Mira, cuando sucede algo a mi alrededor que no comprendo del todo, tiro de un pequeño truco que descubrí hace unos cuantos años. Trato de regresar a la caverna. Me pongo en la piel de nuestros antepasados los primates para saber qué les motiva a actuar y así es como entiendo el por qué de muchas cosas.

Te parecerá una broma esto que te acabo de decir, pero voy a hacer exactamente el mismo ejercicio para entender de dónde vienen los contratos de futuros. Viajaremos millones de años atrás hasta llegar a nuestros días. Así que en el artículo de hoy nos subimos en el Delorian como si fuéramos Marty McFly en la película de regreso al futuro

¿Me acompañas en la travesía? Empezamos.

 

La evolución del comercio desde el Neolítico explica el mundo tal y como lo conocemos hoy en día

Los contratos de futuros no nacieron para que metieras un par de órdenes en el Euro-Dólar cuando estás aburrido en casa y no sabes qué hacer con tu vida. Esto lo podemos hacer porque es un mercado que ha evolucionado tanto, tan eficiente y con tanta gente dentro, que los costes de especular son ridículos. Pero su finalidad original era facilitar el comercio, creando acuerdos entre compradores y vendedores.

Entonces lo que nos tenemos que preguntar es: ¿Desde cuándo existe el comercio? ¿Por qué el ser humano decidió intercambiar bienes o servicios?

Esas son las preguntas adecuadas para llegar a la respuesta sobre el origen de los futuros.

 

Es imposible poner fecha exacta al inicio del comercio, pero sí sabemos a ciencia cierta que surgió con la especialización del trabajo, cuando los primates comenzamos a crear herramientas con piedras, huesos y madera. Esto ocurrió en la Edad de Piedra, que empezó hace unos 3 millones de años. Hay restos encontrados del Homo Ergaster hace 1.800.000 años junto con primitivas herramientas en Oriente Medio, y en el norte de África han aparecido yacimientos de hombres con utensilios datados hace un millón de años.

Fue el final de la vida nómada y el paso a un estilo sedentario. Los primates decidieron dejar de moverse continuamente y establecerse en un lugar fijo. También descubrieron la agricultura y se dedicaron a trabajar la tierra.

Esto implicó que los grupos sociales se ampliaran. En una tribu de 5 personas no tenía sentido dividir las tareas porque todos tenían que saber de todo: construir cuencos para beber, matar animales para vestir ropa, o hacer fuego para cocinar. Pero cuando la tribu pasó a ser de 50 individuos las tareas sí podían distribuirse, asignando a cada uno lo que mejor se le diera, traspasando ese conocimiento de generación en generación.

 

Con el comercio surgieron las primeras sociedades capitalistas, ya que la riqueza se podía almacenar (el ahorro) en metales preciosos o alimentos no perecederos como la sal. Estamos hablando del trueque, cuando los excedentes de las cosechas servían para intercambiar objetos en los que otras comunidades estaban especializadas. Podían ser armas para la defensa de la tribu, nuevos utensilios agrícolas, o incluso objetos de lujo como espejos o pendientes.

Una vez que las necesidades básicas estaban cubiertas, la riqueza ahorrada la podían destinar a invertir en otros proyectos. Unos saldrían bien y otros fracasarían, y así es como la sociedad fue poco a poco avanzando. Estos progresos son los que nos han permitido tener las facilidades que tenemos hoy en día, conmigo escribiendo estas líneas en un ordenador desde cualquier lugar del mundo, y contigo leyéndolas en una bomba tecnológica llamada teléfono móvil que te cabe en el bolsillo del pantalón y que te permite estar en contacto con cualquier persona al instante.

Estamos hablando de que con el desarrollo del comercio se sentaron las bases de la sociedad de bienestar moderna. La misma que nos permite vivir casi hasta los 100 años, cifras impensables hace no tanto tiempo.

 

Los primeros contratos de futuros tuvieron un origen de lo más oscuro y cómo un filósofo se hizo rico por una apuesta a futuro sobre el aceite

Conforme las sociedades crecían y el ahorro se acumulaba, fue necesario crear métodos de cambio para facilitar el comercio. Llegó un punto en que no era viable llevar los kilos de sal a cuestas para comprar gallinas o portar los metales preciosos encima, con el peligro de robo que conllevaba. Así es como surgieron las monedas y los bancos, que se encargaban de guardar los ahorros.

La especulación sucedió a la par que el comercio florecía. ¿Cuánto podía valer un racimo de uvas, o cuanto valdría en 3 meses? Son preguntas sin una respuesta válida, porque lo que hoy cuesta 3 euros mañana quizás cuesta 4.

Por eso nacieron los contratos de futuros, para cerrar tratos a un precio determinado. Las primeras evidencias de un contrato de futuros aparecen en Egipto, sobre el año 1750 antes de Cristo. Se conservan escritos en cuneiforme sobre tablas de arcilla que demuestran cómo se utilizaban los contratos de venta a plazo de esclavos, con opciones añadidas para gestionar los riesgos.añadidas


Grabado egipcio en escritura cuneiforme

Seguramente el relato más conocido de la antigüedad sobre una transacción de futuros es la narración que hizo Aristóteles en el capítulo IV del libro I de «Política» sobre una exitosa operación especulativa realizada por el filósofo Tales de Mileto, quien vivió 600 años de Jesucristo.

Tales preveía una abundante cosecha de aceitunas, así que arrendó anticipadamente las prensas utilizadas para extraer el aceite en la ciudad griega de Mileto y la isla de Quío a un precio ridículamente bajo, puesto que fue el único pujante. Tales acertó en su previsión y cuando los agricultores acudieron a las prensas, se las arrendó a un precio mucho más elevado. Gracias a este negocio consiguió una fortuna con la que viviría desahogado.

También en el Imperio Romano (27 a.C – 476 d.C) los contratos de futuros eran habituales, especialmente para la provisión de trigo que permitiera alimentar a la creciente población. Tras la caída del imperio romano con la destitución de Rómulo Augusto y su posterior crisis – los bárbaros saquearon Roma y sus alrededores en venganza a la opresión previa – la evolución de los futuros se tomó un respiro. Recobraría impulso durante el Renacimiento.

 

Los Futuros en la Edad Media y su decadencia por culpa de las constantes y absurdas guerras

Damos un salto en el tiempo y nos situamos en un lugar mucho más frío que el mar Mediterráneo. Estamos en el año 1300 en Brujas, la sede de una de las cinco ferias de Flandes. Tanto en esta villa flamenca como en Amberes tenemos registros de operaciones especulativas sobre cargamentos de granos aún no embarcados o que descargarían en puerto en momentos futuros.

El siguiente gran hito histórico es la «Tulipomanía«. La primera gran burbuja de la historia enriqueció a productores y especuladores de la flor, alcanzado unos precios fuera de toda lógica. ¡Se llegaron a intercambiar mansiones y artículos de lujo, como relojes de oro, por bulbos de tulipanes!

Luego llegó la resaca y cuando bajó la marea se vio quién nadaba desnudo. Llegaron incontables quiebras y el gobierno de Holanda tuvo que acudir al rescate para frenar la locura. Con el crash de los precios y la posterior crisis económica que atravesó el país los contratos sobre el precio futuro de los tulipanes fueron literalmente incumplidos.

 

Algo parecido sucedió en la burbuja de la Compañía de los Mares del Sur. Miles de inversores británicos depositaron sus ahorros adquiriendo derechos sobre el transporte de mercancía entre las colonias españolas y Europa, cuando en realidad nunca llegó a transportarse nada. Los contratos de futuros sobre cargamentos y derechos de explotación quedaron vilipendiados al descubrirse la estafa.

Es complicado encontrar continuidad en la negociación de los futuros a lo largo de la Edad Medieval, al tratarse de una época con constantes guerras y conflictos. Todos los avances conseguidos se destrozaban en apenas días con los asedios de ejércitos extranjeros, que saqueaban las riquezas acumuladas y daban al traste con el comercio. Además, los países dedicaban una ingente cantidad de recursos a financiar las guerras, en lugar de apostar por el progreso.

Sinceramente, no entiendo a quienes catalogan a esa época tan asquerosa como la edad de oro española, simplemente porque el país poseía colonias en todo el mundo. Yo agradezco infinitamente no haber nacido en esos años de miseria y hambre, estando a merced de gobernantes caprichosos, sin respeto a la propiedad privada ni al trabajo. Con 15 años ya eras apto para ir a la guerra, te reclutaban y no verías a tus padres jamás, muriendo en cualquier cenagal de mala muerte a miles de kilómetros de tus seres queridos.

 

El primer contrato de futuros moderno esconde una historia de sangre y ostentación

Seguimos avanzando, estamos en el año 1650 en Japón. Los primeros futuros con las mismas características que tienen hoy en día fueron negociados en la bolsa de Osaka, más en concreto en su división para intercambiar arroz, el Dojima Rice Exchange. Estos contratos pretendían financiar unas cuentas públicas desastrosas en plena crisis de un país al borde de la quiebra, por culpa de unos gobernantes recién llegados al poder tras su victoria en la guerra civil.

Aquella guerra terminó el 21 de octubre de 1600, considerada por muchos historiadores como la batalla más grande ocurrida en suelo japonés. Más de 250.000 guerreros se dieron cita en una explanada de Sekigahara. Sería el final a un largo período de disputas, asedios y guerrillas entre dos bandos.

De un lado concurría el ejército del Oeste con los seguidores de Toyotomi Hideyori, hijo de uno de los unificadores del Japón. Por el otro lado estaba el ejército del Este, comandado por uno de los señores feudales más relevantes del país, Togukawa Ieyasu. Después de varios meses de preparativos, el desenlace comenzaría a las 4:30 de la mañana, en una madrugada nublada y con poca visibilidad.

 

El ejército del Oeste, liderado por el comandante Samurai Ishida Mitsunari, acudía a la batalla mejor preparado. Contaban con cañones, un arma muy rara de ver en el campo de batalla en aquella época, y no dudaron en utilizarlos desde el inicio. Este impresionante despliegue militar hizo retroceder al ejército del Este.

A pesar de que hasta 40.000 combatientes habían sido desleales en el último momento y no habían acudido, los planes de Mitsunari estaban saliendo a la perfección. Pretendía rodear a Togukawa por los dos flancos y atacarle por la retaguardia, imposibilitando su huida. Sus hombres se mantendrían firmes en el frente y por los laterales atacarían sus aliados del clan Mori y Kobayakawa Hideaki.

Lo que no sabían es que, conforme avanzaban posiciones estaban cayendo en una trampa mortal. Se estaban adentrando en una ratonera sin salida.

 

A media mañana Mitsunari encendía las antorchas: era la señal para asestar el ataque definitivo

 

Entonces sucedió un giro decisivo en el transcurso de los acontecimientos. Kobayakawa Hideaki hizo un leve gesto levantando la mano con el que detuvo a sus tropas. El ataque pactado nunca se llevaría a cabo.

 

Mitsunari había sido traicionado por su aliado

 

Cuando la fatal noticia corrió entre las tropas del Oeste, rompieron filas completamente derrumbados y comenzaron la huida. Salieron despavoridos buscando cobijo, dejando una imagen desoladora. Los vencedores avanzan sin oposición, adueñándose del campo de batalla.

A las 2 de la tarde Togukawa daba por terminada la guerra. Podía respirar aliviado.

Con el final del conflicto comenzaría el período Edo: la paz más larga ininterrumpida de la historia de Japón. Se extendería desde 1603 hasta 1868, más de 250 años.

Disposición de las tropas en la batalla de Sekigahara. Las unidades en amarillo habían acordado un cambio de bando que sería decisivo

Pero antes llegaría el turno de castigar a los derrotados. Primero el ritual se daba en el campamento base. Se les cortaba la cabeza a los generales y las exponían cuidadosamente en una tabla lavadas, peinadas y con un tinte aplicado en los dientes para ennegrecerlos.

No fueron las únicas ejecuciones, ya que los huidos también fueron perseguidos los años posteriores. El siguiente castigo fue tocar el bolsillo de los oponentes: Togukawa expropió feudos a 90 familias, recompensando a quienes sí le habían apoyado. Unos quedarían condenados a la miseria, mientras que otros pasaron a ser los nuevos ricos.

Estos recién proclamados señores feudales entraron en una vorágine de consumo y ostentación sin límites. Competían entre ellos por tener la mejor mansión o permitirse los mayores lujos.

 

Mantenían un alto nivel de vida gracias a la recaudación del arroz, la mayor industria del país. Era el impuesto que pagaban los campesinos por trabajar las tierras.

Con el gasto descontrolado pronto se terminaría el dinero y entrarían en números rojos. Necesitaban buscar nuevas fuentes de ingresos para no caer en la ruina.

Como ya no les alcanza con lo recaudado en la cosecha de un año, se les ocurrió crear un mecanismo para anticipar los ingresos de futuras cosechas. Así es como nacen los contratos de futuros sobre el arroz. Inicialmente eran llamados «cupones de arroz vacíos», ya que se cobraba por anticipado sin entregar el arroz en el momento de la compra.

Una negociación del precio en el futuro del arroz

Las características de estos contratos eran las mismas que las de los futuros modernos:

  • Había un mercado centralizado. La bolsa de Osaka daba seguridad a las partes, era el intermediario en la negociación. En España tenemos el MEFF, encargado de garantizar las transacciones.
  • Liquidación periódica de pérdidas y ganancias. No se espera al vencimiento del contrato para cerrar la transacción, sino que se prevén pagos intermedios según la fluctuación de los precios. Como cuando entras en el Euro-Dólar, que cada día tienes más o menos dinero en la cuenta.
  • Contratos estandarizados. Eran las mismas condiciones para todos. Como si compras un futuro del Dow-Jones, el tick value siempre será 5 dólares.

El imperio nipón reconoció la existencia legal del Dojima, en 1730 y las altas autoridades decidieron respaldarlo y protegerlo. Se habían dado cuenta de lo importante que era tener un mercado de futuros sólido para el desarrollo del país.

La especulación sobre el precio futuro del arroz fue in-crecendo. Las Velas Japonesas nacerían en pocos años de la mano de Munehisa Homma (1724 – 1803). Fue un hombre adelantado a su tiempo que terminaría asesorando al gobierno japonés en asuntos financieros y recibiendo la importante condecoración de Samurái honorario.

Munehisa sabía de la importancia de contar con una información rápida y fiable, por lo que organizó una cadena humana uniendo los 800 kilómetros entre Sakata y Osaka. Posicionó hombres cada 6 kms con una misión: transmitir las noticias lo más rápido posible de norte a sur y de sur a norte. De esta manera la formación del precio estaba respaldada por mejores datos en lugar de ir a ciegas.

 

Los primeros mercados regulados evitaban las trampas, dando seguridad a los participantes

En todo contrato tiene que haber un árbitro por si hubiera disputas. Hace falta un mediador externo que sea imparcial y dicte veredicto cuando haya reclamaciones. En los contratos de futuros es, todavía si cabe, más necesario designar un juez porque la naturaleza de los contratos de futuros induce a la trampa.

En un escenario de subida de precios el comprador del futuro querrá ejecutar el contrato, ya que adquirió el producto más barato que en la actualidad. En cuanto lo tenga entre sus manos lo venderá haciendo un buen Profit, el trato es bueno para él. Sin embargo el vendedor querrá incumplirlo porque su producto vale más ahora y podría venderlo más caro.

Las cámaras de compensación surgieron para cubrir estas deficiencias y evitar el pillaje. Aseguraban – y siguen  haciéndolo hoy en día – que unos y otros cumplieran con sus derechos y obligaciones. En un entorno seguro y con resultados predecibles es mucho más fácil hacer negocios que en un lugar donde las reglas del juego cambian cada día.

 

Creemos que estas instituciones son un invento moderno de los señores de Wall Street, pero nada más lejos de la realidad.

En la antigua Babilonia (2000 a.C), los templos tenían una segunda función, además de ser el lugar religioso de culto. Actuaban de primitivas cámaras de compensación para garantizar un comercio de calidad.

En ellos los mercaderes depositaban el producto y los compradores acudían a cerrar los tratos. Los funcionarios validaban las cantidades y calidades, además de intermediar en los pagos cobrando las oportunas comisiones.

templo babilonia

Un templo de Babilonia

En el medievo la feria de Génova fue pionera en establecer un sistema de pagos centralizados, sobre el año 1100. Como reunía a comerciantes de distintos lugares del mediterráneo con diferentes monedas, los tipos de cambio podían resultar caóticos. Un foro arbitral determinaba los tipos aplicables y liquidaba las compras y ventas.

Entre el Siglo XII y XV los mercados flamencos apostaron por eliminar los aranceles a comerciantes extranjeros, incrementando la calidad y cantidad de participantes. Las facilidades hicieron que las comarcas de Brujas y Amberes progresaran a pasos agigantados.  Las operaciones alcanzaron niveles de sofisticación nunca antes visto, pactando contratos similares a los swaps modernos.

El gobierno belga creó el primer Real Decreto que legalizaba los contratos a plazo, incentivando la especulación y creando los primeros contratos por diferencias en los que se  liquidaban pérdidas o ganancias sin necesidad de entrega física del subyacente. ¿Te recuerda a algo esta operativa? Efectivamente, es propia del trading moderno con apalancamiento, similar a darle click en la MetaTrader y apostar por una subida o bajada del precio.

 

El nacimiento de los futuros en Estados Unidos a través de la cuenca del Mississippi

Si América todavía no ha entrado en acción en este repaso de la historia de los futuros es porque fue fundado en 1776, fecha que hasta ahora ni siquiera hemos alcanzado. Con millones de hectáreas despobladas y fértiles, América era la tierra de las oportunidades. Los miles de inmigrantes que llegaban buscaban un lugar sin conflictos donde poder construir su propio porvenir.

El comercio de productos y mercancías fluyó de forma natural en un país donde el estado todavía no se había desarrollado lo suficiente como para poner impedimentos. Y donde todos empujaban para progresar, alejados de regulaciones absurdas, de guerras y de noblezas heredadas.

En la década de 1830s vio la luz el proyecto que situaría a Chicago en el centro de la producción norteamericana: la construcción de un canal que unía los ríos Chicago e Illinois, conectando los grandes lagos del norte con la cuenca del río Mississippi. La ansiada conexión entre el norte y el sur se establecía gracias a este río plenamente navegable. El comercio marítimo impulsó aún más el desarrollo de América, que dentro de poco superaría a Europa como motor económico del mundo.


Recorrido del Río Mississippi

En 1848 la ciudad de Chicago fue la primera en establecer el que se convertiría en uno de los grandes mercados de futuros del mundo y que sigue funcionando a pleno rendimiento: el CBOT, Chicago Board of Trade. Allí se negocian los tipos de interés USA y bonos americanos (2, 5, 10 y 50 años); materias primas agrícolas como la soja, el trigo o el maíz; e índices bursátiles como el NASDAQ100.

El primer contrato a plazo se rubricó el 13 de marzo de 1851, sobre un paquete de 3.000 búshels de maíz en el mes de junio. En 1869 CBOT recibió la autorización del estado para actuar como agente de medición, pesaje e inspección de granos. Poco después, en 1865, se formalizaron los contratos con condiciones estandarizadas para todos los operadores.

Aquí podemos hacer oficial el nacimiento de la industria de futuros en los Estados Unidos.

 

Con la mecha encendida y lejos de caer en el inconformismo aparecieron nuevas casas de cambio. En 1872 arrancó el mercado de la Manteca y Queso de Nueva York, que a la postre se convertiría en el New York Mercantile Exchange, también conocido como NYMEX. Allí se negocian el Gas Natural, el Petróleo Crudo o el Platino.

El segundo gran mercado de Chicago, el Chicago Mercantile Exchange – siglas CME – surgiría en 1919 después de varias transformaciones. Empezó siendo exclusivamente agrícola, reconvirtiéndose en productos comestibles como huevos, manteca o panceta. Hoy acoge al Euro-Dólar y Libra-Dólar, además de al S&P 500 y otros tantos futuros.

El COMEX – Commercial Exchange de Nueva York– fue la última gran casa de futuros americana. Unía al mercado del Metal, el de la Goma y al de la  Seda. Nació en 1933, unos años antes de la Segunda Guerra Mundial y entre sus activos negociados están los principales metales preciosos como el Oro, la Plata o el Cobre.

 

Los Contratos de Futuros en el siglo XXI, la era de la información

Cada año el volumen de negociación aumenta respecto al ejercicio anterior, situándose ya por encima de los 44 billones de contratos de futuros. Cada día se mueven 120 millones de futuros, lo que equivale a 5 millones cada hora, 85.000 cada segundo. Estas cifras estratosféricas son el fiel reflejo de una sociedad que avanza a pasos agigantados, con la extrema pobreza poco a poco erradicándose y permitiendo el acceso a estos mercado a quienes nunca hubieran podido entrar ni en sueños.

La revolución tecnológica de los últimos 20 años nos está permitiendo vivir experiencias inimaginables hace poco más de una década. ¿Quién nos iba a decir que íbamos a poder hacer videollamadas en tiempo real, procesar ingentes cantidades de datos en milésimas de segundo o trabajar desde cualquier lugar con un ordenador portátil como única herramienta de trabajo? Los hábitos, las relaciones sociales, la forma de consumir… todo ha cambiado.

La forma de negociar los contratos de futuros no se ha librado de esta transición hacia una era digitalizada. Casi nos da la risa al pensar cómo en los años 80 necesitábamos contar con un agente presencial en las sedes de los mercados, dándose de leches con el resto de players para conseguir el mejor precio. Ahora, con hacer un par de clicks, podemos ejecutar operaciones o rolar posiciones de un vencimiento a otro, como te conté en este artículo:

 

 

Cualquiera de los países desarrollados cuenta con su propio mercado de futuros, es uno de los indicadores de vivir en una sociedad avanzada. En el apartado anterior hablábamos de los «4 magníficos» de Estados Unidos (CBOT, CME, NYMEX y COMEX), los más legendarios y conocidos. Pero no son los únicos, hay más.

En España lo lleva MEFF (Mercado Oficial de Opciones y Futuros Financieros en España), propiedad de la cotizada BME. Otros países latinos cuentan con sus propias cámaras de compensación. En México es el MexDer – Mercado Mexicano de Derivados, en Colombia la BVC – Bolsa de Valores de Colombia – y en Argentina el ROFEX, el Mercado a Término de Rosario.

Los principales estados europeos también han creado instituciones de futuros serias y estables. EUREX, con sede en Frankfurt, es la mayor plataforma europea, seguida de EURONEXT, que aglutina los derivados franceses, holandeses, portugueses, belgas, irlandeses y noruegos.

 

Cómo ganar dinero con el trading de Futuros desde tu casa

Tus bisabuelos y tatarabuelos alucinarían si vieran cómo han cambiado las cosas. Hemos pasado de unos tratos cerrados en el tú a tú estrechando la mano, a mastodónticas cámaras de compensación con miles de traders especulando sobre el valor futuro en los incontables productos financieros. Y puedes hacer una transacción sin salir de tu cuarto.

Les estoy especialmente agradecido por habernos dejado en herencia la época en la que más fácil es ganar dinero haciendo trading, pero también en la que más rápido vas a terminar arruinado si no cumples con unas reglas básicas. La propuesta que tengo para ti es dar continuidad al trabajo de nuestros antepasados. Que su esfuerzo no haya sido en balde.

Por eso tengo un curso de trading en el que enseño un sistema de especulación que no da lugar  a dudas y donde cambiarás radicalmente tu forma de enfrentarte al mercado. ¿Y cómo vas a dejar a tu yo del pasado atrás? De la única manera posible: repitiendo los patrones del éxito día tras día durante 6 meses.

 

6 meses de programa formativo siguiendo la estrategia de Reversión a la Media con tutorías y operativa en directo

 

Hasta la fecha has visto lo bonito que es el coche de carreras por fuera. Si quieres pilotarlo, dominar la potencia de lo que tienes entre manos  y no estrellarte en la primera curva, te animo a visitar el enlace de arriba.

Un fuerte abrazo.

Enrique Mazón

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