
Hace poco un amigo me pidió consejo sobre bolsa. Es médico, gana bien y se ha juntado con unos ahorros. Le ha llegado la hora de invertir.
Le sucede una cosa: no tiene ni idea de qué hacer con su dinero. No le culpo, es lo normal.
Nadie le ha contado nada de finanzas en su vida. No sabe cómo se mueven las acciones, qué es la renta fija ni cómo funcionan los fondos de inversión. Y ya ni hablemos sobre si estamos en un buen momento para comprar o vender. Es como si le hablara en chino.
Estas nociones básicas las deberíamos tener todos desde pequeñitos. En lugar de dominar estos aspectos fundamentales para la vida, nos hacen pasar 20 años perdiendo el tiempo en las aulas y terminamos sin saber hacer la O con un canuto en el ámbito financiero.
Es una lástima ver cómo el sistema educativo desprecia el ahorro, la inversión y la planificación financiera. Y según qué profesor te toque, encontrarás una demonización absoluta a estos temas. Definitivamente la enseñanza pública no es la mejor opción.
Nos prefieren ignorantes y sumisos. No vaya a ser que cuando nos de por pensar resulte que nos hagamos preguntas y encontremos que hay demasiadas personas chupando del bote. No vaya a ser que el negocio de unos pocos privilegiados se vaya al garete.
A Álvaro le habían contactado varios asesores financieros, pero ninguno le daba buena espina.
Cuando le llamaban les notaba con demasiadas prisas, como si quisieran cerrar la venta cuanto antes.
Además le hablaban de productos que no entendía. De hecho, le daba la impresión que ni siquiera ellos los dominaban. Sentía que sólo repetían las directrices que les habían dado, como si fueran unos papagayos.
Se encontraba perdido y por eso me pidió ayuda.
Podría haberle despachado dándole un puñado de acciones para que las vigilara y listo, que se buscara la vida mirando gráficos y decidiera él mismo cuál comprar.
O también podría haberle recomendado 2 o 3 valores en os que meter el dinero y listo. Eso hubiera sido lo fácil, pero no hubiera sido lo correcto. Porque no hubiera aprendido nada.
Seguiría a merced de otros buscavidas como los que le habían llamado anteriormente. Y como nos conocemos desde hace más de 15 años preferí implicarme. Como dice el viejo proverbio chino:
«No le des un pez. Enséñale a pescar y comerá el resto de su vida»
Álvaro necesitaba entender los fundamentos de los mercados. Necesitaba tener claro de qué estaba hecho el terreno en el que iba a adentrarse. No quería pisar arenas movedizas y terminar engullido por desconocimiento.
Antes de ponernos a mirar gráficas le aconsejé dos libros para que empezara a construir una base. Se los compró al instante y tardó menos de un mes en leerlos.
Uno de esos libros es el protagonista del artículo: «Un paso por delante de Wall Street». A continuación te cuento por qué le recomendé este clásico de la inversión.
Peter Lynch: el gestor que estaba predestinado a ser una estrella
Peter Lynch fue una de estas personas bendecidas, alguien que tenía que ser un genio sí o sío. Desde que era un crío ya estuvo en contacto con importantes inversores y directivos. Y no porque fuera un monstruo de las finanzas o un niño prodigio, nada de eso.
Fue porque a los 11 años entró de «Caddy» en el club de golf de su pueblo, Newton, a las afueras de Boston. Era el chico que lleva los palos de golf a los banqueros, financieros u otros altos cargos de buenas empresas. Allí comenzó a labrarse una interesante red de contactos, que le serviría de ayuda más adelante.
Él mismo lo confiesa en el libro: «Cuando entré en Fidelity había 75 candidatos para 3 puestos. Pero sólo uno de ellos había sido el Caddy del presidente durante 10 años». Sin haber estado en el lugar y el momento correcto nunca hubiera llegado a ser la celebridad que es hoy en día.
La transformación de Fidelity Investments: pasó de ser ser una gestora del montón a que los ahorradores se pelearan por meter su dinero
Lynch entró en Fidelity con apenas 25 años, después de pasar por el servicio militar obligatorio. Su primer puesto fue analista en la industria textil y en metalurgia.
Su ascenso fue meteórico. En 1.977, con sólo 33 años, a Lynch le designaron como máximo responsable de Magellan Fund. Era un puesto por el que otros se peleaban durante toda una vida.
Magellan era un pequeño fondo de Fidelity que llevaba 14 años cotizando sin dar una rentabilidad del otro mundo. Invertía en acciones americanas de pequeña capitalización.
Bajo la batuta de Lynch el fondo vivió una época dorada. Su track-record es espectacular: ¡consiguió un 29,2% de rentabilidad al año, durante 13 ejercicios! Quienes confiaron en Peter desde el inicio, vieron multiplicar sus ahorros x27.
Para muchos es el mejor resultado de un fondo de inversión en la historia. Y por lo tanto, él es el mejor gestor jamás visto.
Para otros no, y luego te contaré por qué.
Rentabilidad de Magellan Fund y el S&P 500 el período gestionado por Lynch. Uno multiplicó por 27. Otro multiplicó por 3
Magellan se convirtió en el producto financiero de moda en los Estados Unidos. Cualquier americano ahorrador añoraba invertir en el fondo de Lynch. Nadie quería perderse la fiesta de este fuera de serie.
El volumen creció exponencialmente. Empezó con 14 millones y cuando se retiró el fondo contaba con… ¡18.000 millones!
Se marcó un x1.285 de captación. Casi nada.
Tan fugaz fue su estrellato como su retiro
En 1.990, con solamente 46 años y varios cientos millones de dólares en el banco, Lynch decidió jubilarse. Se apartó a un lado para llevar una vida más tranquila junto a su mujer y sus hijos.
Por este motivo hay quienes consideran que su track-record está distorsionado, ya que la muestra es demasiado pequeña. No se pueden comparar comparar 14 años con los más de 70 que lleva Warren Buffet en la industria. Es como comparar peras con judías.
Sí hay que reconocerle el mérito: supo retirarse en lo más alto. Así, cuando le recordamos, lo hacemos con ese aura mística que le envuelve.
Dejó de lado la faceta inversora, pero eso no significa que haya desaparecido del mapa, como sí hizo Welles Wilder (el creador del RSI) cuando se retiró en Nueva Zelanda.
Creó la fundación Lynch para ayudar en entornos más desfavorecidos. Cada año dona millones de euros en proyectos educativos y sanitarios.
La otra actividad en la que se volcó fue el golf, su gran pasión. Si alguna vez visitas alguno de los clubs alrededor de Marblehead, en Massachusetts, ves a un señor de unos 80 años con el pelo blanco brillante paseando por los hoyos, no te sorprendas, podría ser el bueno de Lynch.
Mi opinión sobre «Un Paso por delante de Wall Street»
Un libro es bueno si te ha causado una impresión. Si te ha hecho pensar o si has llorado o reído mientras lo tenías entre las manos.
Por eso para mi «Un paso por delante de Wall Street» es uno de los mejores libros que han caído en mi poder.
No porque trate sobre bolsa y mercados, sino porque te hace viajar a los años 80 y entras de lleno en su vida casi sin darte cuenta. En algunos pasajes parece que estuvieras allí mismo, en reuniones donde se decide el destino de miles de millones de euros.
Es todo lo contrario a un tochazo con infinita teoría económica que no hay por dónde cogerlo. Esos libros infumables no merecen ni un minuto de mi atención. Si llega a hablar de descuento de flujos de caja, de los ratios Deuda/Ebitda, del porcentaje óptimo de dividendo a repartir… no hubiera pasado ni de la décima página.
En cambio este libro lo he repasado varias veces. No me canso de leerlo.
¿El motivo? Cuenta historias entretenidas con las que aprendes. Y no son inventadas, son las que él mismo vivió a lo largo de su carrera:
- Las visitas a fábricas destartaladas mientras piensa, ¿qué pinto yo aquí?
- Los engaños que intentan colarle los directivos para hacerle creer que la situación financiera es mejor de la real,
- Cómo gestiona los momentos de pánico frente a clientes que quieren salir despavoridos.
También es curioso ver las razones por las que invertía en algunas empresas.
En una ocasión sale fascinado de una tienda de repuestos de coches. Era tal el entusiasmo del vendedor que le faltó poco para llevarse 4 neumáticos nuevos a casa, sino llega a ser porque tenía que facturarlos en el avión.
Con comerciales así el éxito está garantizado, pensaba.
Otra vez descubre una joyita por casualidad.
Su mujer le pide de regalo de reyes una colonia que sólo venden en una perfumería. Cuando va a la tienda se encuentra con una cola kilométrica por entrar. Fascinado, empieza a investigar y se da cuenta que la compañía tiene varias franquicias y que todas van como un tiro.
No tardaría en destinar unos cuantos millones a aquella compañía, con la que ganó bastante dinero.
El pasaje de las vacaciones en Irlanda a lo «Instagrammer»
Es uno de mis capítulos favoritos porque da dos versiones totalmente diferentes de cómo vivió unos días de descanso. Primero cuenta la «realidad Instagram». Me refiero a esa vida paralela en la que todo es perfecto. El postureo que tanto está de moda.
Empieza diciendo que fue un fin de semana maravilloso jugando al golf en alguno de los campos más difíciles del mundo, que visitó castillos centenarios esculpidos al detalle y que descansó junto a su mujer en uno de los mejores hoteles del país.
Se encarga de ponernos los dientes largos. ¿A quién no le gustaría tomarse unos días de descanso como esos?
Lo gracioso es que luego se sincera y cuenta la realidad.
Le pilló el crack del 87 en mitad del viaje. Los índices americanos se desplomaron varias jornadas consecutivas como pocas veces se había visto antes. Su fondo de inversión contabilizaba pérdidas millonarias.
Los clientes estaban como locos, querían retirar sus ahorros y ponerlos a salvo. No sabían qué estaba ocurriendo ni dónde podían detenerse las caídas. Fueron unas jornadas de infarto.
En esta segunda versión nos habla de cómo fueron en verdad aquellas vacaciones:
No pudo disfrutar del golf ni un segundo. Entre hoyo y hoyo estaba colgado del teléfono dando indicaciones a la oficina y tranquilizando a los clientes.
Mientras se paseaba por el campo, tenía que elegir qué acciones comprar a precio de ganga, pero también tenía que lidiar con las retiradas de capital masivas que le estaban ordenando.
Su nivel jugando fue pésimo.
Los castillos irlandeses del medievo le importaban entre cero y nada. A pesar de tener ante sus ojos reliquias históricas en todo momento estaba pensando en las caídas del SP 500. Lo único que deseaba era salir de allí.
Estuvo en un resort a todo lujo, pero no lo aprovechó. Si se hubiera alojado en un hostal de mala muerte tampoco se hubiera enterado. Se pasó la mayor parte del día conectado a internet y preocupado por los precios.
Para más inri, ni siquiera completó el viaje. Adelantó el regreso y nada más aterrizar en Nueva York se fue directo a la oficina, sin siquiera pasar por casa.
Descubrir esta doble cara de una misma moneda es curioso. Nos hace ver que la necesidad de aparentar no es algo moderno de las redes sociales.
Ya existía hace casi 40 años.
Lo que humaniza a Lynch es la manera de contarlo. Se quita la careta y nos cuenta la verdad. Con ese gesto nos ha conquistado.
Los términos que Peter Lynch se inventa
Otro puntazo es el uso de algunas palabras que sólo el utiliza, como las aciones que multiplican su valor por varias veces. Las denomina «bagger»
Una 3-bagger es un título que ha multiplicado por 3. Por ejemplo, la ha comprado en 5 y la ha vendido en 15.
Es un término que se ha hecho famosete en el ámbito de la inversión. En Twitter o en foros encontrarás frases como «Inditex va a ser mi próxima 5-bagger»
El otro término que me hace mucha gracia es el de la «Diworsification« , lo que en español podría traducirse en «Diempeoración» (queda bastante raro escrito así.)
Se refiere a cuando los gestores compran compañías malas por el simple hecho de sumar acciones a la cartera. Así dicen que están diversificados.
Él opina que no hace falta tener 150 acciones y presumir de diversificación. Eso lo hacen los gestores mediocres: añaden títulos sin ton ni son por motivos ridículos: que si son grandes (Apple), las de toda la vida (Santander o Telefónica) o por cuestiones tan absurdas como ser fieles, aunque lleve varios años reportando pérdidas.
Como no ganan les cuentan a sus clientes que están muy diversificados y así están evitando riesgos. Lo que no les dicen es que están haciendo un trabajo pésimo en su trabajo: elegir bien los activos en los que invertir.
La filosofía de Lynch me gusta: dice que con 4 o 5 acciones de calidad es suficiente. ¿Para qué quieres más si lo que tienes entre manos es bueno?
Es muy simple, pero muy difícil de hacer bien. Para tener éxito hay que investigar a fondo dónde estás metiendo el dinero, no puedes quedarte con lo primero que pasa delante de tus narices. Así es como el gestor aporta valor.
Las 8 características para tener una acción en cartera
Sólo hay un par de aspectos contables básicos donde pone el foco.
- El más importante son los beneficios. Si gana dinero, subirá en bolsa. Tan sencillo como eso.
- El segundo es la deuda. Hay que evitar los excesos de deuda porque implican debilidad. Una mala racha se lleva por delante a una compañía demasiado endeudada.
Con un análisis financiero de dos minutos ya podrías saber si una empresa es de alta calidad, y por lo tanto podrías comprarla.
Fíjate en que gane dinero y que no esté ahogado por las deudas. Ya está.
Hay otros consejos que cualquiera puede aprovechar, aunque no sepas ni sumar. Por ejemplo, siempre es bueno comprar empresas de las que tú mismo eres cliente.
Si el Renault que compraste no te ha dado ningún problema y repetirías cuando cambies de coche, la compañía está haciendo un buen trabajo. No eres el único que piensa así.
Han conseguido fidelizar a los clientes y por lo tanto, ganar pasta.
Otro detalle positivo es ver colas por pagar en una tienda. ¿No te ha pasado en el Zara?
Es el sueño de cualquier empresario, que los clientes tengan que esperar para darte su dinero. Esas empresas son garantía de éxito. No falla.
Luego deja unos consejos bastante graciosos para seleccionar valores. Están orientados a observar lo que hace la mayoría y llevarles la contraria. Te los cuento:
#1. La empresa suena aburrida, o mejor aún, ridícula.
Lynch apuesta por negocios simples que funcionan. Da igual cómo se llamen.
Pone el ejemplo de «Pep Boys : Manny, Moe & Jackpor».
Parece un nombre elegido por tres borrachos en una apuesta absurda. Y sin embargo se multiplicó por 10.
#2. Hace algo desagradable
Cuando alguien hace lo que nadie quiere hacer significa que va a tener trabajo sí o sí. Y además va a cobrar el servicio caro.
Cuanto más desagradable, mejor le irá. Si piensas en su actividad y te entran náuseas no lo dudes: debes comprarla inmediatamente.
Un buen ejemplo es el tratamiento de residuos. ¿Quién va a querer meterse en unas alcantarillas mugrientas a limpiar la mierda de toda la ciudad? El olor a podrido es de lo más desagradable que te puedes echar a la cara.
Quien tenga el valor de bajar ahí no lo va a hacer gratis.
#3. Los analistas no la siguen y no sale en las noticias
Las empresas que salen demasiado en televisión hablando sobre lo bien que les va… lagarto, lagarto. Ya ha subido lo que tenía que subir. No esperes convertirla en una bagger.
Ni mucho menos esperes recomendaciones bien-intencionadas de los periodistas. Más bien tratarán de engañarte, como ya te comenté aquí:
Las compañías que están alejadas del foco mediático son las que más potencial alcista tienen. Son las que se multiplican por varias veces.
#4. Está envuelta en algún escándalo mafioso
¿Recuerdas el escándalo Volkswagen, cuando salió a la luz que trucaban los motores para engañar a las máquinas diagnósticas de CO2?
Quién se iba a pensar que los alemanes, con la fama de serios que tienen, nos la iban a colar de esa manera. Reconocieron, como mínimo, la venta de 600.000 vehículos adulterados.
Les cayó una multa histórica. Eran los apestados del sector.
Bien, pues cuando salió la noticia, fue el mejor momento para comprar Volkswagen en la última década. Esos días, en pleno pánico, llegó a cotizar a 100€. Apenas cinco años después la teníamos por encima de 300€. Además, por el camino fue repartiendo dividendos.
Una 3-bagger de manual.
Gráfico de Volkswagen: atención a la subida después del escándalo de los motores trucados
#5. Su actividad resulta deprimente
Las funerarias lo cumplen a pies juntillas. Y si además tiene un nombre ridículo todavía mejor. Ya son dos factores a favor para comprar.
No verás al CEO de una funeraria en las noticias prometiendo ser el creador de algún producto novedoso que cambiará la vida de millones de personas. Tampoco le verás montado en un flamante Ferrari acompañado de una espectacular rubia.
Y, sin embargo, puede ser la mejor inversión de tu vida.
#6. Es usuario de la tecnología
Vamos a recalcar la diferencia entre ser CREADOR de tecnología o ser USUARIO de la tecnología.
Los creadores de tecnología viven a la carrera por ser los primeros en lograr el siguiente avance. No sólo compiten en rapidez, sino que también lo hacen en precios. Sólo unos pocos sobreviven en esta feroz competición.
En cambio, los usuarios de la tecnología se benefician de la guerra. Fíjate en cómo era un coche hace 25 años o cómo lo es hoy. Por el mismo precio antes tenías una tartana y ahora estás montando en una nave espacial.
#7. La gente debe seguir comprando sus productos
Es mejor invertir en empresas que fabrican medicamentos, cigarrillos o comida, que en artículos de lujo.
Las joyas son un capricho. Cuando vengan mal dadas a nadie se le pasará por la cabeza adquirir una gargantilla de oro.
Pero sí se acordarán de comer y tendrán que ir al supermercado para llenar la nevera. Que el estómago aprieta de lo lindo.
#8. La empresa o los directivos están recomprando acciones
Lo más normal es que los trabajadores vendan las acciones que les entregan junto con el salario. Prefieren tener más dinero en el bolsillo que estar pendiente de una cotización que ni les va ni les viene.
Por eso cuando están comprando es una magnífica señal. Ellos mejor que nadie tienen información de lo que está sucediendo dentro. Creen en el proyecto y empujarán para que las cosas salgan bien.
Si la empresa también recompra acciones es una señal inmejorable. Tienen tanto dinero que reducen deuda y apuestan por invertir en sí mismos. No hay mejor escenario.
Por contra, hay que salir corriendo ipso-facto de una empresa en la que los directivos no son accionistas, o que vende sus propios títulos para pagar gastos corrientes.
En los últimos años Santander y Telefónica han hecho una barbaridad financiera: ampliar capital para pagar dividendos. De esta manera, los nuevos inversores remuneraban la paguita a los antiguos.
No se a ti, pero a mi esto me recuerda al timo del tocomocho.
La divertida teoría del Cóctel por la que sabrás si es un buen momento de compra o es mejor esperar
En el libro no sólo habla de cómo debe ser una empresa para mantenerla unos cuantos años en cartera. También se centra en el timing: cuál es el momento para meterle zapatilla.
¿Debería comprar ya o me espero porque el mercado está caro? ¿En qué momento del ciclo estamos?
Para resolver esta duda Lynch nos presenta una graciosa teoría. No hace falta analizar gráficos, ni estudiar descuentos de flujos de caja, ni ir a las empresas a que el directivo de turno nos cuente alguna película. Es mucho más sencillo que todo eso.
Haciendo caso a esta teoría detectarás la fase en que se encuentra el mercado: si está acumulación, en tendencia alcista, euforia o distribución.
Está cimentada, nada más ni nada menos, que en un estudio empírico infalible: muchos años de pie en salones de fiestas, cerca de calderos de ponche, escuchando lo que opinan sobre la bolsa las diez personas más próximas.
No es ninguna tontería.
En el primer estadio de un mercado alcista – cuando la mano fuerte está acumulando después de haber experimentado fuertes bajadas y nadie espera que la bolsa suba – nadie de la fiesta habla al señor Lynch de mercados.
De hecho, cuando le preguntan cómo se gana la vida y él responde “Soy gestor de un fondo de inversión”, asienten educadamente y se van a otro sitio.
Si no se van, cambian rápido de tema al último partido de los Lakers, las próximas elecciones o la meteorología.
Poco después están hablando con el dentista sobre el sarro. Siempre hay un dentista en una fiesta.
Lynch dice que cuando diez personas prefieren hablar del sarro con un dentista que de acciones con el gestor de un fondo de inversión, es probable que el mercado esté a punto de despegar.
En el segundo estadio, el inicio de la tendencia alcista, después de confesar cómo se gana la vida, los nuevos conocidos se quedan un rato más – lo suficiente para decirle lo arriesgada que es la bolsa – antes de irse a hablar con el dentista.
La conversación de la fiesta sigue girando más alrededor del sarro que de las acciones.
El mercado ya habrá subido un 20% desde el primer estadio, pero pocos prestan atención.
En el tercer estadio el mercado ha subido más de un 30 por ciento adicional. La multitud ignora al dentista y rodea al gestor de fondos durante toda la noche.
Los más entusiastas le llevan aparte para preguntar qué acciones deberían comprar.
Incluso el dentista le pregunta qué acciones debería comprar.
Todos los invitados a la fiesta han puesto dinero en algún valor y discuten sobre los resultados obtenidos.
En el cuarto estadio, de nuevo la gente rodea al señor Lynch, pero esta vez para decirle a él qué acciones debería comprar.
Incluso el dentista tiene tres o cuatro pistas que darle, y en los próximos días comprueba sus recomendaciones en el periódico y ve que todas han subido.
Es la señal definitiva. El mercado ha llegado a su techo. La caída es inminente.
Repetir su historia es imposible, quédate con las pautas que llevan al éxito
Lo mejor del libro es que te enseña a pensar diferente.
Se sale de la teoría impartida en las escuelas de negocios donde sólo se fijan en el PER, en el EBITDA, en los descuentos de flujos de caja… y se centra en aspectos prácticos. De los que cualquiera puede aprovechar, sin importar que seas taxista, cajera o el mismísimo Amancio Ortega.
Lo fundamental de la bolsa es entender la psicología humana. Aunque a veces lo olvidemos, detrás de los negocios hay personas. No sólo números.
Este enfoque hace que invertir sea divertido.
No es lo mismo revisar cuatro folios de datos financieros encerrado en un despacho con luz fluorescente que acercarte a la empresa, hablar con el directivo, ver cómo trabajan, en qué estado tienen las instalaciones..
Conocer la figura de Peter Lynch también aporta perspectiva a la hora de comparar resultados
Está considerado el mejor inversor de la historia en el país más poderoso del mundo, Estados Unidos. Y ganó un 29% al año durante 13 años.
Es un caso excepcional. Muy difícil de repetir. Como si fuera el Messi de las finanzas.
Por eso cuando me encuentro una ponencia con un trader intradía prometiendo el 20% al mes ya sé por dónde va la película. ¿Acaso el Sr Lynch, un multimillonario, era tonto? Es de broma.
Por último, lo que más me gusta es cómo pone el foco en las oportunidades.
Las 8-bagger no aparecen por casualidad.
Sólo las coges cuando el mercado se ha vuelto irracional. Lynch las identifica a la perfección y va a por ellas sin dudarlo.
En cuanto ve una oportunidad de éstas afila el colmillo y para dentro. Es así como se hace la pasta con mayúsculas.
Podría haber sido un gestor mediocre, pero se convirtió en una celebridad por ser el mejor en cazando oportunidades.
Esta academia está montada para transmitir esa misma filosofía. Lo que pasa es que no esperamos años para darle a la tecla. Ni falta que hace.
En el mercado hay oportunidades todas las semanas. Todos los meses. Las identificamos y cuando vemos una vamos a por ella. No la dejamos escapar.
Si quieres operar con esa mentalidad de cazador, yendo a por tus objetivos sin dudarlo, es por aquí:
El Curso de Reversión a la Media: 6 meses de Trading con operativa en directo y tutorías
En lo que no nos parecemos nada es en el horizonte temporal. Las posiciones de Lynch pueden durar años. Incluso décadas.
Aquí no tenemos tanta paciencia. Las trades van a durar entre unas pocas horas o varios días.
Así una y otra vez.
El Curso de Reversión a la Media: 6 meses de Trading con operativa en directo y tutorías
No podíamos coincidir en todo, jeje.
Antes de cerrar me gustaría saber tu opinión sobre el libro.
¿Ya te lo habías leído?
¿Me recomiendas algún otro manual sobre trading o inversiones?
O dame un poquito de envidia y cuéntame cuál ha sido tu última bagger. Espero tu comentario abajo.
Un fuerte abrazo y buenas inversiones 😉
Enrique Mazón
¿Pierdes el control de tu operativa?
Llévate GRATIS el Cuadro de Riesgo y la hoja de Análisis de Resultados
