Todo dictador es un místico, y todo místico es un dictador en potencia.
El místico anhela la obediencia de los hombres, no su acuerdo.
Quiere que ellos rindan su consciencia a las afirmaciones, los deseos, los caprichos de él… igual que la consciencia de él se ha rendido a la de ellos.
Quiere relacionarse con los hombres por medio de la fe y la fuerza, no encuentra satisfacción en el consentimiento de los demás si tiene que ganárselo por medio de hechos y de razón.
La razón es el enemigo al que teme y a la vez considera precario: la razón, para él, es una forma de engañar; él siente que los hombres poseen algún poder más potente que la razón, y sólo el que los demás le crean sin causa o la obediencia forzada de éstos pueden darle a él una sensación de seguridad, una prueba de que ha conseguido control de ese don místico que le faltaba.
Su ansia es mandar, no convencer: la convicción requiere un acto de independencia y descansa en el absoluto de una realidad objetiva. Lo que él busca es tener poder sobre la realidad y sobre los medios de los hombres para percibirla, sobre la mente de los demás, el poder de interponer su voluntad entre existencia y consciencia, como si, al aceptar falsear la realidad que él les manda falsear, los hombres pudiesen, de hecho, crearla.
Así como el místico es un parásito en materia, que expropia riqueza creada por otros, y un parásito en espíritu, que saquea ideas creadas por otros, así también cae por debajo del nivel de un loco que crea su propia distorsión de la realidad, hasta el nivel de un parásito de la locura, que busca una distorsión creada por otros.
Sólo hay un estado que satisface el anhelo del místico por la infinitud, la no-causalidad, la no-identidad: la muerte. No importa qué causas ininteligibles él atribuya a sus incomunicables sentimientos, quien rechaza la realidad rechaza la existencia; y las emociones que le motivan a partir de ese momento son: el odio contra todos los valores de la vida del hombre, y la codicia por todas las maldades que la destruyen.
Un místico goza del espectáculo del sufrimiento, de la pobreza, la subordinación y el terror; ésos le dan una sensación de triunfo, una prueba de la derrota de la realidad racional.
Pero ninguna otra realidad existe.
No importa de quién sea el bienestar que profese servir, el de Dios o el de esa gárgola incorpórea que él describe como «el pueblo»; no importa qué ideal proclame en términos de alguna dimensión sobrenatural: de hecho, en realidad, en la Tierra, su ideal es la muerte, su frenesí es matar, su única satisfacción es torturar.
Destrucción es el único fin que el credo de los místicos ha conseguido alcanzar en el pasado, así como el único fin que ves que están consiguiendo hoy, y si las calamidades provocadas por sus actos no les han hecho cuestionar sus doctrinas, si profesan estar motivados por amor sin amilanarse ante montañas de cadáveres humanos, es porque la verdad acerca de sus almas es aún peor que la obscena excusa que tú les has permitido: la excusa de que el fin justifica los medios y que los horrores que practican son medios para fines más nobles.
La verdad es que esos horrores son sus fines.
A ti, que eres tan depravado como para creer que puedes adaptarte a la dictadura de un místico y que podrías complacerlo obedeciendo sus órdenes…, te digo: no hay forma de complacerlo. Cuando le obedezcas cambiará sus órdenes; él busca la obediencia por la obediencia y la destrucción por la destrucción.
Tú, que eres tan pusilánime para creer que puedes llegar a un acuerdo con un místico cediendo a sus extorsiones…, no hay forma de sobornarlo, el soborno que quiere es tu vida, tan despacio o tan aprisa como tú estés dispuesto a entregarla, y el monstruo que él intenta sobornar es la oculta evasión en su mente que le lleva a matar para no percatarse de que la muerte que él desea es la suya propia.
Tú, que eres tan inocente para creer que las fuerzas desatadas en tu mundo de hoy están motivadas por la codicia de saqueo material…, la urgencia de los místicos por despojos es sólo un velo para encubrir de su mente la naturaleza de su motivo. La riqueza es un medio de vida humana, y ellos dicen querer la riqueza, imitando a seres vivos, para fingirse a ellos mismos que desean vivir. Pero su sucia complacencia en el lujo saqueado no es un deleite, es una escapatoria.
Ellos no quieren ser dueños de tu fortuna, quieren que tú la pierdas; ellos no quieren triunfar, quieren que tú fracases; ellos no quieren vivir, quieren que tú mueras; ellos no desean nada, odian la existencia, y continúan corriendo, cada uno de ellos intentando no enterarse de que el objeto de su odio es él mismo.
Este texto en el que se describe la bajeza moral de los «místicos» – léase artista, intelectual, empresario afín al régimen dominante… en definitiva, todo saqueador que pretende vivir a costa del trabajo ajeno en sus diferentes vertientes de parásito social (funcionario, gestor de recursos públicos, pensionista…), – es uno de los muchos fragmentos maravillosos que tiene La Rebelión de Atlas, la obra maestra de Ayn Rand.
La filósofa y escritora rusa nació y creció en lo peor de la Rusia bolchevique, aquella nación que asesinó a casi un millón de compatriotas con dos tiros en la nuca sacando a los padres de familia de casa a rastras y llevándoles a un juicio pervertido que les consideraría enemigos del régimen. Y lo peor es que realizaron tales atrocidades solamente porque era necesario infundir miedo en la población para que obedecieran sin rechistar unas normas que les abocaban a pasar hambre.
Ayn Rand estudió en San Petersburgo queriendo cumplir su sueño de redactar guiones de películas. Estuvo muy influenciada por Aristóteles, a quien consideraba el mayor filósofo del mundo.
Con 21 años consiguió el permiso para salir de la Unión Soviética a visitar unos parientes a los Estados Unidos, en lo que iba a ser una breve estancia de cara a las autoridades rusas, aunque ella estaba decidida a no regresar jamás. Se mudó a Hollywood, donde aceptó cualquier trabajo buscando prosperar en la industria del cine. Allí conoció al que sería su marido por 53 años, el actor Frank O’Connor, y de quien ella misma dejó por escrito que era el hombre más fascinante que había conocido jamás.
Después de recibir la ciudadanía estadounidense, Ayn Rand declaró:
«Llámenlo destino o ironía, pero yo nací, de entre todos los países de la tierra, en el menos conveniente para una fanática del individualismo: Rusia. Decidí ser escritora a la edad de nueve años, y todo lo que he hecho se ha circunscrito a tal propósito. Soy estadounidense por elección y convicción. Nací en Europa, pero emigré a Estados Unidos porque este era el país donde una podía sentirse totalmente libre para escribir»
En 1973, después de 47 años en el país americano, dio una conferencia en la Academia Militar de los Estados Unidos, donde dijo:
«Puedo decir, y no como un mero patrioterismo, sino con el conocimiento completo de las necesarias raíces metafísicas, epistemológicas, éticas, políticas y estéticas, que Estados Unidos es el más grande, noble y, en sus principios fundadores originales, el único país moral en la historia del mundo».
Quién me hubiera dicho que estaría escribiendo un artículo inspirado por Josef Ajram, casi dos décadas después de conocerle. Lo mejor es que, en esta ocasión, iba a estar citando frases literales suyas. Y no con ánimo de crítica, sino de admiración.
Josef Ajram ya había sido protagonista en este blog cuando expresé la tremenda decepción que me causó su primer libro «Triunfar en bolsa es posible». Corría el año 2011 cuando le vi en la sección de economía que daban en los programas de la Sexta Noche, y le vi con ganas de aportar en un sector que se encontraba al desnudo, el de la operativa de CFD’s para cuentas pequeñitas, como la mía. Por eso compré su libro sin pestañear, en cuanto salió a la venta.
Tal fue el chasco que me llevé (ésta es la reseña de aquel bluf), que fue el primer y último producto suyo por el que he desembolsado dinero. No me he gastado en él más que los 15€ que me costó ese manual en el que detallaba su método de trading ganador que daba varias pinceladas de cómo funciona el mercado, pero no profundizaba en ninguna, y te dejaba más confundido que antes de leerlo. Decidí no entregarle ni un céntimo más, y eso que el hombre se ha convertido en un Showman que ha vendido de todo, hasta calzoncillos.
El segundo post donde Ajram aparece en mi blog trata sobre la estrategia del cierre del GAP. El bueno de Josef decía que ganar dinero en bolsa era súper fácil, sólo había que esperar a la apertura de la bolsa española, comprar las acciones que abrían con GAP bajista y vender las que amanecían con GAP alcista. Según su estudio empírico basado en la más absoluta nada, aproximadamente el 90% de los Gaps terminan cerrándose intradía, por lo tanto sería coser y cantar que tu cuenta se llenara de Profits con esta sencilla estrategia.
No hacía falta más que observar el comportamiento histórico de la bolsa para darte cuenta de que cerrar GAPs como sistema de trading no iba a ser una buena idea. Y ojo, que no hace falta hacer un estudio algorítmico súper sofisticado para darte cuenta de la barbaridad que supone esa estrategia, no, no; con abrir un gráfico y ver que, tanto en bolsa europea como americana, hay GAPs que se abrieron hace más de 20 años y ni se han cerrado ni se van a cerrar jamás, es suficiente. Por no hablar de las comisiones altísimas que tiene la operativa con acciones españolas, es que una trade medio buena no alcanza ni para cubrir los costes.
Suma estos pufos que le detecté sobre el tema en el que supuestamente era experto, la bolsa, con que luego cambió el chip y se puso a hacer una especie de exorcismos en Ibiza a cuatro pobres despistados que pasaban por allí. Cada cosa nueva que publicaba me daba peor espina que la anterior. Enserio, a Josef Ajram no le hubiera dejado las llaves de mi casa ni aunque hubiera sido el último hombre vivo sobre la faz de la tierra.

Algunos GAPs del #DAX40 que se generaron en el año 2003 todavía siguen pendientes de cerrarse. Como para tener una posición abierta desde entonces siguiendo el consejo de Josef Ajram. Hubieras quebrado cientos de cuentas esperando el ansiado impulso bajista que nunca ha llegado, y que nunca llegará.
Con este historial de descrédito – por cierto, ¡también le echaron de una Sicav que llegó a gestionar por las incontrolables pérdidas que estaba causando a sus accionistas mientras la bolsa no hacía más que subir! -, cuando el otro día el algoritmo de Twitter me sugirió un post suyo, pensé: «ya está otra vez el Ajram por aquí, a ver con qué historieta viene ahora»…. Me le esperaba vendiendo su último curso de bolsa edición limitada, o presumiendo de un deportivo espectacular de color naranja, o haciendo un nuevo reto disputando Ironmans en a saber qué país dejado de la mano de Dios.
Por eso, cuando me paré a leer el titular de aquel post, me sorprendió tantísimo lo que estaban viendo mis ojos, es que no me lo podía creer. Era la introducción a un podcast que se llamaba «El peligro de vivir sólo para aparentar». La curiosidad que se generó en mi cabeza ipso-facto me empujó a escuchar el capítulo sin dudarlo, y después llegaron otros con titulares que también despertaban mi atención.
Josef Ajram contaba lo absurdo que supone comprar trastos que no aportarán nada a tu vida, cuya única finalidad que satisface es dar envidia a la gente de tu entorno, o atraer mujeres que solamente te valorarán por lo que tienes, y no por lo que eres. Y qué mejor persona que él para decir que comprarte un Ferrari causará un vacío en ti, porque ha sido vivo ejemplo de estos derroches sin sentido. Hablaba con conocimiento de causa.
Después de escuchar otros capítulos que iban en la misma línea, llegué a la conclusión de que algo había cambiado en Josef Ajram. Una de la cosas que más me sorprendió fue cuando reconoció que, si pudiera volver atrás, no llevaría ni el 10% de los tatuajes que inundan su cuerpo, y que tan guay le hacían ver cuando era joven («un día llegué a la oficina con un tatuaje y nadie me dijo nada, así que continué inundando de tinta mi piel»). Enserio, escuchar a Josef Ajram decir que hacerse tatuajes es una tontería, para mí fue lo más.
No sé qué le habrá ocurrido para experimentar este cambio de filosofía tan radical, convirtiéndose ahora en divulgador del minimalismo, de hacer todo lo posible por encontrar la paz mental, o de sentirte a gusto con quien eres y no con quien pretendes ser. Pero estoy seguro que le ha debido de pasar algo muy fuerte. Porque si no, no me lo explico.
Quizás haya hecho el click con el fracaso de su matrimonio, después de 14 años juntos. O quizás se ha pasado de la raya con alguna droga que le ha dejado a punto de irse al otro mundo. O saber muy bien qué ha debido de suceder aquí, pero alguna de las piezas del puzle no me encaja.
Cuando Josef Ajram se volvió un mentor espiritual en ibiza y montó un espectáculo digno de circo, como todo lo que hacía. Por suerte, parece que esa época la ha dejado atrás. Ahora quiere mostrarle al mundo cómo es su verdadero yo.
Estoy convencido de que ha debido de vivir alguna experiencia traumática, porque yo también he pasado por algo similar. Debo reconocer que en esta vida me he portado mal con muchas de las mujeres que apostaron por compartir su camino conmigo, quienes se abrieron plenamente a mi. Como respuesta yo les di comportamientos de lo más miserable, de los que no me siento nada orgulloso.
En lugar de ser sincero con mis intenciones de largo plazo, me aproveché del sexo fácil que me proporcionaban, de la comida que me hacían, o del alojamiento que me proporcionaron cuando lo necesité. O en lugar de engrandecerlas poniendo en valor sus méritos, me dediqué a hacerlas sentir pequeñas, sacando faltas donde nunca las hubo. En vez de ofrecerles fidelidad y compromiso, les engañaba en cuanto se me presentaba una ocasión de pasar una noche a solas con cualquier otra petarda que se abriera de piernas para mí.
Cuando vi que esto de creerme un Playboy desapegado del afecto verdadero, conllevaba que las mujeres más importantes que habían pasado por mi vida no querían volver a saber nada de mí para no caer en un abismo al que se veían abocadas permaneciendo a mi lado, supe que debía cambiar mi actitud. Y es que no me apetecía seguir recibiendo rechazos, desplantes o traiciones durante el resto de mi vida. Son cicatrices muy profundas que se van abriendo en tu interior, y luego cuesta mucho tiempo y esfuerzo sanarlas.
Los excesos que cometí no me salieron gratis, no, y es que todas las barbaridades que uno comete en esta vida, las termina pagando. Las normas por las que se rige el universo son de lo más sencillo de entender: si haces daño a otras personas por el simple hecho de querer fastidiar a alguien que no te ha hecho nada malo, porque consideras que tienes un enemigo a quien pretendes humillar, o porque te crees superior a otras personas que viven su vida con más dignidad de la que tú lo haces… Las heridas que has infligido a otros te vendrán de vuelta con creces.
No solamente deberás pagar la deuda que has contraído, sino que te regresará en modo bola de nieve: con los intereses que has ido acumulando. Y cuanto más tiempo pases escondiéndote, pensando que «nadie se ha enterado de esto que hice, voy a seguir como si nada», mayor será el golpe de realidad que inevitablemente llegará en algún momento. Porque habrás hecho crecer tanto la bola de nieve mientras caía por la ladera en la que intentabas esconderte, que cuando te pase por encima ya no será un juego de críos, te aplastará sin ninguna contemplación como quien pisa una hormiga y no se da ni cuenta.
Si, por el contrario, entregas lo mejor de ti al mundo, sin ninguna restricción, la vida sólo te traerá cosas buenas. Como dijo el papa Francisco en la homilía que ofreció en la celebración de la Eucaristía durante su viaje a Mongolia de 2023:«Cuando pierdes tu vida, cuando la ofreces generosamente, cuando la arriesgas comprometiéndola en el amor, cuando haces de ella un don gratuito para los demás, entonces vuelve a ti abundantemente, derrama dentro di ti una alegría que no pasa, una paz en el corazón, una fuerza interior que te sostiene. Sólo el amor apaga la sed de nuestro corazón, solo el amor cura nuestras heridas. Solo el amor nos da verdadera alegría. [1]
[1] Cita extraída de «El loco de Dios en el fin del mundo» .
Bien Josef, entiendo el cambio tan radical que has hecho en tu vida, aunque de momento no te hayas animado a desvelar el motivo de esta transformación. Sea como fuere, las cárceles están para cumplir una penitencia y salir de ellas siendo una nueva persona, listo para entregar a la sociedad sociedad lo mejor de ti. Esta nueva versión que estás mostrando creo que te llenará de mucha más satisfacción que ir por la vida como un showman pretendiendo que todo te resbala, y que tiene muchos más bienes materiales de los que dispone la gran mayoría de gente.
Por eso hoy voy a relatar lo que decía el renacido Josef Ajram, el que ya no presume de cochazos ni de acudir a fiestas mega exclusivas. En aquel podcast relataba varios principios filosóficos de Epicuro, el filósofo griego que vivió 300 años antes del nacimiento de Cristo. Y lo relacionaba con la bolsa de una manera que me pareció brillante.
Lo mejor es que estos principios tenían todo el sentido del mundo, así que vamos a ir con ellos, uno por uno. Yo añadiré algunas notas particulares, que considero necesarias. Estos son los 18 principios de Epicuro que, aplicados al trading, pueden dar un giro a tus resultados:
¡Quién te ha visto y quién te ve, Josef Ajram! Conseguiste llamar mi atención con el titular, y ahora me he vuelto un seguidor de tu podcast, estoy escuchando casi todos los capítulos. Enhorabuena por el cambio de filosofía @josefajram
Principio #1 de Epicuro para mejorar en el trading: Escucha el doble de lo que hablas
Venir a este negocio creyendo que ya lo sabes todo, no sirve de nada. Porque el mercado siempre, siempre, siempre te pone en su sitio.
Fijándote en cómo lo hacen los demás puedes sacar alguna nueva idea. Ya sea por un indicador que desconocías, por un método de Gestión Monetaria que no se te había ocurrido, o por un nuevo filtro para mejorar las entradas.
Lo de ir de sabiondo con el ego inflado, mejor déjaselo a los mega chulitos-alpha de gimnasio. Y cuando les veas morder el polvo, da las gracias por no estar en su piel.
Principio #2 de Epicuro para mejorar en el trading: Prepárate para fallar, es la única manera de progresar
Consiste en asumir que el error es parte de la operativa. O, lo que es lo mismo, ser consciente de que será imposible acertar el 100% de las ocasiones.
Sabiendo que tarde o temprano llegarán los fallos, es más probable equivocarse cuanto más operes. Si vas en modo francotirador, seleccionando mucho las entradas, estarás cuidándote de meter la pata. Pero si disparas todo el rato sin ton ni son, seguramente pierdas bastante dinero.
Este principio psicológico no me lo estoy inventando, ya lo expusieron Khaneman y Thaler, quienes ganaron el premio Nobel con su teoría «La Economía del Comportamiento». Estos economistas demostraron que, en muchas de las decisiones que tomamos a diario, la parte emocional pesa mucho más que la racional. Por ejemplo, a un abuelo no le sacarás de su casa en la que lleva viviendo toda la vida, ni aunque le ofrezcas varios millones de euros, como expuse en este artículo:
Principio #3 de Epicuro para mejorar en el trading: Siempre espera lo peor
Este principio no se refiere a abrir una operación en modo catastrofista, asumiendo que vas a perderla. Precisamente por un motivo sigues las reglas de un sistema de trading: para alcanzar la tan ansiada esperanza matemática positiva. Es decir, ganar más de lo que pierdes.
A lo que se refiere es a tener en mente cuánto perderías en el peor escenario de todos, donde vaya situado tu Stop-Loss. Por cierto, doy por sentado que lo primero que haces nada más plantear una operación, antes incluso de introducirla en el mercado, es otear dónde irá colocado el Stop Loss. Y después ya va todo lo demás.
Bien, pues el siguiente paso es establecer el volumen. Mi consejo es hacer las cuentas para perder, como máximo, un 5% de tu cuenta por una mala trade. Más que nada para permanecer vivo y no perecer a las primeras de cambio, con la primera bofetada que te den.
Es muy tentador calcular cuánto vas a ganar metiendo los 10 lotes… pero si el precio se va en contra y saltan los 200 puntos de Stop, supone un destrozo perder el 20% de la cuenta en sólo una trade. En los tres ejemplos, la única operativa válida sería la primera fila. Donde entras con 2 lotes, y como mucho pierdes un -4% de tu capital.
Principio #4 para mejorar en el trading: Sé consciente de los peligros de la fortuna.
Ganar dinero haciendo mal las cosas, sin un método, es caer en una trampa mortal. Porque más pronto que tarde saldrán a la palestra las deficiencias de tu operativa, los escenarios que no habías previsto, la gestión monetaria inexistente… Y significará la muerte como trader.
Lo peor es que, cuando estás haciendo las cosas mal y te están saliendo bien por pura suerte, te crees más listo que el resto. No escuchas a nadie de tu alrededor, te pones las orejeras como el burro que está dando vueltas en círculos sin llegar a ningún sitio.
A largo plazo, la suerte es un factor irrelevante. Puede que te salte un Stop justo en el último pipo antes de girarse, o puede que te den un Profit justo en el último tirón antes de comenzar una tendencia en dirección opuesta. Pero haciendo decenas de trades, la esperanza matemática del sistema siempre termina imponiéndose al azar.
Principio #5 para mejorar en el trading: No te aferres a una única esperanza (diversificar)
Aquí quiero poner en valor el apalancamiento, esa herramienta que nos permite a los traders minoristas gestionar una cartera con los productos más famosos del mundo, como el Brent, el Euro-Dólar o el Dow Jones. Porque sin el apalancamiento financiero, y sin los contratos de CFD, estaríamos condenados a operar exclusivamente acciones, que son los productos con comisiones más caras.
El problema es que el apalancamiento también puede convertirse en tu mayor enemigo, si no respetas ciertos límites. Es como conducir un súper deportivo: supone un auténtico lujo subirte al Lamborghini y pasearte por la ciudad rezando por encontrarte a tus conocidos… pero si pisas el acelerador más de lo que puedes controlar un vehículo de tamaña potencia, no pasará mucho tiempo hasta que te estrelles contra una farola.
Con el apalancamiento puedes perder todo tu dinero en menos de cinco minutos, y da igual que sean mil euros, cien mil, o cien millones. Por muy clara que veas esa compra en la #Libra-Dólar, jamás deberías de jugártelo todo a una carta.
Principio #6 de Epicuro para mejorar en el trading: La verdadera riqueza reside en un espíritu contento
Venir al mercado buscando solucionar tus problemas es el camino más rápido para hundirte en la miseria. «Es que necesito sacar 3.000€ para llevarme a la familia este verano de vacaciones a Grecia». Pues mal vas, porque te vas a quedar sin los 3.000€, y si me apuras, hasta sin familia.
El trading es un complemento de tu vida, una pata más de las muchas que te sustentan. Por eso antes de darle a los grafiquitos, es importante tener un propósito en el trabajo, sentirte en paz con tu familia, no estar ahogado por las deudas… Entonces el mercado sí aportará valor a tu vida.
Lo de estarse todo el día encerrado en casa con las persianas bajadas y mirando cómo sube o baja el Euro-Dólar mientras esperas que te llegue el pedido del McDonald’s que has hecho a través de Glovoo, y sólo abandonar el domicilio para renovar el subsidio de desempleo, como que no. Meditar y agradecer por todas las cosas buenas que tienes, hacer deporte en tus ratos libres, o tener algún proyecto de emprendimiento personal, como que sí. Tú decides en qué lado del barco estar subido.
Principio #7 de Epicuro para mejorar en el trading: La muerte aguarda al final del camino
De qué sirve agobiarse pensando en cuánto vas a ganar, si todos vamos a terminar en el mismo sitio al final de nuestros días. ¿De verdad merece la pena intentar ser el más rico del cementerio?
Teniendo siempre en mente hacia dónde se dirigen tus pasos, tus prioridades cambian. Igual ya no te parece tan importante el partido de fútbol del Madrid, y prefieres pasar más tiempo con tus hijos. O igual llegas a la conclusión de que estar mirando las pantallas tantas horas no te aporta nada bueno.
De hecho, en esta Academia limitamos el tiempo de exposición al mercado, es uno de los pilares fundamentales. Y no sólo para aprovechar tu vida con otras rutinas más saludables. Sino porque, cuanto menos tiempo estés enganchado, más dinero ganarás.
Principio #8 de Epicuro para mejorar en el trading: Incorpora la humildad en tu vida
Un truco para reconocer a una persona carente de humildad, es que se llama a sí mismo humilde. Porque la humildad no consiste en dejar medio visibles tus méritos en una mesa y tú haciendo que giras la cabeza hacia otro lado, para que el compañero de al lado te diga lo bueno que eres en tu trabajo. O estar como quien no quiere la cosa paseándote toda la mañana por el gimnasio ayudando a los recién llegados, para que un pobre novato te diga lo bonitos que lucen tus músculos esculpidos como si fueran acero.
La humildad es una actitud de aprendizaje. De estar en silencio observando cómo funciona el mundo a tu alrededor. Y cuando llegues a casa reflexionar sobre algo que te haya removido una parte de la conciencia.
Siempre aprende mucho más el alumno cinturón blanco de Judo, que el cinturón negro con 12 Dans. Uno entra con las ganas de conocer la filosofía de un arte marcial desde cero, y al otro ya no le moverás de sus rígidas técnicas de combate.
Principio #9 de Epicuro para mejorar en el trading: Asumir responsabilidades por tus acciones
Durante los 5 años que estuve la multinacional de trading británica, recuerdo perfectamente los cabreos que se cogía un compañero – vamos a llamarle Marcos – cuando las operaciones no salían como él quería. Si sacaba un buen Profit el trading floor se convertía en un jolgorio, todo eran alegrías y golpes en el pecho demostrando «quién manda aquí». Pero cuando las cosas se ponían feas, Marcos era insoportable.
Lo peor es que nunca asumía sus fallos, se revolvía quejándose contra el último dato de empleo que habían publicado, o contra las declaraciones de Donald Trump, o contra lo que fuera. Recuerdo una vez que el petróleo se le fue en contra, estaba perdiendo varios miles de euros con uno de esos latigazos imprevisibles que a veces pega el crudo. Entonces, de repente salió un berrido gurutal desde lo más fondo de su ser que nos dejó al resto de compañeros asustados:
«¿¿¿¡¡¡Pero qué está pasando!!!??? ¡¡¡Mecagüen D**s!!, ¡¡¡¡¡¡¡No tenemos informacióooooonnn!!!!!!
La actitud de Marcos era de lo más tóxico que puede haber cuando te enfrentas al mercado. Por mucho que te lamentes como si fueras un bebé llorando para que mamá te haga caso y venga a dar el pecho, esto es el mercado amigo. Aquí nadie va a rescatarte cuando las cosas se pongan feas.
Ningún Stop salta por culpa del presidente de China, ni de la política monetaria del Banco de Inglaterra, ni de una banda de guerrilleros en Irak que han atacado una refinería. Los Stops saltan porque el precio ha hecho un movimiento que no tenías previsto en tu plan de trading. Te has equivocado, y punto.
Además, asumir los fallos como propios es un proceso muy sano para mejorar la operativa. Analizas lo que ha ido mal, lo apuntas, y esperas a que llegue la siguiente oportunidad. Así intentarás no volver a caer en el mismo error.
Principio #10 de Epicuro para mejorar en el trading: Las personas estrechas culpan a los demás. Las personas simples se culpan a sí mismo
Relacionado con el punto anterior, echar balones fuera es una actitud de lo más cobarde que jamás tiene premio.
De hecho, una de las características de quienes triunfan en esta vida, es su valentía. Ponen la cara cuando las cosas les salen bien, sí. Pero también asumen los fallos y se reinventan.
En vez de buscar excusas, buscan soluciones.
Principio #11 de Epicuro para mejorar en el trading: tus reacciones forjan tu destino. Marcan tu éxito o fracaso
A todos nos duele que salte un Stop, a todos. Pero la diferencia entre el trader que sobrevive a largo plazo, y el que no llega ni a la vuelta de la esquina, es cómo afronta la siguiente operación. Si vas pensando en recuperar el terreno perdido, y además sacar un poquito más, agravarás la pérdida.
El revanchismo es un mal compañero de viaje. Es como el diablillo que tienes en el oído empujándote a tomar esa droga que no te hace ningún bien. Y que algún día te arrepentirás de haberla consumido.
Lo mismo sucede con la euforia, saber controlarla es vital. Si después de una buena racha te crees el rey del mambo, y te saltas todas las reglas que te hicieron subir hasta lo más alto, tus días en la cima estarán contados.
El lobo estaba cansado de que el pájaro estuviera revoloteando a su alrededor, así que se lanzó a intentar cazarle sin darse cuenta que estaba saltando a un vacío que terminaría con su vida. Podría darte más ejemplos de la vida real, pero creo que esta viñeta ejemplifica perfectamente la consecuencia de tomar decisiones impulsado por la ira. La imagen expresa más que ninguna otra palabra que yo pueda añadir
Principio #12 de Epicuro para mejorar en el trading. Cumple con tu deber. Tu vida no es lo que sucede, sino lo que haces con ella.
Durante los años que fui ciclista me di cuenta de una cosa: cuando subía las montañas más rápido, es porque había entrenado a conciencia para rendir en la carretera. Y lo que diferenció mis grandes competiciones de las mediocres, es que para unas había entrenado también los días malos, los que no me apetecía.
Recuerdo una vez que salí a entrenar después del instituto, comí a toda prisa y mientras todavía estaba haciendo la digestión con la comida en la garganta, cogí la bicicleta y me fui hasta Ampuero, un pueblo que está a casi 50 kilómetros de distancia de Santander, algo que no me apetecía en absoluto. Aquel entrenamiento fue dramático, porque calculé mal y se me hizo de noche en la cuarta hora, además de que me pilló la lluvia en el regreso (sin lugar a dudas, la lluvia es la peor enemiga de un ciclista, es un auténtico infierno salir a rodar mojado). Mi padre tuvo que venir a recogerme al encuentro mientras descendía el puerto de Alisas, porque yo ya no veía un pimiento, y lo que es más peligroso, los conductores tampoco me veían a mí.
Hice aquel esfuerzo – entre otros – , porque a la semana siguiente se disputaba el campeonato regional, y para mi era una de las citas más importantes del año. En aquella carrera que se celebró en Ramales de la Victoria, tenía unas piernas de escándalo, y a día de hoy creo que podría haberme coronado como campeón de Cantabria si llego a enganchar la fuga del día que se escapó en la primera fase de la carrera. En el pelotón nos quedamos los buenos (alguno llegó a profesionales) confiando que les fuéramos a cazar, y viendo que pasaban los kilómetros y les habíamos permitido demasiado espacio, me marché en la subida al puerto de la Bien Aparecida. Llegué a meta en solitario, entrando apenas a unas decenas de metros de atrapar a los fugados, viendo cómo uno de ellos levantaba los brazos coronándose como nuevo campeón de mi región.
Bien, te he contado esta anécdota que viví sobre la bicicleta de ruedas finas, porque en el trading también hay que ser disciplinado aunque no te apetezca. Ya sé que es un peñazo sacar la calculadora para ver cuántos lotes meter en una posición, o esperar con las manos quietas hasta que el precio haga el Setup que habías pensado. Pero hay un premio muy jugoso esperando para quien es capaz de mantenerse férreo al sistema.
En tu mano está hacer las cosas bien – aunque sea duro – y triunfar; u operar a base de caprichos, y perecer. Si se te hace muy cuesta arriba crear una estrategia por ti mismo, y ser disciplinado siguiéndola todos los días; te interesa conocer el producto estrella de esta Academia: la Granja de Traders™. Aprendes un sistema de especulación que lleva ganando dinero siglos, y que lo seguirá haciendo mientras vivas:
La Granja de Traders™. Entras siendo un polluelo y sales convertido en un gallo majestuoso de los mercados financieros🐣 📈 🐓
Principio #13 de Epicuro para mejorar en el trading: Cuando permites que alguien es capaz de enojarte, se convierte en tu amo. Si los comentarios de los demás te molestan, estás entregando el control de tu vida
Sobre todo si llegan comentarios despectivos hacia ti cuando te está yendo bien.
Si resulta que comienzas a tener relevancia en tu ámbito, te ves ganando más dinero que nunca antes, y justo en ese punto aparecen los haters, es que estás en el buen camino.
Porque mientras tú estás aportando lo mejor de ti al mundo, quien te está criticando lo hace desde el sofá de casa con los dedos de las manos de color naranja por la bolsa de ganchitos que acaba de comerse entera. Y en la pestaña de al lado le está dando una propinilla a una «modelo» de la página azul para que le mande un beso online. Ella le guiñará el ojo a cambio de 25 euros, si, pero jamás permitirá que le toque, porque en el fondo le da asco un hombre que muestra tal desesperación por tener una mujer a su lado por unos minutos.
Principio #14 de Epicuro para mejorar en el trading: Apuesta por la simplicidad. La riqueza exige de mucha energía.
En los últimos años viajo un montón entre Madrid y Santander. En la capital de España vivo desde jovenzuelo, cuando vine a labrarme un futuro en el sector financiero. Y mi refugio del norte me atrae inevitablemente, porque allí nacieron 3 de mis 4 abuelos, y allí seré enterrado el día que me vaya a la otra vida.
Como sé de memoria el camino de tantas veces que he andado los 1.000 kilómetros de ida y vuelta, ya no hago la maleta cuando voy a escaparme. Agarro el portátil, a veces también meto la bicicleta en el coche, y adiós muy buenas.
Te parecerá una chorrada, pero ese tiempo que gano en decidir qué meter en la maleta, o qué comer, o qué ropa ponerme… prefiero invertirlo en escribir este artículo, o en analizar el mercado, o en salir a dar una vuelta y refrescar la cabeza. Unas tareas me aportan valor, y otras no.
Bien, pues en el trading sucede exactamente lo mismo. Un espacio de trabajo saturado de indicadores drenará tu energía y te distraerá de lo que verdaderamente importa: las reglas del sistema.
Sobre los beneficios tener una pantalla limpia, ordenada y clara, hablé en este artículo:
Principio #15 de Epicuro para mejorar en el trading: No odies a quienes te odian, ignóralos
Este titular habla por sí solo.
Y es que la energía que uno tiene es súper valiosa como para malgastarla en hacer el mal.
No añado más.
Principio #16 de Epicuro para mejorar en bolsa. La amistad está por encima de la riqueza
Si un buen amigo te dice que te está yendo la cabeza, fíate de su observación.
Principio #17 de Epicuro para mejorar en bolsa. Deja de preocuparte por lo que está fuera de tu control
Un patrón que se repite en los traders que realmente ganan dinero, es que saben permanecer con las manos quietas hasta que les llega su oportunidad de meter la zarpa.
No entran así porque sí, ya que la mayor parte del tiempo no tienen ningún control sobre lo que sucederá con el movimiento del precio.
Tienen las balas contadas, y no se permiten desperdiciar ni una.
El buen trader piensa como un cazador: va a lo fácil sin gastar energías innecesarias. Espera detrás de la maleza, espera, espera… hasta que el antílope cojo se acerca al río a beber agua. Y justo en ese momento, se abalanza sobre él.
Principio #18 de Epicuro para mejorar en el trading: Siempre extrae el beneficio de las cosas, aún de los errores.
Como dice el refrán:
«A veces se gana, y otras se aprende»
Incluso aún de no hacer nada, existe algo positivo que sacar.
Espero que te hayan gustado los 18 principios de Epicuro para mejorar en el trading, a mí me encantaron llegar a conocerlos por dos motivos.
El primero, porque los he descubierto gracias a Josef Ajram, un hombre que sólo le faltaba aparecer en el diccionario cuando buscabas la palabra postureo. Me ha recordado que nunca es tarde para tomar el camino correcto, a pesar de que su pasado no haya sido ejemplar en el aspecto ético o moral. Ya dijo el filósofo francés del Renacimiento Montaigne que «somos tan diferentes entre nosotros mismos, como lo somos con los demás».
El otro motivo por el que me encantó escuchar sobre los principios de Epicuro, este filósofo griego que vivió hace 2.300 años; es porque los valores clásicos siempre, siempre, siempre tendrán mucha más fortaleza que los modernos. En base a los principios antiguos nuestros antepasados construyeron la civilización que ahora estamos disfrutando. Tenemos que agradecerles estar viviendo en la mayor época de bonanza que jamás ha existido sobre la faz de la tierra.
En contraposición, los valores modernos pretenden destruir la civilización que levantaron con tanto esfuerzo tus abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, y demás ancestros. Son las ideas que mandan a la mujer a trabajar a una oficina para esclavizarse voluntariamente a un jefe, en vez de estar cuidando a sus hijos en casa. Esos mismos hijos que habrán nacido cuando ella ya tenía 43 años tras varios abortos espontáneos porque antes «nunca encontraba el momento de ser madre», y quienes crecerán con carencias, porque a esa edad ella no tiene ni fuerzas ni ganas para darles la vitalidad que necesitan.
Los valores modernos también exigen que la mujer rompa su matrimonio en cuanto aparezca la primera dificultad, y sustituya la paz que le provee un marido por cuidar de muchos gatos y una copa de vino a solas cuando llega a casa. Mientras sube a Instagram fotos enseñando canalillo y falda corta, buscando un pedacito del cariño masculino que tanto anhela. Conseguirá atención, pero nunca será retención, será algo efímero mientras siga mostrando carne como si estuviera en un mercado de ganados.
Y qué decir de lo confundido que se encuentra el hombre con la crisis de valores, castrado de toda masculinidad, incapaz de sostener a su familia por el miedo a que alguien le señale si gana más dinero que la media del rebaño. Sí, detesto esos valores que empujan a un hombre a viajar 2 semanas al año a un destino exótico – malgastando los ahorros que ha reunido a duras penas – para subir las fotos de su «maravillosa» experiencia a Ia Red Social de turno, esperando la validación de otras personas que están igual de perdidas que él. Un hombre que no es capaz de estar dispuesto a morir por la preservación de su legado familiar, porque en el fondo sabe que no ha sido capaz de construir nada que merezca ser defendido, no debiera considerarse hombre.
Por estos motivos siempre es bueno mirar al pasado y reflexionar sobre estos valores clásicos que Epicuro viene a recordarte hoy. Que nadie va a pensar en ellos por ti.
El consejo de Enrique Mazón
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