
«Creo que los hombres que buscan la felicidad son unos flojos.
El objetivo del hombre no es ser feliz.
El hombre que busca la felicidad es un hombre débil y manipulable.
El objetivo del hombre es cumplir un propósito, en concreto hacer la vida más fácil a los que le rodean.
Cuando buscas la felicidad acabas jugando a la Play.
Los videojuegos se convierte en la simulación de una vida que no te atreves a tener.
Y al final acabas sin esa vida y sin la felicidad.
Cuando tienes un propósito, trabajas para crearte una vida superior a la de cualquier videojuego, y entonces encuentras la felicidad.»
Luis Monge Malo. El «ingeniero que ama las ventas»
La paz que me proporciona pasar unas cuantas horas en casa de mi abuela, no la encuentro en ningún otro sitio. Podría ser porque, al vivir en el pueblo, su casa no tiene ningún vecino que le moleste, pero ese no es el principal motivo. Lo que me causa el estado de bienestar es la seguridad de saber que no encontraré cambios en la finca por más años que pasen.
Sólo a veces hace pequeñas modificaciones en la huerta, y algún año quita las hortensias para que la tierra descanse. O donde tenía los tomates le da por plantar una temporada berenjenas, o berzas, o judías, o lo que buenamente le apetezca en ese momento. El resto de seres vivientes – o sintientes, como me obligarían a decir los policías del pensamiento de esta era moderna -, continúan inalterables, en el mismo sitio.
La higuera y el nogal me los encuentro nada más entrar por la puerta, a la izquierda; el naranjo y el limonero están pegados al muro de detrás, y el venenoso tejo (un árbol que en el norte simboliza la eternidad) adorna el recibidor, dándole ese aire de hogar montañés que tanto me gusta. Estos árboles guardan cierta distancia entre sí, para que no luchen por los recursos de la tierra, sino que la compartan en armonía. Así darán sus mejores frutos.
Podría asemejar la tranquila finca de mi abuela, de donde hace unos años recolectaba verduras y frutas para venderlas en el mercado de la Esperanza de Santander, a la del buen trader. Me refiero al que prioriza entender cómo funciona el mercado, o aprender las reglas de un sistema de especulación, o interiorizar las nociones de gestión monetaria. Y prefiere asentar estos conceptos básicos antes que dar pasos en falso que, irremediablemente, le abocarán a perder dinero.
Mira, cuando me llega un correo electrónico queriendo saber si se le quedarán cortos los 9 meses del curso de Trading, y cómo podría hacer si necesitase más apoyo cuando acabe el curso, sé que, quien ha redactado estas preguntas, va por el buen camino. Y ya si me dice que no le importará estar en simulado el tiempo que haga falta, y que sólo abrirá una cuenta real cuando vea súper claro cómo funciona este mundillo, será muy raro si ese futuro trader se lleve disgustos del mercado. Sin lugar a dudas.
Como diría Warren Buffet, «ese árbol te da sombra porque alguien lo plantó hace 100 años». Y es que si plantas buenas semillas sobre una tierra fértil, terminará germinando una planta que de gusto verla. Se notará el cariño que has puesto en la tarea.
Si, por el contrario, tratas mal a la tierra y le inyectas fertilizantes tóxicos para que de ahí crezcan a toda prisa alimentos, lo poco que salga – si es que sale algo – será incomestible. Estarás envenenándote a ti mismo procurando estos atajos. Lo de creerte más listo que nadie empleando una técnica novedosa, siempre sale mal.
Solo que no estoy hablando de plantas, sino que de nuevo me estoy refiriendo al otro estilo de trader. El que viene con muchas prisas queriendo saber «cuánto dinero ganaré con el curso que tú me ofreces con los 5.000€ que tengo disponibles». Y se pone nervioso en cuanto le dices que las cosas no funcionan así, que le va a tomar más tiempo de lo que se cree, o que quizás nunca consiga cerrar un mes en verde.
Me refiero a ese trader que escucha la funesta probabilidad que le augura si no se pone las pilas. Esa que dice, según los organismos oficiales, que el 95% de minoristas pierden todo lo que ingresan en su primera cuenta. Y después de leerlo piensa: «bah, pero es que los demás son unos inútiles, yo no voy a ser uno más del montón».
Respecto a esta otra realidad de las prisas y la inmediatez, creo que las Redes Sociales son su máximo exponente, al menos tal y como la mayoría de gente las utiliza. Personalmente, me generan justo el efecto contrario a la paz que respiro en la casa de mi abuela rodeado de vegetación. Cuando entro en alguna de ellas, noto el afán que tienen la mayoría de usuarios por enseñarle a sus seguidores la última novedad, ya sea un nuevo país que hayan visitado, una nueva pareja con la que estén saliendo, o el nuevo restaurante de moda al que han acudido a cenar.
Creo que este ansia por querer mostrarle al mundo una realidad edulcorada, tan distinta a la que le pertenece, no puede traer nada bueno a largo plazo. Porque, quien lo hace, en el fondo está demostrando un sentimiento de carencia. Y como no está contento con su propia existencia, no puede disfrutar del «ahora», le es imposible estar presente en el momento actual.
¿Por qué, en lugar de guardarte esa maravillosa puesta de sol para ti, la miras a través de una pantalla compartiéndola en directo, buscando un nuevo estímulo – los likes – cual drogadicto a quien le es insuficiente la dosis que acaba de consumir? Y lo peor es que, cuanto más éxito recibe una publicación, mayor es el vacío que está generando en su autor. Porque le está empujando a repetir esa búsqueda de validación superficial una y otra vez, sin darse cuenta de que le está destruyendo poco a poco.
El Dinero en mayúsculas está en los aspectos más sencillos. Un reflejo de la vida misma
El primer punto de esta introducción, y que va mucho más allá del trading, era transmitirte la filosofía de vida que mejor me funciona. Y es que prefiero pasar 3 o 4 horas en un restaurante clásico, comiendo un menú degustación de varios pases con un viejo amigo poniéndonos al día sobre qué tal nos está tratando la vida; a ingerir dentro del coche a toda prisa un Big Mac mal cocinado en 47 segundos y medio. Como que no hay color entre una experiencia y la otra.
El segundo punto que te pretendo transmitir, es que antes siquiera de pensar en arriesgar un euro en este mundillo de la bolsa, los aspectos más básicos deben estar súper machacados. Porque de nada sirve meterte en un sistema de Scalping que utiliza un cruce de medias combinándolo con el volumen, si andas patinando en la gestión monetaria. Como tampoco te servirá de nada ponerte a los mandos de un Ferrari si todavía no has sacado el carné de conducir, porque te estrellarás en la primera curva un poco enrevesada y destrozarás una máquina de altísimo valor.
Precisamente el propósito de este artículo es mostrarte cómo, partiendo de lo más simple, en bolsa se pueden conseguir grandísimos resultados. Y si eres todavía muy principiante te voy a dejar por aquí un artículo con el concepto más básico de todos: el del ciclo del mercado. Dominándolo alcanzarás grandes alegrías ya no sólo en el trading, sino en cualquier otro aspecto de tu vida.
Y ahora vamos a entrar ya en el tercer punto, el que más te interesa, el de cómo ganar dinero en el mercado
La verdadera clave para triunfar en bolsa está en aprovechar las grandes oportunidades
Las oportunidades que aparecen en los momentos extremos de pánico y euforia
Quien se ha forrado en bolsa no lo ha hecho comprando Santander a 7€ y vendiéndolas a 8,50€, no. Las habrá comprado a 2€ y vendido a 12€. Ganarle un 30% a la inversión está muy bien, pero si eres capaz de multiplicar por 6 te has merecido el derecho a entrar en la liga de unos pocos elegidos.
Como habrás acertado a imaginar, para lograr la excepcionalidad en la operativa hay que afinar con el punto de entrada, ahí está la clave. Y ojo, no te creas que para entrar bien hay que rebuscar en indicadores complicados como el Ichimoku, ni ponerse a seguir estrategias relativamente más sencillas, como un cruce de medias que aparecerá en cualquier manual de Análisis Técnico. Tampoco te voy a decir que pases 11 horas al día enganchado a las pantallas, ni que seas un hacha en estadística y programación, qué va.
Hasta el más dejado puede ganar muchísimo dinero siguiendo estos sencillos patrones que te voy a contar ahora mismo. Y es que yendo a lo fácil puedes obtener unos resultados magníficos. Sólo hay que tener paciencia y saber detectar esos grandes momentos tal y como encontrarás a continuación:
#1. El truco del Taxista que se pone a darte consejos de inversión
Si te subes a un taxi en Argentina ya sabes que vas a hablar de fútbol, no esperes otro tema de conversación y no intentes cambiarlo, no vaya a ser que te echen del vehículo por ser el rarito de turno. En cambio, en España el asunto favorito es el tiempo. Que si vaya calor hace hoy, que si con este frío no se puede estar por la calle, que si la semana que viene habrá que salir con el paraguas porque dan lluvias…
Solamente de vez en cuando hablas con el taxista de otras cosas, y si por casualidad sale el tema del trabajo y le cuento que me dedico a seguir los mercados, la conversación casi nunca se queda ahí. Que si es algo muy difícil, con mucho estrés, que si vaya con lo que está ocurriendo en China (o Arabia Saudi, o la última guerra africana), o que si mi cuñado una vez ganó 3.000€ con las acciones de XXX. Vamos, la típica conversación que podrías mantener en la barra de un bar.
Y ahora viene el momento cumbre: si, por el motivo que sea, el taxista se siente tan confiado como para recomendarme alguna posible oportunidad de inversión, me la dejo bien apuntada. No para hacer lo que me ha dicho, por supuesto que no. Lo primero que hago nada más llegar a casa es abrir el gráfico y mirar dónde puedo ponerme a la contra.
La recomendación que te de un taxista es el sentimiento de la calle en su máxima expresión. Seguramente en los últimos días varios clientes le han comentado la inversión de moda y el hombre no se lo quita de la cabeza. Por eso todo lo que te diga es una información valiosísima, porque de una rápida conversación con él puedes palpar cómo está el sentimiento inversor.
Cuando estaba en OSTC uno de mis compañeros solía venir a la oficina en taxi, y llegó un punto en que nos tomábamos a risa este truco. Al llegar nos vacilaba diciéndonos: «Me ha dicho mi amigo el taxista que las bolsas van a subir, ¡así que todos a vender!«
Ojo, que te estoy hablando de un taxista, pero puede ser cualquier otra profesión. Lo que te comenté el peluquero, el dentista, el mecánico… cuando son ellos quienes me dan a mi alguna recomendación no pierdo ni un segundo en buscarlo e ir preparando el gatillo. Pero para hacer al revés de lo que me han dicho.
#2. El truco de las noticias (manipuladas) que huelen muy mal
Como aficionado del ciclismo, me repatea que solamente sale en la tele algo relacionado con el deporte de las dos ruedas cuando un corredor ha sufrido una caída. Y cuanto más grave haya sido el accidente, más van a repetir las imágenes. Lo pondrán una y otra vez hasta que te canses de ver al pobre ciclista retorciéndose en el asfalto con algún hueso roto.
La audiencia quiere sangre, por eso los informativos nunca se cansan de retransmitir las guerras. Lo que vende es una violación que haya sucedido en la Conchinchina, o un oso polar sujetándose como puede a un trozo de hielo derritiéndose (por culpa del cambio climático, claro) o la última manifestación porque un colectivo minoritario se ha sentido despreciado. ¡Si poner la tele es un ejercicio de masokismo porque sabes que te vas a poner de mala leche sí o sí!
Las noticias positivas, no me digas muy bien por qué, pero no tiene buena publicidad. ¿O acaso has escuchado en algún sitio que 800 millones de personas salieron de la pobreza en el año 2019? No hay más preguntas, señoría.
Pues con la bolsa sucede lo mismo. No esperes que el presentador de las noticias económicas salga a comentar que la bolsa alemana lleva 3 años en una aburrida y plácida tendencia alcista, y que la mayoría de inversores están obteniendo rentabilidad de doble dígito. Eso no va a suceder.
Los mercados sólo aparecen en la tele cuando ha pasado algo malo. Hablarán de cuántos miles de millones se han volatilizado en el último crash bursátil por culpa de ***Rellenar***, de cómo el derrumbe de las materias primas se han llevado por delante a las empresas de extracción de ***Rellenar, rellenar y rellenar***, o de lo cerca que está un país de la quiebra porque su divisa ***Rellenar*** se ha ido al traste desastre porque su Banco Central la ha devaluado. El periodista irá con el micrófono a buscar a alguien que lo esté pasando mal, que suelte alguna lagrimita delante de la cámara y así tendrá el espectáculo montado.
Y ahora te pregunto, ¿qué harías si tienes acciones de Apple – o de cualquier otra empresa, entiéndaseme – ha salido que el CEO se acostaba con adolescentes discapacitadas, y en la radio te están bombardeando diciéndote que no se va a vender un Iphone más en lo que resta de siglo? A la mayoría de traders les entrará el miedo y venderán asustados, poniendo alguna excusa como «Mejor me espero a que esto se tranquilice, que ahora no se sabe…». Habrán caído en la trampa, porque precisamente en ese momento los profesionales estarán llenándose los bolsillos de papel barato, para forrarse en cuanto la gente se olvide del escándalo y los precios vuelvan a subir.
Las portadas de la vergüenza que publicaron todos los periódicos el 25 de mayo del 2020. Para eso destinaron lo que pagas en impuestos: para emitir propaganda sobre la buena gestión del gobierno en la crisis del COVID.
Y si no me crees respecto a lo que te estoy contando de los medios de comunicación, te he puesto la portada que casi todos los periódicos publicaron aquel día que debería ser bautizado como el día de la vergüenza nacional de la prensa española. Supongo que recordarás aquél infame mensaje que lanzaron desde el Gobierno, el famoso «Salimos más fuertes». Lo curioso fue que, en aquellas fechas, todavía no habíamos salido de nada, y cientos de compatriotas morían solos en el hospital, arrebatándoles la oportunidad de despedirse de sus hijos, padres o hermanos.
Aquella campaña costó casi 5 millones de euros que salieron del presupuesto del Ministerio de Sanidad. No decidieron gastar ese dinero en respiradores, ni en reforzar la plantilla de médicos, ni en prepararse para futuros protocolos de emergencia. No, soltaron los 5 kilos para lanzar a la opinión pública un mensaje falso que ocultaba un desastre de gestión.
¿De verdad crees que los tiburones financieros no saben que los medios de comunicación se van a bajar los pantalones hasta donde haga falta, como hicieron cuando el gobierno de España les sacó la chequera para falsear la realidad? Claro que lo saben, y por eso, cuando les interesa meter miedo, levantan el teléfono, hacen una jugosa transferencia y le dictan al periodista de turno la «noticia» que debe publicar. Si tú estás avispado y detectas que alguna noticia no cuadra con la realidad, tienes que hacer exactamente lo mismo que con el truco del taxista: buscar un buen punto para ponerte a la contra, porque están intentando engañarte.
#3. El Truco de observar la pantomima de las Redes Sociales
Como ya he mencionado en la introducción, hoy en día la gente dedica mucho más esfuerzo a parecer que tienen una vida que merece la pena ser vivida, que a construirla de verdad. Y luego, muchos de estos influencers que aparentemente son la envidia de cualquier hijo de vecino, detrás de las pantallas están enganchados a los antidepresivos. Incluso, en los casos más extremos, llevaban una existencia tan gratificante que deciden terminar con ella colgándose de un árbol (entiéndaseme la ironía).
Bien, sabiendo que en las Redes Sociales nada es lo que parece, he diseñado regla de oro: hacer justo lo contrario de lo que encuentro en estas plataformas. Si en mi TimeLine de Twitter aparecen chavales casi adolescentes dando consejos para alcanzar la libertad financiera comprando no se qué activo, sé que el golpe de realidad está cerca. Casualmente estos perfiles suelen desaparecer coincidiendo con el hundimiento del activo en el que recomendaban invertir, y si te he visto no me acuerdo.
Respecto a la reina del postureo, Instagram, cuando lo tenía me encontraba algunos Stories de gurús que me daban ataques risa, como cuando las Criptomonedas se multiplicaron. Acompañaban la publicación con pantallazos de extractos de cuentas bancarias – seguramente editados con photoshop -, buenas compañías femeninas – de las que sólo van contigo a cenar en modo pre-pago, ya me entiendes – o coches de alta gama (alquilados por horas). Parecía que todo el mundo se estaba forrando con las Criptomonedas y te hacían sentir estúpido por quedarte fuera de la fiesta.
Se habla mucho de las espectaculares que vivió el Bitcoin, pero las caídas que han ocurrido entre medias han sido dramáticas en términos porcentuales. Casualmente, las pérdidas del 80 o 90% siempre comienzan cuando en las Redes Sociales la gente publica cuánto dinero están ganando con ellas. No falla.
#4. El Truco de recibir una llamada inesperada
El otro día mi hermana quedó para comer con sus amigas de la facultad, quienes trabajan en empresas de moda. Ya sabes, todo muy fashion. Casi todas trabajan en moda, ya sea de una cosa o de otra, y de vez en cuando pasan el día juntas. Supongo que les apetecerá contarse sus historias.
El caso es que me llegó un Whatsapp bomba, uno de esos imposible de ignorar. Una de ellas quería recomendación para invertir en alguna criptodivisa. De hecho, me dijo que ya había entrado en una que no sabía ni cómo se llamaba.
Me llevé las manos a la cabeza por lo que estaba viendo ante mis ojos. Con su permiso reproduzco la breve conversación que mantuvimos:
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La conversación que avisaba del final de la fiesta en el Bitcoin. Zapatero, a tus zapatos.
¿Cómo alguien que no tenía ni idea de lo que iba la película llegó a meter su dinero en algo que no controla? Supongo que alguien le avisaría de la subida, del dineral que todo el mundo estaba ganando y quería ser parte de la fiesta. El problema es que compró en uno de los peores momentos para comprar Bitcoin.
Le recomendé alejarse, porque ni yo mismo entiendo todavía muy bien cómo funciona la tecnología blockchain. Y no sólo eso, sino que la buena oportunidad hace mucho tiempo que pasó de largo. Quienes multiplicaron por 20 o por 100 fue entrando por debajo de 1.000 dólares, no por encima de 50.000.
Si en unos meses recibo noticias suyas, ya me huelo para lo que será.
#5. El Truco de la Primera Impresión
Otra oportunidad de percibir euforia o pánico en un activo financiero se te va a presentar cuando conozcas a alguien nuevo. Una vez hechas las formalidades – cómo te llamas, dónde vives y a qué te dedicas -, le dirás que mueves parte de tus ahorros en bolsa. Entonces fíjate en cómo reaccione esa persona, te va a resultar de mucha utilidad.
Si te responde algo así como, «Qué peligroso, ¿no? Ahora tienes que estar pasándolo fatal, con lo mal que está XXX…», significa que el mercado está en horas bajas, hay pesimismo en el ambiente. Es momento de vigilar oportunidades de compra porque las subidas no van a tardar mucho en llegar.
La segunda posible respuesta será del estilo: «Anda, pues te habrás forrado últimamente. Mi vecino ha ganado XXX invirtiendo en XXX. De hecho estaba pensando en comprar la semana que viene.» Si tenías posición justo en ese activo enhorabuena y sal corriendo de ahí porque ya no le queda mucha subida. Y si no, ponte a buscar cortos que la caída es inminente.
#6 El truco de acudir a una Fiesta. Inspirado por el gran Peter Lynch
Este último recurso para saber si el mercado está en un buen punto de entrada lo descubrí en uno de los mejores libros de trading que ha caído en mis manos: «Un paso por delante de Wall Street» (tienes la reseña completa aquí).Su autor es Peter Lynch, quien se retiró a los 46 años tras dejar un espectacular 29% de track-record anualizado en su fondo de inversión durante 13 años Y oye, si viene de alguien con una cuenta bancaria con 9 ceros, quizás hay que prestarle atención.
En su libro no sólo habla de las características de una buena empresa, también se centra en el timing del disparo, porque ahí es donde se hace el dinero con mayúsculas. Para resolver esta cuestión Lynch presenta un gracioso truco que te evita analizar aburridos gráficos, o estudiar descuento de flujos de caja, o tener conversaciones incómodas con directivos que te van a contar la película que ellos te quieran vender. Es algo mucho más sencillo que eso: sólo tienes que acudir a una fiesta.
Su teoría está cimentada en un estudio empírico infalible: muchos años de pie en salones de fiestas, cerca de la cubitera del ponche. Entonces se pone a escuchar atentamente lo que opinan sobre la bolsa las diez personas más cercanas. Y lo anota pacientemente en su cabeza.
En la primera fase de un mercado alcista – cuando hay pesimismo porque la bolsa ha caído fuerte y nadie espera que suba – ningún asistente a la fiesta le habla al señor Lynch de mercados. De hecho, cuando le preguntan cómo se gana la vida y él responde “Soy gestor de un fondo de inversión”, asienten educadamente y se van a otro sitio. Y si no se van, cambian rápido de tema al último partido de los Lakers, las próximas elecciones, o se ponen a hablar con el dentista sobre el sarro (siempre hay un dentista en una fiesta).
Lynch dice que cuando diez personas prefieren hablar del sarro con un dentista que de acciones con el gestor de un fondo de inversión, es muy probable que el mercado esté a punto de despegar.
En el segundo estadio, el inicio de la tendencia alcista, después de confesar cómo se gana la vida, los nuevos conocidos se quedan un rato más – lo suficiente para decirle lo arriesgada que es la bolsa – antes de irse a hablar con el dentista. La conversación de la fiesta sigue girando más alrededor del sarro que de las acciones. El mercado ya habrá subido un 20% desde el primer estadio, pero casi nadie presta atención.
En el tercer estadio el mercado ha subido más de un 30% adicional. Entonces la multitud ignora al dentista y rodea al gestor de fondos durante toda la noche. Los más entusiastas le llevan aparte para preguntar qué acciones deberían comprar, incluso el dentista le pregunta qué acciones debería comprar. Todos los invitados a la fiesta han puesto dinero en algún valor y discuten sobre los resultados obtenidos.
En el cuarto estadio, de nuevo la gente rodea al señor Lynch, pero esta vez para decirle a él qué acciones debería comprar. El dentista tiene tres o cuatro pistas que darle, y en los próximos días comprueba sus recomendaciones en el periódico y ve que todas han subido.
Es la señal definitiva de que el mercado ha llegado a su techo. En ese punto no esperes más subidas. La caída es inminente.
Operar los ciclos en directo, diferenciando cuándo estás en un extremo y cuándo hay que estarse con las manos quietas
Los recursos que has encontrado en este artículo se parecen a los trucos que sigue la abuela para cocinar ese guiso que tan bien le sale. En ningún manual está la receta exacta, pero sabes ningún restaurante es capaz de igualar dicha delicia culinaria. Y en tu fuero interno deseas que continúe siendo así por los siglos de los siglos.
Luego hay otros aspectos más técnicos – o científicos, o matemáticos, o como quieras llamarlo – en los que fijarte para entrar al mercado. Unos son los indicadores técnicos, otro es el estudio histórico de los precios, y el último es el apoyo de un algoritmo de trading.
Y si eres capaz de combinar ambos aspectos, el de la intuición y el científico, estarás muy cerca de ser ese trader imbatible con el que todos sueñan en convertirse. Sobre esta segunda pata tienes un profundo artículo desgranando paso por paso cómo entrar a mercado. Aquí tienes el enlace:
Ya has visto que no hace falta tener un equipo de analistas a tu disposición para detectar un buen momento de compra o venta. Con saber escuchar lo que está sucediendo a tu alrededor y entender la psicología de masas puede ser más que suficiente. Porque haciendo lo contrario a lo que hace la mayoría, es difícil equivocarse.
Ahora bien, para obtener alegrías gracias a la bolsa hace falta algo más que entender estos fundamentos. También necesitas un sistema con reglas claras de entrada y salida. Es lo que encuentras en el Curso de Trading de 9 meses, diseñado para que vivas un cambio real en tu relación con los mercados.
Por eso todas las semanas bajas al barro y planteas operaciones en directo, para adquirir constancia y disciplina. Y por eso estarás siempre supervisado, para evitar realizar las barbaridades que suceden cuando nadie te está vigilando. Tienes el enlace del Curso justo a continuación:
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Y recuerda escuchar lo que sucede a tu alrededor, y hacerlo mucho más de lo que hablas. Que nadie va a fijarse en las grandes oportunidades por ti 😉
El consejo de Enrique Mazón
Un trader del montón.
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