
El recuerdo de algunos libros va más allá del contenido.
Al pensar en ellos te viene a la cabeza ese momento especial en que lo leíste. O el lugar en el que te encontrabas mientras pasabas las páginas.
Incluso hasta parece que ciertos aromas familiares impregnan el ambiente.
Mira, a mi me pasa con el libro de Neil Strauss «The Game».
Mi ex-novia me había pisoteado sin piedad.
Me encontraba en Mojácar, a 800 kms de casa. Estaba caminando por el paseo marítimo cuando recibí una llamada suya. Algo habitual al ser ya de noche. Querría contarme cómo le había ido el día.
Pero esta vez el tono era diferente. No traía buenas noticias.
Lo que me iba a decir iba a suponer un antes y un después.
Me dejaba para irse con otro.
No la puedo culpar, en su lugar hubiera hecho lo mismo. Era un auténtico pringado.
Pasé varios días llorando día y noche. Ni comía, ni bebía, ni dormía. Me convertí en un cadáver andante.
Luego entendí que el dolor venía por no entender nada. No encontraba explicación. Un sinsentido.
¿Por qué se ha ido con el malote si la cuido, la trato bien y la invito a cenar a los mejores restaurantes?
Estaba consumido por la confusión. Había hecho todo lo que se suponía tenía que hacer y a cambio la vida me había dado una bofetada con las dos manos abiertas.
Al noveno día me planté y dije: nunca jamás. Me prometí no volver a pasar por algo así. A partir de ahora llevaría el control.
Sólo me faltaba encontrar la manera para hacerlo.
Fue cuando cayó en mis manos el libro de Strauss.
Todas las preguntas que me atormentaban tenían respuestas y en ese libro empecé a encontrarlas.
Aquel conocimiento me dio tranquilidad. Sentía una paz mental como nunca antes había disfrutado.
Era un puzzle en el que las piezas al fin encajaban. Sólo que lo había estado mirando del revés durante demasiado tiempo.
Empecé a poner en práctica sus enseñanzas y los resultados fueron impresionantes. En los siguientes meses disfruté de una abundancia que jamás había podido siquiera imaginar.
Entendí las reglas de la partida y jugaba a mi antojo. Ahora era yo quien decía NO.
Elegía, en lugar de luchar por ser elegido.
Poco después llegaron los problemas. Me pasé de rosca e hice daño a personas que no se lo merecían.
Pasé de un extremo del tablero al otro.
Aunque esa historia te la contaré en otro momento.
Con el libro de Paramés me sucedió algo parecido.
La fiebre del Análisis Value había llegado a España.
Circulaban clásicos como «El Inversor Inteligente» de Benjamin Graham o «Un paso por delante de Wall STreet» de Peter Lynch.
Por cierto, aquí tienes una reseña de este último.
Pero antes de empezar con los autores americanos quería saber qué había pasado en nuestro país. Quién era el referente dentro de nuestras fronteras.
Así fue como llegué a este escrito que no tardé en leer más de una semana mientras disfrutaba de unas vacaciones de verano con mi familia en Huelva.
Fue tal el impacto que recuerdo a la perfección las ideas principales. No paraba de darle el coñazo a mi padre con lo que más me llamaba la atención.
Te lo cuento en los siguientes apartados.
Quién es Francisco García Paramés
Saltó a la fama por llevar al estrellato a Bestinver, la compañía de inversión de la familia Entrecanales, responsables del grupo Acciona.
Más en concreto se le conoce por ser la cara visible de BestinFond, un fondo de inversión que llegó a acumular una rentabilidad media anualizada del 15% durante 25 años.
No está mal. Prácticamente a la altura de Warren Buffet.
Pero todas las buenas épocas llegan a su fin y, tras discrepancias con los accionistas, abandona el puesto. De esta manera pone fin a la mejor racha inversora de un gestor español.
Tras su salida tiene varias ofertas, pero no puede por una cláusula del contrato. Debe esperar 2 años antes de incorporarse a otras gestoras de fondos.
En ese periodo de obligado descanso escribe el libro protagonista de hoy.
Pero remontémonos a los inicios: su aterrizaje en Bestinver es fruto de la casualidad.. y de una noche de borrachera
Paramés no fue un gran estudiante – aprueba la selectividad en septiembre – y ni siquiera le llamaba la atención el mundo de las inversiones al terminar la carrera.
Pero se va a Barcelona a realizar un máster en una escuela de negocios y, cuando lo termina, comienza la ronda de entrevistas por las empresas.
Una de ellas era Bestinver, a la que estaban convocados varios de sus compañeros.
Él sabía que no estaban en disposición de acudir a la entrevista porque les habían dado las tantas de juerga. Se presenta allí para mantener un mínimo de imagen de la escuela, no quedar como unos niñatos informales.
A Paramés no le sucede como a los jugadores del Madrid, que el día de la presentación siempre dicen que soñaban desde pequeños con jugar en el club.
No.
Acaba en Bestinver porque otros estaban durmiendo la mona después de una noche de fiesta. Lo que son las cosas.
A pesar de que su destino parecía marcado para incorporarse a una consultora, este brusco giro de timón sacará a relucir el genio que lleva dentro.
Quién iba a decir que un alumno normalito de la complutense que ni siquiera había sido capaz de aprobar la selectividad en junio sería multimillonario en cuestión de años.
También es un superviviente
Y no me estoy refiriendo a haber superado las crisis .com y la burbuja Subprime.
Lo que más me impactó de su biografía es que se estrelló viajando en avioneta.. y lo pudo contar.
Regresaban en avión privado después de una conferencia de inversores en Pamplona. En aquel vuelo había 6 personas: 4 miembros de Bestinver y dos pilotos.
Fallecieron dos de los tripulantes: el director financiero y un piloto.
No sé cuál es la probabilidad de sobrevivir a un accidente de avión. Debe ser ínfima. Supongo que cerca del 1%.
Pues Paramés está en ese selecto grupo de gente que lo puede contar.
¿Por qué me hablas de un inversor de largo plazo si tu sistema es de corto plazo?
Antes de continuar quiero hacer una paradita en el camino.
Si estoy haciendo esta reseña no es porque me haya vuelto loco de repente. Ni tampoco es que haya cambiado la temática de la Academia y ahora esté enfocada a operaciones a 5, 10 o 15 años vista.
No, no es eso.
Lo hago porque no hay tantas diferencias entre cómo piensan los inversores de largo plazo y cómo piensan los swing-traders.
Es cierto que el método cambia mucho entre unos y otros.
Pero detrás del método está lo más importante, lo que le sustenta: la mentalidad de cazador.
Aunque se trabajen horizontes temporales totalmente opuestos, como la noche y el día, la base es muy similar.
Lo que dicen Paramés o Warren Buffet es igual de válido para un trader intradía.
Es un tema del que ya hablé en este otro artículo:
Nos metemos de lleno en el libro
Un pasaje que me hace mucha gracia es cuando el tío, con toda la naturalidad del mundo, admite que tiene una parte ludópata. Al igual que todo el mundo.
Él busca refugio en la compra de acciones para acallarla. Así quema la adrenalina.
¿Quién no ha sentido cómo su sangre bombea más rápido, las pupilas se le dilatan o se siente nervioso al ejecutar una operación? A todos nos ocurre.
Esa necesidad la da por satisfecha siendo gestor de fondos. Moviendo tantos millones de euros arriba y abajo tiene cubierto el cupo.
Me veo reflejado en lo que dice Paramés cuando voy con mis amigos al casino. De tarde en tarde el plan es ir allí a quemar euros.
Se ponen como locos con la ruleta. Echan dinero y dinero, y es normal. A todos nos excita apostar los cuartos.
Yo, en cambio apenas juego. Voy allí y miro tranquilamente. Quizás 10 o 20 euritos, pero tampoco más.
Es que no me apetece. Casi todos los días tengo alguna posición abierta y con eso ya voy servido, no me hace falta jugarme la pasta en otros sitios.
También es llamativo el peso que le da a la parte psicológica
Y no puedo estar más de acuerdo con él.
Mira, técnicamente puedes ser el mejor trader del mundo. Pero si no eres fuerte de cabeza olvídate de hacer pasta en el mercado.
Pero ni de coña.
Las directrices que da Paramés las puedes aplicar a tu trading:
- En ocasiones tu sistema no funcionará y entrarás en pérdidas. Sigue haciendo lo mismo. Cambiar a otro método será tu muerte inversora.
- Cuando alguien venga y te diga la cantidad de dinero que ha hecho invirtiendo en XXX (rellenar) olvídate de subirte a esa ola. La oportunidad ya ha pasado. Céntrate en lo que haces.
- Cuando nadie a tu alrededor tiene la mínima esperanza es cuando más hay que confiar en tus posiciones. Hacer caso a los demás sólo te despista.
El concepto central del libro: la diferencia entre ser uno más o ser el grande está en las oportunidades
Nadie se hace rico por leer mucho. Ni por estar actualizándose constantemente. Ni por estar pendiente de lo que hace la competencia.
Eso se da por supuesto. Y quien no lo haga ya sabe lo que le espera: el mercado le va a expulsar porque otro va a coger su sitio.
Si no espabilas se quedan con tu trozo del pastel. Así es la vida.
De Paramés descubrimos que es un currante de primera, que tiene un gran apoyo en su familia, que sabe delegar.. Es un gran profesional, desde luego.
Pero el plus lo aporta en ciertos momentos clave. En los momentos de pánico.
Cuando la bolsa sale en las noticias para avisar de lo mal que va el mundo, cuando la gente a su alrededor se compadece de él por invertir en bolsa, cuando los demás están temblando, él ve una gran oportunidad y pone toda la carne en el asador.
No pestañea. Mueve las fichas al centro de la mesa y avisa del All-In.
Mientras que el resto de gestores está deshaciendo posiciones él está viendo una oportunidad histórica con BMW a PER 3 y multiplicar x7 la inversión.
A lo largo del libro comenta otras grandes oportunidades como la compra de Acerinox o ArcelorMittal. En todas ganó muchísimo dinero.
Fíjate si le da importancia al concepto «Oportunidad» que el término aparece 52 veces en el libro.
También deja claro que estas grandes ocasiones aparecen de pascuas a ramos. Por eso siempre tiene un remanente en liquidez, para tener balas en la recámara. No le gusta fundirlas donde no toca y tener el cartucho vacío.
Pueden pasar 7 años sin ver una mísera oportunidad y de repente encontrar 3 seguidas en 6 meses.
El que sabe esperar y dispara en el momento justo, será el futuro millonario.
El que dispara sin ton ni son y cuando llega el momento clave se achanta.. nadie hablará de él.
Y ahora te voy a dar una noticia que te va a alegrar la tarde:
No hace falta esperar década para encontrar oportunidades.
Ni mantener años y años acciones en cartera para sacar una rentabilidad decente.
Hay oportunidades todas las semanas y todos los meses. Sólo que la mayoría no las detecta porque están mirando con unas gafas que no les deja ver.
Tú puedes ponértelas desde ya mismo. ¿Quieres aprender a detectar las oportunidades como los grandes? Entonces sigue este enlace:
Haciendo Trading buscando oportunidades Swing en directo
Antes de terminar me gustaría saber tu opinión.
¿Habías leído el libro de Paramés? ¿O de algún otro gestor de fondos?
¿Crees que es compatible la filosofía de largo plazo con el trading de corto plazo?
¿Cuál ha sido la mejor oportunidad de tu vida?
Déjame un comentario contando una batallita, ¡estoy deseando leerla!
Un fuerte abrazo y muy buen trading buscando oportunidades 😉
Enrique Mazón
