Era finales de 2016 cuando me surgió una bonita oportunidad. De esas que se dan pocas veces en la vida y sabes que no puedes rechazar.

La multinacional para la que trabajaba tenía localización en varias ciudades de Europa, América y Asia. En un momento dado surgió la posibilidad de trasladarme a una de ellas y no lo dudé ni un segundo. Tenía que cogerlo sí o sí.

¿Y cómo pasé de estar en una cómoda oficina en el centro de Madrid a ir a un lugar donde anochecía a las 3 de la tarde, no me podía comunicar con casi nadie y hacía un frío para echarse a temblar?

Te podría contar que fue iniciativa de los managers para fomentar la comunicación entre sedes o como programa de intercambio para aprender nosotros de ellos y ellos de nosotros. Pero no fue así.

Lo busqué yo solito, lo peleé y lo conseguí.

Aquel año los resultados acompañaban, y cuando tienes a la empresa contenta porque les estás haciendo ganar más pasta de lo habitual, es fácil pedir cosas.

De hecho fue mi mejor ejercicio de OSTC, con un resultado de 6 cifras. El primer semestre había sido impresionante así que consideré que era el momento idóneo para solicitar un traslado temporal.

Éramos un equipo joven, en torno a los 25 años de media, y teníamos ganas de marcha. La mayoría de chavales eran de Madrid, yo era de los pocos venidos del «pueblo». Eso no suponía ninguna barrera sino más bien todo lo contrario: no quería conformarme con lo conocido.

No me iba nada mal por aquel entonces. Llevaba un par de años conociendo la movida madrileña y me sentía como pez en el agua.

Trabajaba en pleno Velázquez así que imagínate las comodidades: se comía de cine y barato en los alrededores, bajaba a despejarme al retiro cuando la cabeza no daba para más y algunas noches de jueves y viernes se alargaban más de la cuenta sin necesidad de coger taxis ni irse a tomar por saco.

Aunque renunciaba a esos pequeños lujos no podía dejar pasar la ocasión. Me apetecía probar el reto, cambiar de aires y conocer nuevos lugares.

Se lo planteé a Nico para no ir solo, era el compañero con el que más congeniaba. Otro que venía del norte, de San Sebastián. Le encantó la idea y se animó a la aventura.

Una vez que aceptaron nuestra solicitud había que buscar destino. Podíamos ir a Swansea, la capital de Gales. Lo que pasa es que era más de lo mismo, un estilo de vida occidental en un país europeo. Ambos habíamos estado ya en la isla británica y nos sonaba familiar. No nos llamaba la atención.

Otra opción era Portugal. Sinceramente, para vivir una experiencia fuera y marchar a unos pocos cientos de kilómetros.. para eso nos quedábamos en casa. Queríamos algo más exótico.

Podíamos haber ido a la India, China o Rusia, pero no nos convencía. Demasiado lejos para una visita express. Sólo en el traslado ya íbamos a perder más de dos días completos. El cambio cultural tampoco nos llamaba la atención, podía ser demasiado chocante.

Tampoco veíamos un ocio nocturno atractivo, además de las dudas que generan la seguridad en estas ubicaciones. Ante cualquier problema preferíamos estar cerca de casa.

Los filtros iban acotando la búsqueda. En el mapa asomaba un país por explorar. Estaba en la Europa del este (poco más de 2 horas en avión), abierto al capitalismo y en pleno desarrollo económico.

El destino estaba decidido. Nos íbamos a Polonia.

El aterrizaje en Cracovia

Antes de ir con el Trading, debo decir que me sorprendió la capital polaca y sus alrededores.

Es una ciudad de tamaño medio. Está muy lejos de ser una gran urbe asfixiante, pero tampoco es un pueblo donde todos se conocen. Yo que vengo de Santander, otra villa asequible, me siento muy cómodo en estos ambientes.

Da gusto pasear por sus calles, parece que las hubieran estado limpiando poco antes de pasar por ahí. Además la mezcla de culturas en tan poco espacio es impresionante.

Por un lado está el barrio judío (Kazimierz) donde el suelo está adoquinado y los edificios son antiguos, muchos de ellos centenarios. Por otro lado está la parte moderna reconstruida tras la Segunda Guerra Mundial.

Si quieres saber más de esta época hay un museo donde se detalla la ocupación nazi y los tristes hechos ocurridos en el Gueto de Cracovia. Me impactó conocer de primera mano la cruel represión vivida en el conflicto. Es una de estas visitas de la que sales temblando y sin entender cómo se han podido llevar a cabo tantas calamidades mientras otros miraban hacia otro lado.

Un castillo en lo alto preside el centro de la ciudad, dándole un toque mágico y medieval. Este tipo de villas construidas alrededor de una fortaleza son fascinantes. Es lo que llamo la arquitectura militar: cuando se construía pensando en una defensa del territorio por las constantes invasiones.

Es una sensación maravillosa llegar arriba y ver la ciudad a tus pies. La mezcla de tradición, poderío, defensa, arquitectura, desarrollo urbano.. me tiene ganado. No llega al nivel del castillo más bonito del mundo, que es el de Edimburgo, pero tampoco se queda muy lejos.

Dando un paseo por la orilla del río Vistula

La plaza del mercado es otra de las perlas. Con coches de caballos señoriales llevando turistas arriba y abajo, varias líneas de tranvía conectando el centro con el extrarradio y las decenas de terrazas alrededor le da un ambiente multicultural difícil de ver en otros lugares, con tintes que van de lo soviético hasta lo andaluz.

Siendo el extraño en una sala de Trading

Retomo la estancia en Cracovia y lo hago contándote cómo fue el viaje. Habíamos aprovechado para desplazarnos en fin de semana y aterrizar tranquilamente en la ciudad antes de ir a trabajar. Así daba tiempo a habituarse al nuevo lugar, dar un paseo de reconocimiento para tener claras las distancias y ver dónde estaban situados los puntos más importantes. También hubo tiempo para los primeros escarceos nocturnos con la visita al Teatro Cubano.

Llegó el lunes y nos plantamos en la oficina. Habíamos cogido el apartamento relativamente cerca, así que no tardamos mucho en llegar.

El recibimiento fue correcto, pero tampoco sin estridencias. Ellos nunca habían tenido «visitantes» en su lugar de trabajo, por lo que se les notaba un tanto distantes.

En ese momento me pareció un poco frío y raro, pero ahora viéndolo con perspectiva entiendo lo que sucedió. Polonia es un país conservador y sus habitantes son muy tradicionales. Además sólo un pequeño porcentaje de la población habla inglés. La idea generalizada de que podrás comunicarte en el idioma británico en cualquier lugar no es cierta. Tampoco es un pueblo caracterizado por su apertura al mundo, sino más bien todo lo contrario.

También influye que la media de edad era superior a la nuestra. No es lo mismo la mentalidad de chavales menores de 30 años que hombres ya maduros cercanos a los 40. Nosotros íbamos con ganas de juerga y conocer nueva gente, mientras que su vida estaba asentada, con mujer e hijos según el caso.

Su primera reacción fue ponerse en guardia, pensaban que habíamos llegado para robarles el conocimiento y largarnos. ¿Sabes esa sensación cuando te sientes observado de reojo por el resto?

Allí éramos los intrusos, y no parecía que fuera a cambiar pronto.

El interrogatorio para extraer información

El objetivo del viaje no solo era pasarlo bien conociendo una cultura diferente, también estábamos obligados a salir de la zona de comfort con la operativa. Me motivaba ver cómo se desenvolvían en el mercado e intentar coger alguna que otra idea. Llegaba preparado para aprender el máximo.

Esperaba que fueran abiertos conmigo y me contasen sus experiencias, en qué productos estaban haciendo más dinero o dónde tenía que fijarme para no llevarme una buena leche del mercado.

Con lo que no contaba es que fuera a suceder justo lo contrario: ellos me iban a freír a preguntas. En cuanto cogieron un poco de confianza y vieron que era «inofensivo» se lanzaron a sonsacarme todo lo que pudieron.

En lugar de una sala de trading parecía un interrogatorio. Se plantaba un polaco a mi lado y después de fichar sin ninguna discreción los activos abiertos en pantalla y preguntarme por las estrategias y los distintos productos que utilizaba se largaba y venía otro. Fue un acoso y derribo puro y duro. Puedo decirte que apenas me dejaban tranquilo para la hora de comer. Me veían como una caja fuerte de información con patas y querían abrirla a toda costa.

Podía haber optado por escaquearme y dar largas, pero preferí ser honesto y responder con sinceridad. Me habían dejado entrar en su casa, qué menos que poner algo de amabilidad por mi parte.

Una vez que se dieron por satisfechos y vieron que no iban a sacar mucho más de mi, pararon el asedio. La relación se tranquilizó y se relajaron.

Había llegado mi turno.

Cómo hacían trading los polacos

Hasta ahora no te he contado el motivo por el que tanto ellos como nosotros teníamos esa ansia de conocimiento. La razón era una cuestión organizativa de la compañía, donde se pretendía conservar el «secreto profesional» de cada lugar. En este Post ya te hablé de ello y cómo en la división Iberia nos salimos de las reglas establecidas a pesar de los mandamases.

Daba igual que perteneciéramos al mismo grupo, cada sucursal se las apañaba como podía. De vez en cuando nos daban ránkings de cómo iban los demás, en qué productos hacían más dinero, en qué ciudad estaban los mejores traders.. pero nadie tenía contacto con el resto.

No era como una fábrica de coches en cadena, donde la fábrica de Alemania necesita piezas de la fábrica de China para ensamblar. Aquí cada uno iba por libre y nos teníamos que buscar la vida por nuestra cuenta.

En España sí nos comunicábamos entre la oficina de Sevilla y la de Madrid, pero no sabíamos nada del exterior. No había feedback y tampoco nos daban pistas sobre los patrones a seguir.

Teníamos dudas de cómo trabajaban en el resto del mundo. En ocasiones pedíamos información a Inglaterra, pero no soltaban prenda. El aislamiento generaba este misterio y por eso teníamos hambre de datos frescos relevantes cuando nos aceptaron el viaje.

Mi labor de investigación fue bastante más sutil. No tuve el valor de sentarme en su puesto codo con codo y empezar el cuestionario. Ni quería despertar sus alarmas ni tengo tanto morro. Tenía que buscar otra manera.

Supe que todos manejaban la misma información por cómo se comunicaban. Entre ellos hablaban polaco, y aunque es una lengua que no entiendo y nunca entenderé, me di cuenta que de vez en cuando saltaban las alarmas. Cuando ocurría algún evento que para ellos era importante las plataformas comenzaban a emitir alertas y sonidos a todo tren y ellos hablaban entre sí rápido y a voces, en un estado de alteración.

Si sólo uno, dos o tres traders hubieran gritado simultáneamente comentando la jugada hubiera sabido que trabajaban en equipos, diversificando los activos. Sin embargo era demasiado evidente que todos prestaban atención a los mismos productos en el mismo instante. Era el primer hilo del que tirar.

La mayor sorpresa fue descubrir que no éramos tan diferentes

Después de observar este comportamiento lo siguiente que hice fue acercarme amistosamente a Markus, el trader que se sentaba a mi lado. Las mesas estaban distribuidas en hileras con tres Trading Desk en cada una y daba la casualidad que uno de los puestos estaba vacío, por lo que sólo estábamos Markus y yo.

Al principio le preguntaba por aspectos banales, pero poco a poco fui sacando información. Sabía que tenía 1 mes por delante así que no me corría ninguna prisa.

Le iba tirando de la lengua y, aunque al principio le costaba, Markus cada vez se abría más. Al terminar la segunda semana ya me hacía una idea del estilo operativo que llevaban. No era necesario seguir forzando la máquina ni crear momentos incómodos.

Me resultó curioso cómo su metodología era bastante similar a la nuestra. Aunque había ciertos matices únicos – evidentemente era imposible replicar dos maneras de tradear separados a 4.000 kms de distancia – los fundamentos se mantenían. Te cuento alguno de los apuntes que tomé:

  • Su principal fuente de ingresos eran metales preciosos como Cobre o Platino que yo apenas tradeaba. Dedicí no intentarlo. No quería preguntar por los detalles (mejores vencimientos, horarios clave, calendario de expiry..) y además tenía suficiente con mi abanico de activos. No me hacía falta ampliarlo.
  • Daban mucha importancia a las estrategias de Trading de Spreads (Te hablé de ello en este post), moviéndose por la matriz con un volumen inasumible para nuestro método. No era una opción suya, la compañía les obligaba a seguir este tipo de operativa. Si quieres saber por qué te lo explico aquí.
  • Diversificaban con vencimientos back en activos exóticos como Lean Hog, Feder Cattle, Corn.. pero llevando muy poco volumen. Colocaban órdenes alejadas esperando un buen Fill, sin ninguna prisa por entrar. Mientras que yo apenas trabajaba 3 o 4 productos, ellos podían tener en pantalla entre 10 y 15.

En este último punto es donde aplicaban la estrategia de Reversión a la Media que enseño en mi Curso de Trading. Mientras que este sistema era el sustento de la división española, para ellos era residual. No le daban la importancia que, a mi juicio, se merecía.

¿No se lo habían enseñado, desconocían su potencial o no les dejaban salirse de lo establecido? A día de hoy sigo con la duda.

La revelación sobre la Gestión Monetaria

Hasta ahora puede parecer que sus procedimientos y los nuestros eran como la noche y el día. Utilizaban distintos activos, trabajaban otras estrategias y hasta los horarios eran diferentes.

Nada más lejos de la realidad. Había un aspecto básico donde seguíamos prácticamente las mismas reglas a rajatabla. Me refiero a la Gestión Monetaria.

Cuando cogí confianza con Markus me explicó cómo el manager asignaba el volumen que cada trader podía manejar y, sobre todo, los límites infranqueables. Alguna vez algún listillo se había creído por encima del resto dándole a la tecla más de lo que debía. El resultado fue una expulsión inmediata de la empresa.

Nuestra política era calcada. Nunca vi un despido por culpa de una falta grave de disciplina al romper las normas de gestión monetaria, pero porque nunca sucedió. Desde el minuto uno en que entramos nos dejaron bien claro que se podían tolerar muchas cosas, pero que jamás pasarían por alto llevar un lotaje superior al permitido.

La explicación era inamovible. Con que sólo un trader se atreva a llevar un volumen inadecuado la compañía se expone a la quiebra. Era una cuestión de respeto: saltarte una sencillas normas por avaricia o negligencia suponía poner en peligro los puestos de trabajo de tus propios compañeros, además del capital de la compañía. Quien no lo respete no merece seguir en el grupo.

Conclusiones y consejos profesionales

Escaparme a Polonia fue gratificante en varios aspectos. Desde un punto de vista profesional, personal y cultural. Ahí te lanzo mis reflexiones sobre aquella estancia alejado de casa.

Lo primero que voy a decirte es que si alguna vez tienes la oportunidad de salir al extranjero por trabajo, no dudes en hacerlo. Ya no sólo es por el cachondeo, salir un poco de la rutina y conocer otras culturas, lugares y personas.

También está la parte formativa. Aprender en tu campo vas a aprender, te lo garantizo. Lo quieras o no. Aunque a principio no te dejen – como me ocurrió a mi – o aunque no entiendas el idioma. Al pasar 8 horas al día viendo cómo otros se desempeñan se te quedarán muchas cosas grabadas.

Ten en cuenta que al regresar a casa con información que sólo tú tienes te hará sumar puntos respecto a un posible ascenso o subida de sueldo. Pasarás a ser «el que aprendió en XXXX a hacer XXXX».

Si tu empresa no tiene oficinas fuera lo que puedes hacer es buscar algún congreso relacionado con tu temática. Por ejemplo, si eres responsable de márketing en una empresa de bebidas azucaradas búscate algún evento donde acudan representantes de Coca-Cola o Pepsi, con charlas de reputados expertos en publicidad.

No es que te lo diga por decir, sino que yo mismo me lo aplico. Ahora mismo soy el jefe de trading y riesgos en una importante operadora de Gasoil a nivel nacional. Para el semestre que viene ya tengo reservada una salida a Londres a un foro sobre trading de Bio-Combustibles. Estoy seguro que ampliaré contactos, sacaré alguna relación que merezca la pena o incluso, quien sabe, si ahí me surge una interesante oportunidad laboral..

“No existe el buen trader que gestiona el riesgo, existen buenos gestores de riesgos que además son traders”

 

Como te he dicho no existía relación alguna entre los compañeros polacos y yo. Media Europa nos separaba, sin ningún contacto ni por e-mail ni por teléfono. Por supuesto, tampoco nada de palomas mensajeras 😉.

Por eso lo más sorprendente fue comprobar que hacíamos las cosas muy parecidas en algunos aspectos de la gestión. Las estrategias de entrada y salida a mercado no tenían nada que ver. Donde trabajábamos idéntico era en el manejo del Money Management.

Por aquellas todavía hacía alguna que otra locura con el volumen, y más de una galleta me he dado desde entonces por culpa de no cuidarlo esta disciplina como se merece. Por suerte cada vez son menos los golpes, y cuando llegan el impacto es irrelevante en el largo plazo.

Hace varios años que lo sé con certeza: es imposible batir al mercado sin ser estricto con la gestión monetaria. Los traders polacos que conocí lo tenían grabado a fuego. Por algo sería.

La frase que pongo en el último título me la dijo el gestor de un fondo de inversión en conversación privada. Un tío que en un año normalito se saca un bonus millonario. No lo olvidaré jamás.

Por eso en mi Curso Avanzado de Trading dedico un módulo en exclusiva a la Gestión Monetaria, acompañándolo con una calculadora de lotes que te servirá para toda la vida, con estos tres factores:

  1. El tamaño de tu cuenta
  2. El activo a tradear (divisas, índices o materias primas)
  3. El horizonte temporal de las operaciones.

¿Vas a ir a la guerra con un cuchillo mientras los rivales llevan artillería pesada? El margen de error es cero si quieres salir vivo del mercado. En tu mano está ser una máquina del Money Management o ser triturado por el mercado. Tu dinero lo merece.

Un fuerte abrazo y muy buen trading, sin importar dónde lo hagas 😉

Enrique Mazón

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