No fui un adolescente complicado.

Con la primera borrachera (y el disgusto que di a mis padres) aprendí que beber no era una broma. Desde entonces me lo dejé de tomar como un juego.

Aunque nada comparado con ver el coma etílico de un amigo. No que te lo cuenten, no. Verlo tú.

Cargar con su peso muerte inconsciente para subirlo a la ambulancia son experiencias que marcan y te hacen pensar. Por muchos 17 años que tengas y te creas el centro del mundo.

En los estudios me fue medianamente bien, sobre todo comparándome con el resto de la clase.

Nunca he sido un genio ni nada por el estilo, pero es que coincidí con unos piezas.. Dos compañeros pisaron la cárcel con menos de 30 años por asuntos de drogas.

De los 20 que éramos en el colegio sólo 3 pasamos al instituto. Y a la Universidad solamente fui yo.

A mi me parecía normal llegar a casa, hacer los deberes e ir a alguna extraescolar. Luego ya empecé con la bici y no había tiempo para más por la tarde. Llegar, comer y entrenar.

Los demás lo único que hacía era pasar la tarde en el parque con otros ni-nis mayores. Los que ya habían terminado la educación obligatoria y ni iban al instituto ni trabajaban.

Imagínate a qué se dedicaban.

Por aquella época era un loco del Racing. No me perdía ni un partido.

Me sé de memoria las alineaciones de los años 2.000. Regueiro, Garay, Nafti, Benayoun, Javi Guerrero, Jonathan Valle.. he disfrutado a muerte con esos jugadores. Tanto por las alegrías como por los disgustos que me han dado.

Al Racing le he visto ganar en el Bernabéu (2 veces) cuando parecía imposible lograrlo, en el Sardinero viví a unos pocos metros la última lesión de Ronaldo – el gordo – y he celebrado varias goleadas al Barça.

También he llorado totalmente desconsolado en dos ocasiones:

  1. Una vez de tristeza tras perder una semifinal de Copa del Rey en los últimos minutos contra el Getafe,
  2. Y otra de alegría tras conseguir la permanencia en el último minuto en 2006 contra Osasuna con gol de Antoñito, cuando ya nos veíamos en el infierno de segunda división.

Y además, qué narices, los cántabros podemos presumir de haber sido uno de los grandes de Europa: ganamos al Manchester City en casa y el PSG no pudo vencernos en París.

De aquella noche nos queda el Colsazo, con 5.000 verdiblancos animando en uno de los fondos del Parque de los Príncipes, después de habernos tirado todo el día viajando en coche hasta París.

El caso es que, no sé si empujado por el espíritu rebelde de la adolescencia, en aquella época era profundamente anti-madridista y anti-vasco.

Ahora reconozco que era puro complejo de inferioridad, como buen paletazo. Al verles superiores – que lo eran – me producían sentimiento de rechazo.

Fíjate lo absurdo del asunto, aunque no conocía a nadie de allí, no los soportaba. Para mí lo mejor del mundo era Santander y no había nada más allá.

Juraba a los cuatro vientos que jamás me iría a Madrid (era demasiado grande, fea y agobiante) y por supuesto no quería tener nada que ver con nadie del País Vasco. Esa región triste y a la que Franco supuestamente había favorecido.

Las vueltas que da la vida. Llevo ya 9 años años viviendo en la capital y ahora la veo como lo que es: una ciudad fascinante, dinámica, divertida.. La más excitante de nuestro país y uno de los lugares más agradables de Europa.

Donde se junta lo mejor de España queriendo salir adelante, tanto los del sur como los del norte, el este y el oeste. Se trabaja al más alto nivel, pero siempre hay sitio para una terraza con cerveza y tapa.

Y lo que muy pocos dicen: con una luz que no encuentras en ningún otro sitio. Si tuviera que definir Madrid con una palabra me quedaría con la luz.

Las contradicciones de adolescente no terminan ahí. Te he contado que no quería saber nada de Madrid, pero es que a los vascos no quería tocarlos ni con un palo.

Pues mira, la empresa para la que trabajo es vasca. De lo más Euskaldun que puede haber. Los barcos de Gasoil entran en el mismísimo puerto de Bilbao.

El ambiente que tenemos en la oficina es fantástico, y me encanta cómo se relacionan entre ellos con sus «cuadrillas». De hecho, me da envidia.

El Karma me la ha devuelto hasta en el campo amoroso. En mi vida sólo he tenido 3 novias serias: las dos primeras ex son madrileñas y la actual es vasca.

En toda la frente, Kike del pasado.

Supongo que te estarás preguntando por qué te cuento todo esto. Ya te anticipo que la temática del blog no ha cambiado a cómo era la adolescencia de los cántabros en la década de los 2.000.

No, no tiene nada que ver con un giro radical en la línea editorial.

Es porque en el Trading también he vivido cambios impensables hace unos pocos años. Paso a contártelos a partir de ahora.

La situación Karmática por la que me pasé al Swing Trading

Recuerdo mis inicios en bolsa y me doy vergüenza al volver la vista atrás. Al igual que me da vergüenza pensar en lo estúpido que era con esas fobias propias de un niñato inmaduro.

Mira, yo era de los que hacía intradía puro y duro y no me interesaba saber nada más.

Pensaba que lo que yo hacía era lo mejor, que el resto de traders o inversores no tenían ni idea. Era uno de esos capullos que miraba con aire de superioridad al resto, pensando:

«Si no hace Intradía es porque es un inútil que no gana un duro»

«Vaya pringado, trabajando en un curro de mierda cuando podía estar haciendo trading»

Y demás gilipolleces. Ese tipo de mierder era.

El tiempo pasa y te pone en tu sitio. Da igual que estés momentáneamente en lo alto de la pirámide. Si has subido sin humildad terminarás cayendo. Y cuanto más subas, mayor será la caída.

El motivo real de dedicarle un post completo a la operativa Swing es porque me apetecía excavar en mi yo del pasado para darle un par de collejas provenientes del futuro.

Ver cómo he pasado de despreciarlo a ser la única operativa que hago. Tanto en mi cuenta personal como en la Academia.

Y ya te anticipo que no habrá vuelta atrás.

Arrancamos.

Qué es el Swing Trading

Cuando hablo de Swing Trading me estoy refiriendo a la temporalidad en la que ejecutas tus operaciones.

Sólo es eso. No te compliques la vida con cosas que no merecen la pena ni permitas que otros te la compliquen.

Bien, sabemos que queremos llegar a Irún. Ya hemos puesto el mapa orientado en la dirección correcta en lugar de estar mirándolo al revés y no saber si nos dirigíamos hacia Santiago de Compostela o hacia Toledo.

Ahora es turno de ver cuál es el camino, y para eso tenemos distintas carreteras:

  • Del Scalping hablé largo y tendido en este post. Son operaciones de minutos o segundos. Es lo ideal para volverte loco y no querer saber nada del mercado nunca más.
  • En Intradía cierras todo antes de que termine la sesión. No dejas nada Overnight. La referencia es el gráfico de 15 / 30 minutos y da juego para sacar Profits de varias horas.
  • Swing es el time-frame intermedio.No te saldrán canas aguantando una posición y tampoco acabarás desquiciado mirando gráfico de 15 segundos. Juegas con las velas de 1 hora y 4 horas. Las trades se cierran el viernes para no llevar riesgo Over-Weekend.
  • En Largo Plazo las posiciones duran varios días. Da para sacar un par de trades al mes, no esperes mucho más.
  • Inversor es quien se sienta en su sofá a esperar años y y años y se olvida de los precios. Quizás mira el periódico una vez a la semana y poco más. La paciencia es la clave.

Estoy seguro que te has sentido identificado con alguna de las categorías.

Quizás te sientes a gusto con el Intradía o el Scalping, o prefieres quitarte de líos y eres inversor de largo plazo.

Tras haber dado muchas vueltas yo sólo hago Swing y en el siguiente apartado te voy a explicar por qué.

¿A quién le encaja el Swing Trading?

No te voy a decir alguna chorrada como «sólo puedes hacer Swing si tienes 5.235 euros en cuenta, haces el sistema de cruce de Ichimokus y tu grupo sanguíneo es cero negativo».

No, es mucho más fácil que todo eso. Sólo hay que pensar con sentido común.

Empiezo con cómo te ganas la vida.

Si trabajas a jornada completa es imposible hacer Scalping o Intradía.

O lo puedes hacer, pero estarás totalmente descentrado.

Perderás operaciones por no estar con los cinco sentidos en pantalla, gestionarás las posiciones mal.. además de que llegarán los errores en el trabajo.

No se puede estar en misa y replicando.

En tu entorno se van a dar cuenta del motivo por el que ya no eres el mismo y en cuanto falles un par de veces te van a echar a los leones.

Si quieres mantener tu puesto no es la mejor idea estar con los gráficos abiertos todo el día. Te puedes ver en menos de lo que canta un gallo en la calle, con una mano delante y otra detrás.

Definitivamente no es una buena opción.

Tampoco es la mejor opción si quieres disfrutar del tiempo que te has ganado.

Si eres de los afortunados ricos en tiempo (por ejemplo, ya estás jubilado) y quieres estar pendiente del mercado de vez en cuando no te recomiendo el Scalping.

De verdad, la vida consiste en muchas más cosas que encerrarse entre cuatro pantallas a ver subir y bajar la bolita.

Por lo tanto, para hacer Intradía y Scalping necesitas dos cosas:

  1. Tener mucho tiempo libre
  2. Querer dedicarle, como mínimo, 6 horas al día a estar delante de las pantallas.

Si no estás en ninguno de esos dos grupos nos quedan tres opciones: Swing, Largo Plazo e Inversión.

Empiezo por este último.

A la Inversión se le puede sacar muchísimo partido jugando bien tus cartas

Una de las grandes cagadas del sistema educativo es que, en los 10 años de Educación Obligatoria en España, no se da ni una pincelada sobre inversión.

Y ojo, que sólo te he hablado del tiempo que el Estado nos obliga a permanecer en las aulas. Pero también hay un bachillerato o formaciones profesionales donde no verás nada de nada.

Lo que es más triste es que ni en la Universidad te van a enseñar a invertir. Ni siquiera en las titulaciones de Economía o Empresas.

Luego salimos con 22 añitos al mundo real y llega el golpe de realidad. Los jóvenes tienen muchos títulos y resulta que no saben hacer ni la O con un canuto.

Tras este pequeño desahogo sobre la muy mejorable educación en España – tenía que hacerlo – voy con las ventajas e inconvenientes de la inversión.

Lo mejor de sentarse a esperar es que con una buena posición puedes multiplicar varias veces tus ahorros.

Peter Lynch en su libro crea el término «bagger» para referirse a las acciones que duplica, triplica, o hasta en ocasiones hace x 8 o x 15.

En el libro lo pinta muy fácil pero tiene truco: alguno de los valores tardó hasta 15 años en alcanzar el objetivo.

Ese es el gran inconveniente de la inversión: la duración.

Puede que algún día me decante por comprar acciones y sentarme a esperar, pero a día de hoy no estoy en ese mood. No he venido a la bolsa para aguantar una posición 20 años.

Para eso ya tengo mi casa, mi empresa o mi pareja.

Esas son «posiciones» que cuido todos los días porque en el largo plazo me van a dar un bienestar personal inigualable.

Lo que no voy a hacer es un trade en petróleo a ver si en la década que viene saco el Profit, cuando quizás el crudo ya haya dejado de utilizarse.

Por simple descarte hemos llegado a Swing y Largo Plazo

Sabiendo qué no queremos hacer llegamos a lo que sí queremos.

La diferencia entre estos dos estilos es muy pequeña:

  • En el Swing intento no llevar nada abierto al fin de semana
  • En el Largo Plazo cierro las posiciones antes de que termine el mes.

En ambos estilos vamos a pasar mucho más tiempo pensando la operación que dentro del mercado.

La reflexión es la parte más importante. No tiene nada que ver con el corto plazo.

Y si todavía quieres más motivos para pasarte al Swing sigue leyendo.

La realidad de por qué hago Swing Trading

Te podría contar alguna pastelada como que en un sueño se me apareció mi maestro fallecido diciéndome que debía hacer Swing y olvidarme del resto de disciplinas, y que desde entonces no lo dudé ni un segundo.

O, como dicen todos los fichajes del Madrid en la presentación: «desde niño supe que quería jugar en este club»

Queda muy bien de cara a la galería, pero no pretendo engañar a nadie.

Ha sido una decisión puramente egoísta. Sólo pensando en mi bienestar.

Por raro que suene en estos tiempos, de eso se trata. De saber qué te favorece más y apostarlo todo en esa dirección, en lugar de darte de cabezazos contra una pared hasta romperte la crisma.

Las tres razones por las que hago Swing son las siguientes:

#1. Los tres vistazos al día

Estaba aburrido de auto-esclavizarme.

Pensaba que estando enganchado a las pantallas en modo «MotoGP» iba a ganar más, que iba a tener a los clientes más contentos y que cuantas más horas echase mejor me iba a ir.

Todo lo contrario.

Mira, cuando te pasas de rosca sucede una especie de efecto rebote. Si tu punto de equilibrio son 4 horas de trabajo a full y todos los días le echas 10, al final tarde o temprano algo estallará dentro de ti.

O eso, o simplemente las 6 horas adicionales no están siendo productivas, no las estás aprovechando. Bien podrías estar dedicándolas a otras cosas en lugar de calentar la silla.

Se trata de llevar un equilibrio. Así es como las cosas funcionan.

O al menos como a mí me va mejor. Como te decía antes, pura comodidez.

Ahora mi rutina en bolsa la divido en estos tres puntos claves de la jornada:

  • Vistazo al despertar, entre las 8 y las 9 de la mañana. Con la apertura europea.
  • Vistazo a mediodía, sobre las 2 / 2 y media de la tarde. En plena apertura americana.
  • Vistazo a las 5:30 / 6. Última toma de decisión con el cierre europeo.

Y así hasta el día siguiente.

Los viernes prefiero evitar la última revisión y terminar con el de mediodía para comer tranquilo y sabiendo que el trabajo de la semana ya está hecho.

Lo que ya nunca hago es intentar solucionar la semana un viernes por la tarde.

Antes sí era de los tontos que se quedaba pringando. Y sólo me ha traído disgustos.

A esas horas no hay volumen, los operadores institucionales ya están de fin de semana, tus amigos de cervezas.. y tú eres el bobo que está esperando el movimiento mágico para forrarte.

Siempre sale mal, y no hay nada que más fastidioso que irte de fin de semana con la sensación de haber perdido el tiempo y también haber palmado pasta.

Con este método de los 3 vistazos  he conseguido no dedicarle más de dos horas al día.

Al final macho, o te organizas bien, o la vida se te va en menos que canta un gallo.

Y otra cosa no, pero yo tengo muy claro que la bolsa está muy bien y si puedo ganar pasta con ella mejor que mejor, pero se acabó estar desquiciado y tirarse de los pelos por no haber pillado un movimiento.

En resumen, al amanecer me hago una idea de dónde está el mercado. Si se puede hacer algo, lo hago. Si no, no pasa nada, me activo para más tarde.

A mediodía es cuando más movimiento suele haber. Los americanos han llegado a la oficina y están deseando darle a la tecla. La mayoría de oportunidades aparecen aquí.

A las 6 plegar velas y a otra cosa. Bicicleta, paseo con el perro, clasecita de yoga o llevarme a mi chica a donde nos apetezca. Que la vida son dos días y uno lo pasamos durmiendo.

#2. Sigo manteniendo la tensión del mercado.

Hace poco conocí a una chica que se dedicaba a la integración social. Trabajaba con personas desfavorecidas: inmigrantes ilegales, mujeres maltratadas o toxicómanos.

Centrándonos en los drogadictos, me dijo que no entendía cómo nadie podía caer tan bajo. Estaba convencida que dejarlo eran tan fácil como poner voluntad para conseguirlo. Y no le quito la razón, ojo.

Entonces le pregunté:

– Oye, ¿y tú fumas?

– Si, soy fumadora habitual.

– Entonces esa poca empatía que tienes contra los drogadictos también te la podrías aplicar a ti misma.

– Ya, pero no es lo mismo.

– ¿Y por qué no lo dejas si sabes que es malo?

– No lo sé. Por tonta, la verdad.

– No te diferencias tanto de quienes toman drogas duras. Dependes de una sustancia para cubrir una carencia. Y no lo dejas porque no tienes la capacidad de hacerlo.

Ahí Belén no supo qué contestar.

Me dijo que tenía razón y, sinceramente, creo que se quedó pensando. A los meses me la volví a encontrar y me comentó que desde nuestra conversación había dejado de juzgar a los consumidores de drogas.

Y, por supuesto, tampoco había dejado de fumar.

Bueno, tampoco quiero profundizar sobre las drogas que se inyectan en vena. Ni sé cómo funcionan ni me interesa descubrirlo de primera mano.

Lo que sí se cómo funciona es el trading. Y sé que lleva un componente adictivo.

Como la pizza del Telepi, no sé qué le echarán pero llevo enganchado a ella desde que tenía 15 años.

Llámale tensión, adicción, adrenalina.. como quieras. Pero tener dinero en juego y ver el P&L subir y bajar genera en el cuerpo las mismas sensaciones que una droga. Y una vez que lo has probado.. es muy difícil dejarlo.

Con el Swing consigo el equilibrio perfecto. Mato el gusanillo pero con moderación, sin pasarme de rosca. Casi siempre tengo alguna posición abierta u orden pendiente para entrar, y con eso es suficiente.

#3. Gano lo mismo.. o más. Y no sólo dinero

Antes te comentaba que uno de mis errores era pensar que, cuanto más tiempo dedicara a la bolsa, más ganaría.

Craso error.

En ocasiones ha sido así, pero sólo han sido engaños. Lo que el mercado me daba en esos minutos de descuento luego me lo quitaba con creces.

He leído algunos estudios sobre productividad en los que defienden que hacemos la mayoría de tareas importantes el día solamente en 3 horas.

El resto podríamos considerarlo rutina, tiempo no creativo, donde no estás generando valor.

No sé si será exactamente esas cantidades, pero tampoco deben estar muy desacertadas.

La curva de productividad suele ser algo así:

A partir de cierto tiempo de trabajo produces menos. Es inevitable.

En bolsa esto se traduce en pérdidas. Cuando no hay claridad de ideas llegan los errores. Y siempre se pagan caros.

Mira, cuando hacía intradía puse una norma: no más de 3 trades por sesión. Había detectado que en la cuarta operación ya no estaba pleno de facultades. Las grandes cagadas venían en esos momentos,  cuando había hecho 7 u 8.. una burrada.

No compensaba seguir dándole al botón. Si a las 12 de la mañana ya tenía dos profits era preferible cerrar y tomarse la tarde libre. Me lo había ganado.

¿No has escuchado el dicho «la avaricia rompe el saco»? Por algo es.

También me refiero a lo que gané alejándome de las pantallas. Es que he sido muy tonto.

He tenido follones en casa por no administrar bien el tiempo y dejar de hacer cosas con mi novia. A veces también he pagado injustamente malas trades con ella, he cambiado tiempo de ocio o hacer deporte agobiado pendiente del mercado.. un desastre absoluto.

Incluso hasta una vez cancelé una cena con unos amigos por culpa de varias posiciones abiertas que me tenían atrapado. Cuando me quise dar cuenta ya era la hora a la que habíamos quedado y me estaban esperando. Tuve que llamar avergonzado para pedirles perdón porque no me daba tiempo a llegar.

Respecto a estos comportamientos lamentables: Nunca Mais.

#4. Los clientes lo prefieren

Te voy a confesar un secreto de la Academia, algo que nunca he desvelado: el motivo por el que más veces se han quejado del servicio.

No es por la teoría, puesto que el sistema se entiende a la perfección.

Tampoco por las tutorías, ya que es donde más avanzamos sentándonos uno delante del otro y analizando los puntos fuertes y los errores cometidos.

El grueso de las quejas han sido por culpa del intradía. Ni una, ni dos, ni tres veces. Muchas más. Quejas como éstas:

  • «No me ha dado tiempo a coger la operación»
  • «Cuando lo he visto el mercado ya se había girado»
  • «Estaba haciendo otras cosas y he llegado tarde»

Y lo entiendo. Quien está en una reunión no se va a poner a mirar el móvil a ver si ha entrado una nueva señal. O si estás haciendo la comida. O si estás con tu mujer en un momento íntimo daría mucho bajón que dejaras de hacer lo que estés haciendo para colocar una orden.

Vamos, si lo haces tendrías merecido el divorcio.

Es insano estar pendiente del Whatsapp 8 horas. Un coñazo puro y duro.

Con los tres vistazos los clientes saben cuándo hay que estar pendiente. A primera hora, a mediodía y al cierre llegarán las novedades.

Ni a las 11 de la mañana ni a las 8 de la tarde van a recibir una notificación tocándole las narices con el pesado de las señales.

Y ojo que me estoy planteando reducirlo a sólo una notificación al día. Creo que incluso subirá el nivel de satisfacción. Más previsible, menos stress para el cliente. Todos ganamos.

El cambio lo hice por mi, pero también por mis clientes. Ellos están más contentos y yo estoy más contento.

No puedo pedir más.

¿Te animas a empezar con el Swing Trading?

Al final resulta que me voy a volver un cambia-vidas con lo bien que te lo he pintado.

Que si echar tres vistazos al día es suficiente, que si vas a ganar más que haciendo scalping, que si no se qué curva de productividad para aportar credibilidad.. Sólo ha faltado venderte la rubia, el ferrari y el mojito en la playa mientras en la otra mano tecleas la cantidad de dólares a ganar en el siguiente movimiento.

No es tan fácil. Se pueden ganar unas perrillas pero lo de dejar el trabajo.. como que no.

Al menos no de un día para otro.

Lo de decir que mandes al carajo a tu jefe que lo hagan otros. Y luego que lo carguen en su conciencia cuando les llegue un padre de familia diciendo que siguió sus consejos y ahora tiene que ir al comedor social para alimentar a sus hijos.

¿Puedes tener unos ingresos extras? Evidentemente sí, pero no nos vamos a flipar. Por favor, seamos realistas.

Necesitarás una estrategia. Un sistema. Una hoja de ruta.

O alguien que ya lo haga y de quien puedas aprender. O a quien quieras seguir.

Es lo que encontrarás si quieres recibir mis señales. En este enlace:

 

Señales Swing directamente a tu móvil. 3 veces al día

 

No pierdes nada por probar. Y decidir si sigues con el Intradía, te pasas al Swing o te olvidas del mercado y te dedicas a pastar ovejas, que tampoco es mala opción.

El Swing es para quien no tiene tiempo, o para quien teniéndolo prefiere dedicarlo a otras cosas en lugar de estar todo el día encerrado entre cuatro paredes con fluorescentes mirando un par de monitores donde hay cientos de activos fluctuando.

A mi me parece el plan perfecto, pero eso ya lo decides tú.

Un fuerte abrazo y que el Swing Trading te acompañe 😉

Enrique Mazón

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