampoco más.
Es que no me apetece. Casi todos los días tengo alguna posición abierta en el mercado y con eso ya voy servido, no me hace falta jugarme los cuartos en otros sitios.
Las 3 directrices para fortalecer la parte psicológica
Paramés dice que el sistema es importante, por supuesto. Cómo va a decir lo contrario. Pero me encanta la parte en la que dice que la cabeza es incluso más importante que la parte técnica.
Pone ejemplos de cuando le han ido mal dadas y cómo ser fuerte de mente le ayudó a sobrevivir. No debe ser fácil lidiar con clientes millonarios que están muy nerviosos, pidiendo explicaciones a una pérdida del 20% en su patrimonio. Sin una mente privilegiada, sería imposible saberlo llevar.
Estos consejos, pensados para la inversión a largo plazo, también los puedes aplicar a tu trading:
#1. En ocasiones tu sistema no funcionará y llegarán las pérdidas
No pasa nada, es lo más normal. Las pérdidas han existido, existen y seguirán existiendo. Querer evitarlas es absurdo, es de débiles.
Es como pretender que un niño no se caiga ni se haga daño nunca. No, la vida no es así. Tarde o temprano se pegará un buen mamporro y tendrá heridas y sangrará.
Paramés dice que cambiar a otro método cuando vienen mal dadas será tu muerte como inversor. En las épocas duras es cuando hay que seguir haciendo lo mismo. Cuando más hay que creer y perseverar.
#2.Olvídate de las oportunidades que vengan «regaladas»
No importa lo que esté haciendo el vecino. ¿Que se ha forrado con el Bitcoin? Perfecto, dale la enhorabuena y alégrate sinceramente por él.
Pero no intentes replicarle, no intentes forrarte tú también con el Bitcoin porque la ola ya ha pasado. Si le copias vas tarde, estás entrando en un punto que no es bueno. Así que haz un apagón informativo y olvídate de lo que está haciendo el resto.
La única manera de que te vaya bien en bolsa es estando plenamente centrado en lo que haces tú. No en lo que hacen los demás.
#3. Cuando todo el mundo ha perdido la esperanza es una buena operación
Cuentan que en el crack americano del 29 llegó a haber gente tirándose por las ventanas, frutos de la desesperación por haberlo perdido todo. Lo que no sabían esos operadores es que poco después la bolsa levantaría alas y tendrían unos grandiosos resultados.
Lo que te quiero decir es que si notas miedo alrededor será porque estás tomando una decisión correcta.
Así que a mantener la cabeza fría siguiendo el plan.
Te cuento cuál es el elemento clave que te diferencia entre ser uno más o ser el más grande
Para terminar te voy a contar una verdad incómodaad incómoda: nadie se hace rico por leer mucho, ni por actualizarse, ni por estar pendiente de lo que hace la competencia.
Todo eso se da por supuesto en un buen profesional. Quien no lo haga ya sabe lo que le espera: el mercado le va a expulsar porque otro va a coger su sitio. Si no espabilas se quedan con tu trozo del pastel, así es la vida.
A lo largo del libro descubrimos muchos aspectos de la vida de Paramés: que dedica muchas horas al trabajo, que está siempre leyendo los estados financieros de las empresas, que sabe delegar tareas… En definitiva, es un gran profesional.
Pero ser un gran profesional no le ha convertido en el mejor gestor español de todos los tiempos. Gestores hay muchos, pero Paramés sólo hay uno. Lo que le ha diferenciado es la manera de actuar en los momentos de pánico.
Ha conseguido ser una estrella por ir en contra de lo que hacía la mayoría, por darle a la tecla cuando los demás estaban temblando, por poner toda la carne en el asador cuando en todos los informativos parecía que el final del mundo estaba cerca.
En esas ocasiones extremas no pestañea. Mueve las fichas al centro de la mesa y se planta con el All-In. Va con todo a por la OPORTUNIDAD.
Fíjate si le da importancia al concepto «Oportunidad», que el término aparece 52 veces en el libro
Mientras que el resto de gestores está deshaciendo posiciones asustados en plena crisis subprime, él está viendo una oportunidad histórica con BMW a PER 3. En marzo de 2009 cotizaba a 11€ por acción y él lo valoraba a 100€. En solamente 4 años la inversión se multiplicó por 7.
Entre el año 1996 y el 2000 el mercado valoró incorrectamente muchas empresas del IBEX35. Hubo grandes oportunidades en títulos sólidos como Acerinox o ArcelorMittal, con las que multiplicó por más de 5.
Por último, también incide en lo que NO es una oportunidad. Hay numerosas referencias a la burbuja inmobiliaria y a la burbuja tecnológica del año 2.000, las cuales detectó a la perfección y avisó a sus clientes de lo que estaba sucediendo. Al igual que sabe cuándo toca poner la carne en el asador, también sabe cuándo hay que estarse con las manos quietas.
También deja claro que estas grandes ocasiones aparecen de pascuas a ramos
Por eso nunca va invertido al 100%, sino que siempre tiene un remanente en liquidez. Así dispone de balas en la recámara para dispararlas cuando llega la acción. No vaya a ser que haya gastado el cartucho pegando tiros al aire y se encuentre desprotegido frente al peligro real.
Pueden pasar 7 años sin ver una mísera oportunidad y de repente encontrar 3 seguidas en 6 meses. Así funciona el mercado.
El que sabe esperar y dispara en el momento justo, será el futuro millonario. El que dispara sin ton ni son y cuando llega el momento clave se achanta… nadie hablará de él. Tan sencillo como eso.
Y ahora te voy a dar una noticia: no hace falta esperar una década para encontrar buenas oportunidades con las que ganar dinero.
Hay oportunidades de trading todas las semanas. Sólo que la mayoría no es capaz de diferenciarlas porque están mirando el mercado con unas gafas que no les deja ver. Pasan por delante de sus narices pero les es invisible.
Tú puedes empezar a detectar las oportunidades como lo hacen los grandes. Para ello tienes que ponerte las gafas adecuadas y eso sólo se consigue entendiendo el mercado a través de un sistema de trading. En el siguiente enlace tienes más información:
Haciendo Trading buscando oportunidades Swing
Antes de terminar me gustaría conocer alguna batallita tuya:
¿Habías leído el libro de Paramés o de algún otro gestor de fondos?
¿Crees que es compatible la filosofía de largo plazo con el trading de corto plazo?
¿Cuál ha sido la mejor oportunidad que has aprovechado en tu vida?
Un fuerte abrazo y muy buen trading buscando oportunidades 😉
Enrique Mazón
