nick leeson

Por primera vez en el blog comparto contigo historias de traders famosos que no sólo se arruinaron ellos mismos, sino que dejaron pérdidas másivas en su camino. Hoy comienza el serial «grandes fracasos en el trading»

Se trata de la quiebra del Barings Bank, uno de los mayores escándalos financieros de la civilización moderna causado sólamente por una persona.

Este banco inglés era uno de los más longevos de Inglaterra, con casi 250 años de historia. Entre sus clientes había personalidades ilustres como la mismísima Reina de Inglaterra.

Imagínate que mañana en las noticias te dicen que el Banco Santander o el BBVA van a echar la persiana porque a un especulador se le han ido de las manos unos cuantos Stops.

¿No te parecería imposible? Pues sucedió, y no hace tanto tiempo.

Te dejo con la historia de Nick Leeson, el trader con demasiado poder en sus manos que no supo asumir a tiempo la derrota:

 

El fulgurante ascenso del Barings Bank. Los hijos de un comerciante textil llegaron a financiar las guerras más importantes del mundo

El Barings Bank fue fundado en 1.762 por dos hermanos de la familia Baring: Francis y John. Su padre era un comerciante de telas alemán que se había casado con una mujer inglesa.

Francis fue la cabeza pensante del proyecto y quien trabajó más en los inicios, mientras que John era el socio «silencioso».

Empezaron en las afueras de Londres y en tan solo 5 años ya se habían mudado a unas oficinas en la City. El sector de las commodities les hizo volar en plena expansión del comercio internacional.

Otra de las actividades que reportó mucho dinero a la familia Barings era una actividad de la que hoy no podrían sentirse orgullosos. Financiaban el traslado de los esclavos desde la Guayana, una región situada en la frontera con Venezuela. Era un negocio de lo más lucrativo.

 

En el año 1.774, solamente 12 después de su fundación, el banco Barings empieza a operar en Estados Unidos y en 1.802 ayuda a financiar la mayor adquisición de tierra en la historia: la compra de Louisiana. Era el territorio equivalente de hasta 12 Estados actuales.

La transacción se hizo en París, con 3 millones de dólares pagados en Oro y el resto en bonos del Estado americano.

Técnicamente USA no fue el comprador de esa gran cantidad de terreno, sino que el banco Barings pasó a ser el titular de casi la mitad de los Estados Unidos.

Es lo mismo que cuando te compras una casa. Técnicamente el banco tiene todos los derechos sobre la propiedad. Tú serás el propietario cuando termines de pagar la hipoteca.

Antiguo Estado de Louisiana

¿Sabes quién era la dueña de esta basta región? Francia.

¿Y sabes quién mandaba sobre Francia? Napoleón Bonaparte.

Los tres millones de dólares fueron destinados a pagar los altos costes de la guerra. Napoleón se había buscado conflictos en España, Portugal, Inglaterra, Alemania, Prusia, Rusia, Italia, Serbia.. Y mantener este despliegue militar era caro. Muy caro.

 

No fue el único conflicto armado en el que la entidad bancaria estuvo involucrado. También prestó fondos al tesoro americano para soportar la guerra de 1.812 contra Inglaterra por las colonias de Canadá.

Aunque su papel más decisorio fue en la segunda Guerra Mundial, dando liquidez al gobierno británico cuando más lo necesitaba.

Sí, podríamos decir que el banco Barings influyó decisivamente para dar por concluida el mayor genocidio de la historia.

 

Con esta introducción lo que quiero decirte es que no estamos hablando de la Rumasa de turno, ni de Caja Castilla La Mancha. La empresa protagonista de hoy fue una de las compañías más grandes del mundo. Decisiva para terminar la maldita Guerra Mundial.

Supongo que ahora te estarás preguntando: ¿cómo pudo un sólo trader quebrar este mastodonte bancario?

Te sigo contando:

Nick Leeson: así acabó siendo una estrella el estudiante de Watford que suspendía matemáticas

Leeson era el hijo de una enfermera y un escayolista de una pequeña ciudad al norte de Londres. Nunca destacó en las aulas, de hecho aprobó bachillerato por los pelos, sin aprobar las matemáticas. No llegó a pasar por la Universidad, sino que directamente entró a trabajar en el banco privado Coutts de administrativo.

Solo dos años después, en 1987, dio el salto a Morgan Stanley. Pasaba de ser el chico de los cafés a entrar en contacto con el dinero en mayúsculas: liquidaba las operaciones de Futuros y Opciones de una cartera de clientes.

Pero Leeson tenía mucha ambición, quería más. Para escalar dentro de Morgan Stanley se da cuenta que tienen que pasar muchos años y él no puede esperar tanto tiempo, así que en el 89 se pasa al Barings Bank. Su primer sueldo serán 12.000 libras anuales.

 

Es aquí donde será recordado para siempre.

Nada más entrar le asignan una misión de «apagafuegos»: un equipo de cuatro especialistas en liquidación deben ir a Hong Kong para solucionar los problemas de la oficina en Yakarta, la capital de Indonesia.

Es su primera incursión en el lejano oriente. Y no será la última.

La oportunidad irrechazable de dirigir un equipo de trading en Asia

La misión de Yakarta es un éxito y los ingleses regresan triunfantes a Londres.

Entonces la directiva le plantea a Leeson un nuevo reto: capitanear la oficina de Opciones y Futuros en Asia. Es el año 1992 y Barings ha decidido expandirse en el mercado asiático. Lo hará en su mayor centro financiero: Singapur.

Ya instalado en el micro-estado Leeson sabe que está ante la oportunidad de su vida. Es el jefe de un departamento que está moviendo millones cuando hace apenas un par de años se dedicaba a hacer las fotocopias de sus jefes en Morgan Stanley.

Además, las informaciones con Londres no fluyen como deberían. Nick Leeson se da cuenta y es cuando empieza a ocultar información.

Está sólo sin nadie que le vigile. Tiene manga ancha. Y vaya si lo aprovechará.

Jefes a miles de kilómetros, bonus millonarios y ninguna política de riesgo. Un cóctel explosivo que tarde o temprano tendría que explotar

Decide apostar al «todo o nada» especulando con el capital del propio banco. La jugada le sale bien y en su primer año gana 10 millones de libras esterlinas, el 10% de los beneficios anuales de Barings.

Para su bolsillo van derechitas 130.000 libras de premio.

Pero lo peor no es eso. Lo peor es que los directivos le ven como una especie de rey Midas. Creen que todo lo que toca Leeson se convierte en oro.

En la cena de Navidad es el auténtico centro de la fiesta. Todos presumen de conocerle o de haber trabajado con él. Todos quieren saber su opinión de lo que va a hacer el mercado en los próximos meses.

Nick Leeson se ha convertido en la estrella del banco.

Ya te imaginarás cómo será el nuevo ejercicio en Singapur. ¿Crees que se conformará con el impresionante bonus que ganó el año pasado? ¿O crees que irá a por más, ya que puede hacer y deshacer como le plazca?

Has acertado. Los excesos recientes serán una broma en comparación con lo que está por venir.

Leeson es intocable y le tienen endiosado a 11.000 kms de Londres. No tiene ningún supervisor directo. No puede equivocarse.

Pero los errores, tarde o temprano, llegan. En sus memorias cuenta que la primera gran metedura de pata fue cuando uno de sus empleados vendió 20 contratos de futuros para el Fuji Bank, cuando la orden era de compra.

Ese fallo le costó a la compañía 20.000 libras.

Sólo él sabe esta información, nadie lo ha detectado. En lugar de reportarlo a Londres y asumir la pérdida se inventa una jugada contable para hacerla desaparecer:

Crea la cuenta 88888. La cuenta del engaño.

Su numeración son cinco ochos seguidos porque es el número de la suerte chino. Es una cuenta de contabilidad interna destinada para errores menores de administración. En ningún caso está destinada para ocultar las pérdidas del trading.

En este punto puede parar, pero no lo hace. A partir de este momento la cuenta 88888 será un recurso del que tirar cuando el mercado no juegue a favor. Ahí esconderá las pérdidas.

En pocos meses se volvería un adicto al engaño.

Sigue traspasando las operaciones negativas a la famosa cuenta 88888 y la bola va creciendo, con la intención de recuperar cuando llegase una buena racha.

Uno de sus traders, un indonesio que llegaba a trabajar después de largas noches de fiesta, perdió más de 40.000 libras en una mañana. El mismo Leeson olvidó cerrar una posición de 500 contratos. Esto le costó a Barings 1,7 millones de dólares.

Ya no había marcha atrás.

La dirección de Barings no sólo le había nombrado director general y jefe de trading. También era el responsable de la contabilidad y los reportes.

Lo habitual es que estos dos puestos fueran ocupados por personas diferentes. Pero la extrema confianza en Leeson propició estas situaciones extraordinarias.

Era juez y parte. Él era su propio supervisor. Algo absurdo.

Permitirle hacer ambas cosas hizo que fuera posible el desenlace trágico que estaba a punto de suceder.

 

La debacle del Nikkei con el terremoto de Kobe y huida por el mundo para terminar en la cárcel: memorias de un trader arruinado

En 1993 las pérdidas de la cuenta 88888 alcanzaban los 23 millones de libras, disparándose a 208 millones a finales del 94.

La estrategia de Leeson era martingala: cada vez que cerraba en negativo duplicaba el volumen de contratos intentando recuperarse rápido. En algunas ocasiones le había funcionado, llegando a cubrir un descubierto de 6 millones de libras.

Después de esta recuperación se juró a si mismo dejar los engaños y ser honesto.

Sin embargo, el ego le pudo.

Tenía que mantener su reputación de genio y la única manera era seguir generando beneficios, como ya había hecho en el pasado reciente. Volvió a especular muy agresivo.

Pero esa buena racha nunca regresó y tuvo que volver a utilizar la cuenta de errores para esconder sus enormes pérdidas.

Cuando se veía a punto de la bancarrota, Leeson obtenía más dinero de Londres con historias inventadas. Debido a su excelente don de gentes conseguía las transferencias evitando preguntas incómodas y auditorías internas.

La estrategia no tenía ningún misterio: tomaba grandes posiciones a la contra cuando los precios hacían un brusco movimiento. Si el mercado caía, él compraba sobrepasando los límites de riesgo.

Sus posiciones llegaron a suponer el 40% de todos los futuros comprados en el índice japonés Nikkei. Esto funcionaba muy bien en periodos laterales, pero cuando los precios entraban en tendencia la estrategia hacía aguas.

barings bank

Destrucción en Kobe después del terremoto de 1.995

El castillo de naipes que había construido sin base alguna que lo sustentara se podía derrumbar en cualquier momento. Era un método de trabajo muy frágil, donde las ganancias eran pequeñas y las pérdidas gigantescas. Insostenible.

Sólo era cuestión de tiempo que la mecha se prendiera para incendiar el bosque en un cálido día de agosto.

Sucedió 17 de enero de 1995, cuando un terremoto de magnitud 7 en la escala Ritcher sacudió la ciudad japonesa de Kobe. Hubo más de 6.400 fallecidos.

Los mercados asiáticos se hundieron y Nick Leeson considera que ésta es la oportunidad de su vida para salir a flote: pide más dinero a la central y arriesga todo lo que tiene comprando futuros y opciones del Nikkei.

Apuesta que la bolsa se recuperará rápidamente.

Sin embargo, en esta ocasión las subidas nunca llegarán.

Barings Bank caía en la bancarrota.

Leeson dejó una nota que decía «Lo siento» y huyó de Singapur el 23 de febrero.

Las pérdidas llegaron a 827 millones de libras (1.400 millones de dólares), el doble del efectivo líquido disponible del banco. El agujero era insalvable.

Tras un intento fallido de rescate, Barings, que había sido el banco mercantil más antiguo del Reino Unido, fue declarado insolvente el 26 de febrero.

leeson arrestado

Nick Leeson detenido por las autoridades

Leeson huyó con lo puesto a Malasia. Después salta a Tailandia y finalmente aterriza en Alemania, donde le detienen en Frankfurt. El 20 de noviembre de 1995 es extraditado a Singapur. Allí debe ser juzgado.

En el juicio se declara culpable de todas las acusaciones. Había engañado a los auditores del banco y a la bolsa de Singapur. También había falsificado documentos.

Fue condenado a seis años y medio en la prisión de Changi, pero le liberaron en 1999 tras habérsele diagnosticado un cáncer de colón, del que terminaría sobreviviendo.

 

¿Y qué ha hecho Nick Leeson desde entonces?

Antes de terminar debes saber que el trader de Watford no quedó apartado de la sociedad por su pasado criminal y tuvo que mendigar para subsistir, sino que supo reconducir su vida. Dejó Reino Unido y ahora vive en Galway, Irlanda.

Allí ha tenido una vida de lo más ocupada:

  • Ha sido director general del equipo de fútbol de su nueva ciudad, el Galway United, entre 2007 y 2011,
  • Es el responsable de una academia de comerciales,
  • Suele dar ponencias en la Universidad,
  • Ha participado en el reality Gran Hermano, terminando en cuarta posición.

También cobra unos jugosos derechos de imagen por la película que llevó a la gran pantalla: Rogue Trader. En ella Ewan McGregor se mete en la piel de Leeson. Merece la pena verla para regresar a esa no tan lejana época en que las transacciones se hacían a voz en grito en medio de la marabunta.

Plano de Leeson en «Rogue Trader»

 

¿De verdad sólo un trader fue el culpable de quebrar un banco?

Lo fácil es poner la diana en una persona, pero no me parece justo centrar todas las culpas en Leeson.

Hubo otros agentes que intervinieron y que desencadenaron todo lo que vino después.

Todos tuvieron su parte de responsabilidad.

El primero fue el regulador

Antes de ir a Singapur Leeson ya había tenido problemas con la justicia.

Le habían denegado la licencia de corredor en Reino Unido por una sentencia en su contra que había dictado el National Westminster Bank.

Él se las ingenió para que esta información no apareciera en la solicitud de bróker para su destino en Asia. Nadie detectó el fraude.

El segundo culpable fue la directiva del banco

Cometieron errores flagrantes. Por mucho que confíes en una persona no puedes darle plenos poderes sin pedirle ninguna explicación.

Y no sólo porque se pueda equivocar sin querer, que también. No tener ningún superior sobre el que responder sencillamente es no entender la condición humana.

La codicia, avaricia, ambición.. han existido, existen y existirán. Y si a costa de otros uno puede enriquecerse, lo intentará en cuanto vea la posibilidad. Te la van a liar, nunca te puedes descuidar.

Lo que me gusta del caso de Nick Leeson es que muchas veces nos pensamos que la gente que trabaja en las entidades financieras son perfectos,  como si estuvieran en otra liga superior. Cuando no es así. Ni están hechos de otra pasta ni tienen habilidades inalcanzables.

También les mueve el ego, se agobian por mantener un supuesto status, necesitan tener una reputación. Y eso, amigo, no es barato. Hay que pagar un coste por ello.

Y si otro lo puede pagar por ti, como la historia que te acabo de contar, mejor que mejor.

El último gran culpable es el propio Nick Leeson

Ojo, que no estoy quitándole la culpa que se merece eh. Engañó a todo el mundo.

Tenía que ser un embaucador auténtico para conseguir que le montaran un departamento de trading a su antojo, financiándolo con millones y millones de libras que él se dedicaba a perder.

Y ojo, porque la jugada le podía haber salido bien. Sabía hacer dinero, eso está claro. Pero no supo parar (de ello te hablé en este post).

Su gran error fue la gestión del riesgo.

Por mucho que tengas una estrategia que gane millones nunca te va a servir de nada si eres incapaz de mantenerte constante.

O si vas a estar cambiando el volumen cada dos por tres en función de lo eufórico o deprimido que te encuentres.

Fíjate si es importante la gestión de riesgo que te va a situar a un lado u otro del tablero. En el de los ganadores o en el de los perdedores.

Lo que no te he dicho hasta ahora es que controlar la gestión del riesgo es un problema que tiene solución. Aunque Nick Leeson no la aplicara en su momento, tú si puedes hacerlo con la herramienta que encontrarás en mi Curso de Trading:

Es una calculadora de Lotes.

Sabrás el volumen exacto que puedes meter en los activos con los que haces trading todos los días, como en el Euro-Dólar, el DAX o el Oro.

Es una herramienta que les hubiera venido genial a los accionistas de Barings Bank para evitar la quiebra. No la tuvieron, o no la quisieron tener y para ellos ya no hay vuelta atrás.

Tú la tienes al alcance de tu mano aquí:

 

La Estrategia de Reversión a la Media con la Calculadora de Lotes para gestionar el riesgo de tu cuenta

 

Antes de terminar me gustaría saber qué piensas sobre el caso de Nick Leeson:

¿Fue una decisión inteligente mandarle a 11.000 kilómetros sin supervisor alguno?

¿Crees que él tuvo el 100% de la responsabilidad por engañar a tanta gente o hubo más culpables?

¿Hoy en día sería posible engañar a tanta gente?

Espero tu opinión en los comentarios 😉

Un fuerte abrazo y muy buen trading con una gestión del riesgo responsable, que terminar en una celda de mala muerte asiática conviviendo con otros 30 reclusos en apenas 15 metros cuadrados a mi no me parece un bonito plan de vida.

Enrique Mazón

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