
En mi segundo año en Madrid compartí piso en el barrio de Hortaleza, al norte de la capital, con un tío bastante peculiar.
Rodrigo era el típico bohemio que pretendía arreglar el mundo sin mover un dedo, quejándose desde el sofá. Para lo único que tenía energías era para poner a parir al sistema.
Lo curioso es que ese mismo sistema le permitía vivir mejor que el 95% de la población mundial, ya que era informático y cobraba un sueldazo al alcance de muy pocos.
Cuando hablábamos de política él tiraba de repertorio con frases que había oído a otros genios. Me parecía increíble que, siendo un tío inteligente, no le diera para más que para repitir eslóganes como un lorito.
Recuerdo algunas frases que, en ocasiones, me desesperaban. Como cuando hablaba desde la burbujita del resort a un paso de la pobreza extrema:
«He estado de vacaciones en Indonesia y les he visto súper felices viviendo con 2 euros al día. No como aquí, que estamos atrapados por el consumismo».
Le respondí que si tan felices son podía mudarse y probar durante un tiempo eso de ganar 500 euros mensuales. Pero que cuando le ocurriera algo y tuviera que visitar al médico, no esperara encontrar todas las comodidades de las que disfrutaba en España.
Luego estaba la cantinela de echar la culpa a América de los males del mundo:
«La crisis de Venezuela es culpa del sabotaje Americano. No les dejan progresar».
Ya, por eso los hijos de Maduro y Chavez son multimillonarios y viven en apartamentos de varios millones de dólares en Nueva York.
El comunismo no tiene nada que ver con arrasar una civilización. Seguro que todos esos venezolanos que han escapado a pie del país, cruzando la frontera con nada más que una mochila, es porque estaban encantados del paraíso que dejaban atrás.
Seguro que han renunciado a todas sus pertenencias, a sus raíces y a su familia, por gusto.
Y, cómo no, también había que culpar a los ricos y buscar alguna excusa para quitarles el dinero:
«Con lo que se ahorran en impuestos esos asquerosos de las Sicavs no tendríamos déficit».
Una vez me dio tanto el coñazo con ese tema que abrí los datos del Instituto Nacional de Estadística y le hice ver que estaba equivocado. No me hicieron falta más de 5 minutos.
Bien, con estos antecedentes imagínate su reacción cuando le conté mi trabajo: especulaba en los mercados buscando ganar dinero en operaciones rápidas. Me puso de demonio para arriba, diciendo todo tipo de burradas:
- Que si no genero valor a la sociedad,
- Que si me aprovecho de los pobres de no se dónde,
- Que si mi trabajo debería prohibirse…
Luego poco a poco se fue interesando por lo que hacía. Al tío se le daban bien las matemáticas y la estadística y aunque ladraba una cosa, en el fondo le llamaba la atención cuando me veía trabajar con los grafiquitos.
Le expliqué por encima en qué consistía mi estrategia y también le dije el programa con el que trabajaba (se lo descargó en cuanto me di la vuelta). Cuál fue mi sorpresa cuando a los pocos días Rodrigo vino a decirme que se había abierto una cuenta de trading.
Me mostraba sus operaciones y la verdad es que no le iba nada mal. Al cabrito se le daba bien.
A las pocas semanas cambió de trabajo y se fue a vivir a Tres Cantos. Perdimos la relación, pero pasado un año me volvió a escribir. El tío tenía ganas de enseñarme sus hazañas en bolsa.
Se había pasado a las acciones y con la gran volatilidad que vivimos en la época del COVID había pegado unos Profits de campeonato. Había puesto la cuenta patas arriba. Le noté bastante motivado, incluso eufórico.
Parecía mentira, el mismo que decía que la bolsa era un mundillo de gentuza sin escrúpulos ahora estaba encantado de haber ganado dinero en varias operaciones.
Aproveché para recordarle nuestras conversaciones en las que me echaba en cara que yo especulara. Le dije con ironía que se había pasado al lado oscuro.
Eso le debió revolver por dentro porque de repente se puso muy nervioso. Al principio no sabía por dónde salir hasta que, pasados unos segundos, se recompuso y fue capaz de articular una frase:
«Kike, yo no estoy especulando. Estoy invirtiendo, que no es lo mismo»
Aguantando la risa a duras penas me despedí con amabilidad. Desde entonces no hemos vuelto a hablar.
Aunque preferí no contestar a aquella última frase en el post de hoy voy a hacerlo. Rodrigo, si estás leyendo, que sepas que nuestra conversación podría haber continuado de la siguiente manera:
¿Realmente existen diferencias entre los especuladores y los inversores?
La mayoría asocia especulador a un concepto negativo, como si fuera alguien que se aprovecha de los demás. En cambio, cuando te refieres a un inversor parece que estás hablando de alguien serio, una persona de fiar.
Es la típica falacia ad populum: creemos que algo es cierto simplemente porque el pueblo (populum) cree que es cierto. Pero eso no tiene por qué ser así.
Para empezar vamos a analizar los dos conceptos por separado. A ver si es verdad eso de que unos son los buenos y otros son los malos.
La incertidumbre y el especulador van de la mano
Vamos a tirar de diccionario. Las definiciones que devuelve la R.A.E. al buscar «especular» son las siguientes:
- Reflexionar en un plano exclusivamente teórico»
- Hacer conjeturas sobre algo sin el conocimiento suficiente»
Es curioso, cada vez que haces una trade buscando sacar dinero, estás haciendo justo lo que dice el diccionario:
- Tomas la decisión de entrada en base a una «reflexión teórica». En otras palabras, las reglas de tu sistema.
- «Haces conjeturas sin tener el conocimiento suficiente». Correcto, ya que es imposible de conseguir el 100% de certeza en ninguna estrategia.
Parece que el término oficial de especulador se corresponde con la realidad. Así que vamos con el otro protagonista: el inversor.
El Inversor nunca tiene las ganancias garantizadas (aunque esto nadie lo dice)
Espero que no hayas dejado el diccionario muy lejos, porque toca abrirlo de nuevo. Vamos a buscar qué es invertir:
- «Emplear una cantidad de dinero en un proyecto o negocio para conseguir ganancias»
No puedo estar más de acuerdo con la definición. Estaremos de acuerdo en que para invertir hay que meter dinero en un activo esperando retornos en el futuro. Hasta aquí nada nuevo.
En ningún lado dice si para ser inversor hay que tener mucho o poco dinero. De hecho, ese es otro de los errores comunes: pensamos que sólo los millonarios como Amancio Ortega pueden invertir y es mentira. El currito que mete cada mes 120€ a un fondo también es inversor.
Cada uno en su liga, pero ambos invierten. Aquí no hay ni buenos ni malos. Inversor es quien invierte sin importar cuánto.
Ahora bien, el diccionario emite una cosa. Te la cuento a continuación.
El Especulador y el Inversor son primos hermanos a pesar de que nos quieran hacer creer lo contrario
La trampa está en lo que oculta la definición. Te recuerdo que decía «emplear una cantidad de dinero en un negocio para conseguir ganancias».
El inversor espera sacar rentabilidad. Lo normal es que lo consiga (si hace las cosas bien). Pero, ¿siempre alcanza su objetivo?
O dicho de otro modo: ¿los beneficios están garantizados?
Ni mucho menos amigo. Eso no lo dice el diccionario, pero el inversor también puede equivocarse. Y los errores invirtiendo salen caros: pierdes tu propio dinero.
Ningún inversor cuenta con la certeza absoluta de los beneficios futuros
Vaya, si resulta que el especulador y el inversor no son tan diferentes como nos quieren hacer creer:
- Ambos toman una posición en el mercado esperando retornos, arriesgando su dinero.
- Basan sus decisiones en el conocimiento adquirido, pero nada les garantiza el éxito.
Resulta que son parientes y hasta el momento ni nos habíamos dado cuenta. ¿Cómo puede ser que todo el mundo los vea como si fueran enemigos? ¿Por qué se empeñan en enfrentarlos cuando resulta que tienen muchas cosas en común?
Hay una razón por la que esto sucede. Paso a contártela.
El Inversor es un tipo de Especulador, pero aquí entran la concepción de Familia y Empresa
Cuando miramos atrás y vemos lo que se ha hecho toda la vida nos gusta que las cosas sigan siendo así. Nos gusta sentir que todo ha tenido un sentido y que la tradición va a continuar. Me explico.
La inversión más importante de una familia siempre ha sido su propia casa. Te protege de la inflación y se pueden obtener rentas de ella. Esto es economía de primero.
Otros bienes, como el coche, son pasivos (en contra de lo que la gente cree). Nada más sacarlo del concesionario ya pierde un 15% del valor como mínimo. Y desde entonces sólo se va a depreciar y sólo te vas a gastar dinero en mantenerlo. No esperes sacar ningún rendimiento.
Invertir en una casa también supone un esfuerzo y un compromiso a largo plazo. Muy pocos la pueden pagar en 2 o 3 años, lo normal es pagarla en más de 15 años.
Por lo tanto, parece que invertir está bien porque transmite valores positivos:
- Te permite tener un techo sobre el que dormir,
- Puedes formar una familia,
- Te comprometes a pagar – y trabajar – durante más de una década.
Ahora bien, ¿significa que tu casa siempre va a revalorizarse? Por supuesto que no. Vete con el cuento a quienes compraron en el pico de la burbuja inmobiliaria, entre el año 2006 y 2008.
Puede que pasen 30, 40 o 50 años y aquellos precios no se vuelvan a ver, como les pasó a mis tíos (te conté su desgracia en este post sobre el ciclo del mercado).
Eso de que comprando casas nunca se pierde dinero.. tururú.
Otra inversión tradicional es la puesta en marcha de los negocios.
Ninguna empresa empieza surfeando la ola desde el minuto uno. Para alcanzar el éxito hay que dedicarle mucho tiempo, esfuerzo y dinero. Si arrancas un negocio pensando en pegar el pelotazo a los 3 meses vas listo.
Claro que las empresas dan dinero, pero hay que tomar las decisiones correctas y trabajar duro siguiendo un camino claro. Y a veces ni con esas la supervivencia está asegurada. Las torres más altas también han caído:
- Nadie pensaba que Kodak, la líder mundial en fotografía, pudiera quebrar como lo hizo en 2012.
- También parecía imposible que General Motors pudiera bajar la persiana, ya que era el mayor grupo fabricante de automóviles. Y ocurrió en 2009.
- Hasta el banco más antiguo de Inglaterra, el Barings Bank, pegó una sonada bancarrota. ¡Por culpa de un trader de futuros!
¿Cómo echaron el cierre estas gigantescas compañías si tenían a los profesionales más cualificados, contaban con los mejores directivos, y vendían los mejores productos?
Porque amigo, al mercado todo eso le da igual. Una mala racha te puede llevar por delante.
Es hora de dejar de creer en los cuentos de hadas y enfrentar la realidad.
La mala fama del Especulador viene por un cáncer de la sociedad: la ENVIDIA
Asociamos al inversor como al propietario de una finca que planta un árbol joven y lo riega todos los días, esperando tenerlo dentro de 20 años robusto y frondoso, aprovechando su sombra para echarse la siesta en las tardes de verano. Y aun así un parásito lo puede matar y que se le pudra, destrozando todo su trabajo.
En cambio el especulador es el vecino de al lado, y como utiliza un fertilizante especial – que él mismo ha creado – el árbol crece mucho más rápido. En solamente 5 años se está echando la siesta con la que su vecino está deseando.
Es como si estuviera atajando. El especulador consigue beneficios rápidos sin dedicar tanto esfuerzo. Y eso nos repatea.
Entonces nos inventamos que el fertilizante está haciendo daño a las fincas de al lado. Que por su culpa el resto de árboles no crecen, y vamos a por él. Aunque eso sea mentira.
Se le ve como un «aprovechado» del sistema: la mayoría se está deslomando para ganarse la vida y él llega con su conocimiento, hace su apuesta y sale ganador.
La realidad es que al especulador exitoso se le tiene envidia. Por eso se le intenta despreciar. Por eso se le ataca.
Imagina que llevas varios años intentando conquistar a la chica de tus sueños, pero ninguna estrategia te da resultado. De repente llega un tío bien vestido, seguro de sí mismo, y a las primeras de cambio se la lleva diciendo cuatro chorradas. ¿No te daría tirria?
Si fueras inteligente intentarías copiarle para triunfar la siguiente vez que salgas a ligar, pero si eres como la mayoría te convertirás en su hater y pondrás excusas culpándole de tus penas mientras te rechazan una y otra vez.
Y con esa actitud no se llega a ningún sitio.
Lo que no se dice de los especuladores es que están asumiendo el mismo riesgo, o incluso más, que los inversores. Nadie habla de las pérdidas de un especulador, solo se les asocia a tiburones financieros que llevan un Aston Martin, visten un Rolex y les acompaña una modelo finlandesa.
Si al señor del que te hablé antes le sale mal la jugada de echar el fertilizante, su tierra hubiera quedado inutilizada y no hubiera podido plantar nada más en su finca. Ese terreno hubiera pasado a valer cero euros.
Estaría en la ruina sin nadie que le rescate.
Mira, quien es capaz de especular en un mercado y ganarse la vida haciéndolo correctamente, está demostrando una inteligencia por encima de la media. Esa es la realidad.
Con menos inversión de esfuerzo y tiempo consigue mejores resultados.
¿No te gustaría estar en su lugar?
La Especulación y la Inversión en el Trading
Mira, todo lo que te estoy contando está inventado desde hace mucho tiempo. Hace más de 100 años Henry Dow ya dedicó un apartado de su libro para hablar del especulador y decía cosas muy parecidas a las que tienes en este artículo. Le definía como una figura imprescindible para garantizar el progreso de la sociedad.
Sin los aciertos del especulador y, sobre todo, sin sus errores, no avanzaríamos. Nos quedaríamos estancados viéndolas venir.
Te dejo el enlace a la review del libro «La Teoría de Dow» por si quieres echarle un vistazo:
Ya para terminar te voy a contar una anécdota que me causó una gran decepción. No te pienses que estas envidias, pullitas y confusiones entre el inversor y el especulador no sólo es propia de gente sin conocimientos financieros. Qué va.
También hay mucho señorito titulado al que le gusta poner etiquetas separando los dos términos. Encasillan a los especuladores en el rango bajo, como si hubiera una clase superior y otra inferior.
Como cuando separaban en el autobús a los negros de los blancos.
Un día por casualidad me encontré a un antiguo compañero del Máster en Finanzas 5 años después de haber terminado. Él estaba en Banca Privada y le vi totalmente cambiado. Parecía que le habían lavado el cerebro.
Al hablarle de mi dedicación al Trading quiso rebajarme diciendo que el intradía era una lotería y que los mercados estaban manipulados, como si aquello no sirviera para nada. Era como si estuviera levitando unos pasos por encima del resto.
Yo le dije que tenía razón: es muy difícil ser rentable. Pero cada semana hay varias oportunidades para ganar dinero y se pueden detectar. Lo difícil es ser constante.
Hacerlo sin un sistema es imposible. Comprar o vender porque hoy llueve o mañana hace sol es un fracaso asegurado. No llegarás ni a la vuelta de la esquina.
Pero si basas tus decisiones en el conocimiento de muchos años de experiencia, te apoyas en la estadística y llevas una gestión monetaria como lo hacen los grandes, lo tendrás mucho más fácil que todos aquellos que lo dejan por imposible.
Esa filosofía es la que enseño en mi Curso de Trading:
El Curso de Reversión a la Media: 6 meses de Trading con operativa en directo y tutorías
Dejémonos de querer dividir, separar o tratar de acomplejar a la otra parte. El enemigo no es el de al lado. El enemigo es la mano fuerte que siempre va a querer quedarse con tu dinero.
Y para vencerles necesitas entender los fundamentos del mercado, que no van a cambiar jamás.
Te dejo de nuevo el enlace al curso de trading donde tendrás ese poder en tu mano:
El Curso de Reversión a la Media: 6 meses de Trading con operativa en directo y tutorías
Antes de acabar me gustaría conocer tu opinión con un comentario:
¿Qué opinas de la especulación?
¿Especulas o inviertes?
¿Alguna vez has sido víctima de algún hater anti-mercados?
Un saludo y muy buena inversión.. o especulación 😉
Enrique Mazón
¿Pierdes el control de tu operativa?
Llévate GRATIS el Cuadro de Riesgo y la hoja de Análisis de Resultados